Luis Miguel es parte de nuestro ADN
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Cada capítulo de este diario alberga una historia totalmente diferente; Luis Miguel no ha llegado a nuestras vidas de igual manera ni al mismo tiempo, pero sí está más que claro que desde ese preciso momento en que nos dejamos hechizar por su voz y encanto, forjamos un lazo que nos unió para siempre.
Inmediatamente su voz echó raíces, convirtiéndose en nuestra eterna y fiel compañera, aquella pieza fundamental que nos garantiza esa cuota de felicidad diaria que necesitamos. Por esta simple y poderosa razón esperamos sus trabajos discográficos con tanta ilusión y ansia, porque son nuestro nuevo pase a un torrente de sensaciones que nos permite levitar estando con los pies en tierra firme. Precisamente ahora estamos atravesando ese tiempo en el que maquinamos cuales serán esas melodías y letras que tendrán el honor de que su voz las enlace. A pesar de que nuestras expectativas respecto a esas canciones a estrenar escapan a lo racional, Luis Miguel siempre se encarga de superarlas estrepitosamente. Estamos deseosos -creo no equivocarme al hablar en plural- de hacer propias las historias que narrarán esas composiciones, porque seguramente nos remitirán a alguna experiencia similar en nuestras vidas. En conclusión, estamos en la dulce y expectante espera por conocer esa fecha probable de lanzamiento al mercado mundial del nuevo CD de Luis Miguel.
Cada disco es un nuevo hijo para la carrera de un artista, es ese proyecto por el que ha trabajado durante meses para imprimirle lo mejor de sí, porque sabe -al menos en nuestro caso en particular- que será el flamante portador de otra pequeña dosis de ese exclusivo elixir capaz de transportarnos al edén.
“Miky… mis manos están más que preparadas para cobijar ese nuevo material, y mi corazón comienza a sobresaltarse de sólo imaginar en ese primer contacto”.
Mientras contamos los días, las horas y los minutos que nos separan de este gran acontecimiento, ¿Qué les parece si conocemos la historia que tengo para presentarles hoy?; disfrutémosla juntos:
Quien diga que lo que sucede en la vida de un niño de 4 años difícilmente pueda recordarse en el
futuro se equivoca, les digo con propiedad que eso es completamente falso. Para mi fortuna, mi memoria atesora muchos acontecimientos ocurridos en mis primeros años de vida.
Aunque tengo muy en claro que todos nacemos con nuestra propia información genética, considero que mi caso es materia de estudio para la ciencia porque, hasta los 4 años, no se desarrolló en mi ADN uno de mis genes, el cual despertó cuando mis oídos escucharon por primera vez una bella voz. Ese gen lo bauticé como Luis Miguel y desde ese día ha sido parte vital de mi vida, esa que me estaba faltando para mi completo desarrollo. ¿Suena loco? puede ser! Pero así lo sentí.
Mi nombre es Valeria, tengo 24 años, y soy de la bella, larga y angosta faja de tierra llamada Chile. Mi historia como fan de Luis Miguel es un cuento de nunca acabar, por lo que intentaré ser breve y contar algunos de los momentos que han marcado mi vida.
Recuerdo muy claramente cuando mi mamá escuchaba una y otra vez “Romance” -uno de los pocos cassettes originales que teníamos-, y que “Usted” era una de sus canciones preferidas. Siempre pensé que esto era algo personal, pero no, resultó ser la canción que le recordaba a una amiga muy querida de ella porque su hijo tenía un romance con una mujer mayor que, para su mala suerte, le hacía atravesar las mil penurias y desgracias al pobre enamorado. En fin, los temas de Luis Miguel están hechos para toda ocasión.
En mi ciudad natal, Arica, existía un canal de TV donde todas las tardes pasaban videos musicales de artistas y grupos nacionales e internacionales. Con los videoclips, “Cuando calienta el sol y La incondicional“, mis ojos de infante se maravillaron por primera vez, esos eran mis favoritos hasta ese momento. Desde ese instante me enamoré, no me importó si él tenía 26 y yo 6, lo amé igual!
Poco a poco Luis Miguel siguió presente en mi vida ya que mis hermanos mayores también disfrutaban de sus canciones-agradezco de corazón vivir en una familia que goza de la buena música. Como hombres que son, no escuchaban a su artista continuamente, mientras que yo no me cansaba de oírlo. Su música siempre estuvo en mi hogar y en mi entorno, por lo que era casi imposible no hacerme mega fan. Era consciente que podía expresar mis gustos musicales sin ser criticada sino más bien apoyada. Cantar las canciones de Luis Miguel a coro con mis hermanos mientras viajamos y a máximo volumen, o escuchar a mi madre decir: “Vale, pon un CD de Luismi -las antiguas son las que me gustan”, es algo impagable!
Mi madre es la que siempre me apoya en mis locuras más divinas. Amo que cada mañana me despierte y lo haga de tal manera para que no me levante con mal humor, ¿cómo?, con canciones de Luis Miguel, prácticamente coloca el equipo de sonido en mi cabeza y eso me hace feliz y a ella también.
Creciendo me di cuenta que mis gustos eran completamente diferentes a los de las niñas de mi edad, pensar en que les gustara Luis Miguel era algo casi enfermo para ellas. En mi caso era algo normal cantar canciones de Nicola Di Bari, Salvatore Adamo, Nino Bravo, Los Iracundos, Pandora, Pimpinela, Mocedades, Antonio Aguilar, José Luis Perales…artistas que sólo y con mucha suerte escuchaban sus papás. Sí, claro que tuve algunos gustos modernos, pero quedaron en mi infancia y adolescencia, nada comparado a mi historia junto a Luis Miguel.
Con la llegada de los conciertos televisados a Chile y sus visitas a los programas de TV, la sensación de tenerlo un poquito más cerca fue indescriptible; mientras más crecía más me interesaba saber de su mundo. Cual niño de 7 años mirando horas tras horas Mickey Mouse, me la pasaba viendo una y otra vez los shows que grababan mis hermanos en VHS, pero este era otro Miky y les juro que no me aburría ni un sólo segundo.
Otro capítulo aparte fue la llegada de Internet a mi vida. En el año 2005 tuve por primera vez una computadora e Internet, y recuerdo un día en el que mi hermano me habló por chat y me dijo: “Vale, te mandé un link, revisa”. Era de un sitio llamado Youtube en el que me deleité con un video de Luis Miguel de cuando era un adolescente. Quedé extasiada al ver tal invento, gracias a ese portal de videos me he sentido partícipe de acontecimientos que tienen de protagonista a Luis Miguel cuando ni siquiera yo había nacido -les cuento que los miré tantas veces que me parece hasta haberlos vivido.
En esa época estaba en mi casa el VHS del “Tour 33” -dicho sea de paso es uno de mis conciertos favoritos-, el que veía mil veces y mientras lo hacía me repetía: “Algún día estarás ahí Vale, algún día…”
El mismo año mi hermano mayor tuvo la gran idea de que asistiéramos al Tour “México en la Piel” en la Quinta Vergara, en Viña del Mar, y compró tickets para galerías, quedando de esta manera todo listo para mi primer concierto. Al asistir me di cuenta que la mayoría de las fans estaban en los treinta y tantos años mientras que yo sólo tenía 16!
Fue una experiencia casi religiosa, una especie de encuentro del tercer tipo porque para mí Luis Miguel no es de este mundo. Sólo Dios sabe cuánto grité y me emocioné.
Mi segundo Tour fue “Labios de Miel”, año 2010, al cual asistí con mi otro hermano, concierto glorioso porque pude verlo muy cerca, aunque no tanto como hubiera querido.
En el año 2011, no recuerdo el día pero sí que era en la hora del almuerzo, estaba la Alcaldesa de Viña del Mar anunciando el plato fuerte del Festival 2012, y por bromear dije “Viene Luismi”; al bajar la mirada a mi almuerzo ella lo anuncia con bombos y platillos con sus canciones de fondo. Casi me muero, mi corazón se disparó y mi celular no paró de sonar porque mis conocidos me informaban la noticia. Otra vez conté con la complicidad de uno de mis hermanos que salió de su trabajo para poder comprar las entradas, las que estaban a punto de agotarse y desde Internet no había mucho éxito.
En esta oportunidad asistí a Viña con mi hermano, mi cuñada y mi madre, la que literalmente quedó en shock porque era el primer artista de importancia mundial que veía. Era un sueño cumplido verlo cantar en el escenario de la Quinta Vergara, y mucho más ser testigo de que le entregaran un premio inédito.
En mayo del 2012 llega un mensaje a mi celular de una prima, la que me informó sobre la venta de entradas para ver a Luis Miguel en Noviembre, ¡Otra vez morí de emoción!
Con boleto en mano asistí a mi 4to concierto en compañía de mi novio, el que de paso reconoció su talento como jamás pensé que lo haría.
Ese año fue para el recuerdo porque conocí gente realmente bella y valiosa con la cual compartir la misma pasión, con los que al momento de hablar reconozco que son los mismos temas y no me critican por mis gustos. Debo confesarles que he tenido que lidiar con gente que odia a Luis Miguel y soportar sus típicas críticas respecto a su edad, personalidad y físico. Créanme que no pierdo mi valioso tiempo en explicarles nada, sólo un fan sabe cómo es verdaderamente su artista y esa preciada información prefiero comentarla con gente que demuestra el respeto por las personas que lo siguen y que lo aman por sobre todas las cosas.
No tendré la edad de la mayoría de sus más fieles seguidoras pero, con todo el respeto que se merecen, soy una fan que vive y muere por su artista, que no tuvo la suerte de seguirlo desde sus inicios pero que vibra como si lo siguiera de toda la vida. Siempre me pregunto, ¿Qué sentirá Luis Miguel al saber que, como en mi caso, existen fans de mi edad, y más jóvenes aún, que adoran su música y que dan todo por tener la oportunidad de verlo, tocarlo o simplemente oír su bella voz?
Luis Miguel y sus canciones han hecho que mi corta vida sea diferente a la de otros jóvenes de mi edad, diferencia que me hace sentir muy privilegiada. No cualquiera puede decir “Soy fan del mejor cantante del mundo”, y el pertenecer a este selecto grupo de admiradores me ha colmado de felicidad. “Luis Miguel… Eres para mí como es el Sol para este mundo, mi forma de vivir, mi principio y fin amor, pasión, locura desatada…”
¿Qué desde cuándo me gusta Luis Miguel? No lo sé pero imagino que desde siempre, que viene incorporado en mi ADN.
Valeria Adasme Cordero