Mi gloria eres tú

Maria Eugenia Cabral
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21 de Agosto de 2012

Es algo extraordinario constatar, con cada una de las vivencias que voy recibiendo, que nuestras historias como fans son muy similares. No sólo en cuanto a las historias concordamos, sino a nuestra peculiar manera de sentir y de vivir la vida. Esto es algo que también se lo atribuyo a Luis Miguel, pues tal parece que hubiese tallado nuestras almas cual artesano, valiéndose de su voz para llevar a cabo tremenda obra de arte. Esta circunstancia nos lleva a experimentar una conexión entre nosotros inexplicable, capaz de refutar cualquier argumento lógico.

Todos vivimos esta pasión de igual manera y nos caracterizamos por gozar de esa dosis extra de sensibilidad, que hemos ido adquiriendo con los años, gracias a nuestro gran maestro.

Coincidirán conmigo, al finalizar la lectura del relato de hoy, en que da la sensación de que es nuestra historia contada por otra persona, en este caso, Mayi.

Los invito a conocerla:

Para una fan hablar de Luis Miguel es una dicha y un orgullo inmenso, más aun cuando se comparten momentos tan mágicos como los que sólo él puede crear en nuestro ser. Inmediatamente mil recuerdos llegaron a mi cabeza y vagando por aquel archivo mental, jamás olvidaré aquel día cuando lo vi por primera vez, después de 30 años ese sentimiento que surgió siendo una niña se ha mantenido y crece día a día. Ahora me encuentro aquí plasmando lo que este hombre maravilloso causó y seguirá provocando en mí, es por eso que con estas líneas quiero compartirles esta linda historia de amor incondicional.

Cuando lo vi por primera vez, en el programa de televisión “Siempre en Domingo” en el año 1982, tenía 5 años y a pesar de mi corta edad puedo decir con seguridad que me enamore a primera vista! Sí, definitivamente se convirtió en una de las personas más importantes de mi vida, Luis Miguel, mi Sol…

En uno de mis cumpleaños mi papá me regaló el L.P. “Directo al Corazón”, fue el primero,  para dar inicio a mi colección y así disfrutar cada día de su maravillosa voz; desde ahí en cada cumpleaños recibía un L.P. de él (lo cual agradezco enormemente a papá). Cada canción me hacia crear una y mil fantasías, vivía soñando que algún día lo vería en persona, que estaría en un concierto y que podría tocarlo, igual que en el primer sueño que tuve, el que fue tan real que aún lo recuerdo como si lo hubiera soñado ayer: cantaba “Palabra de Honor” y era un salón donde el escenario daba vueltas muy lentamente, me acercaba a él y le decía que lo amaba, lo cual provocó que en repetidas noches tuviera ese mismo sueño.

Conforme fui creciendo, mi admiración y pasión por Luis Miguel también lo hicieron, comencé a juntar miles de revistas, posters, fotos, los cuales están en álbumes que me fueron regalados, que por cierto son muy originales. Me pasaba días y horas frente al televisor para grabar cualquier cosa que saliera de él, incluso uno que otro comercial, trataba de saber lo que más pudiera de su vida, es que es imposible dejar de lado el éxtasis que provoca con esa elegancia incomparable, sus hermosos ojos verdes, sus manos, su sonrisa y su voz.

Cada día soñaba con poder asistir a uno de sus conciertos y no dejaba de imaginar qué haría si estuviera ahí, qué le gritaría, quizás lloraría de tanta emoción pues sólo de verlo en una pantalla de TV, en el único concierto que tenia, “20 años”, y el cual me sabía de memoria, mis lágrimas surgían al pensar que aún no había tenido la fortuna de disfrutar de un regalo tan privilegiado.

En 1995, año en que saca a la venta el CD “El Concierto”, lanza nueva gira y yo sin haberlo visto en vivo. Un día, sin embargo, una de las hermanas de mi mamá (mi tía Mary, a quien le agradezco infinitamente) hizo realidad mi sueño, me regaló un boleto para verlo en el Auditorio Nacional. Estaba que no cabía de alegría, luego de tanta espera el amor de mi vida, Luis Miguel, cantando para mí –imaginaba–

Llegó ese día tan deseado y aunque no estuve en la primera fila (fue como en la fila 15) para mí fue más que excelente, se podía ver bien el escenario y los instrumentos. Aún recuerdo el aroma de ese gran auditorio, me sentía muy nerviosa y súper ansiosa de verlo. Cuando se apagaron las luces y se escuchó la música me quedé como paralizada, no pude moverme de mi asiento. Mientras miraba a todos lados, para ver por dónde aparecería, me percaté que justo en medio del escenario había un lugar por el cual salía humo y de repente, entre la bocanada y la poca luz que había, divisé su cabello, el cual brillaba con la luces del escenario. Él salió poco a poco de ese espacio, ahí fue donde pegué semejante grito que seguramente mi Sol adorado lo escucho, sí, seguro que así fue. Cómo explicar lo que sentí al verlo, al escucharlo cantar, se veía impecable, fue como una electricidad que recorría todo mi cuerpo. Recuerdo que lloré de tanta emoción, no podía evitarlo, realmente fue la experiencia más maravillosa que haya vivido, no me la creía estar justo ahí en el concierto más anhelado de mi vida. Esa noche confirmé que lo seguiría siempre, que no dejaría de gustarme y mucho menos de disfrutar todo lo que él nos brindaba en cada disco, en cada presentación.

En ese mismo año estando en casa ojeando una revista, que se llamaba “Notitas Musicales”, en la que había una sección de clubes de fans vi uno de Luis Miguel, con un entusiasmo a más no poder tomé los datos y así fue como conocí a Soledad Espinosa presidenta del “Fans Club Las Jarochas Apoyando a Luis Miguel”. Sin duda tuve mucha suerte al haber entrado a ese maravilloso Club porque además de conocer a Soledad, quien convivió mucho con él, tuve la oportunidad de hacer mi sueño realidad.

Corría Octubre del ‘97, era un día normal para mí con la única diferencia de tener la esperanza de que sonara el teléfono (Luis Miguel se estaba presentando en el Auditorio Nacional) y recibir esa llamada tan anhelada. Por la tarde, envuelta en millones de cosas por hacer, por fin sonó el teléfono, era la Presidenta del Club quien me dijo “Hoy veras a Luis Miguel, nos vemos en el Auditorio”, en realidad no sé si dijo más, pero con seguridad recuerdo esas palabras ¡cómo olvidarlo!

Estaba muy nerviosa ya que era el primer concierto con el Club de Fans. Al entrar a ese gran recinto por la puerta de los lugares preferenciales empecé a bajar y bajar, pues la persona que llevaba mi boleto iba delante de mí, yo ni siquiera había visto que asiento me había tocado. Antes de cruzar las primeras filas me detuve pensando que se había equivocado y luego tendríamos que regresar, pero no fue así, ella me hizo señas para que caminara hacia donde se encontraba y me di cuenta que estaba justo frente al escenario sin nada de gente delante de mí, y por unos segundos imagine que sería una velada mágica y especial en la que solo estaríamos él y yo.

Ya en mi lugar poco a poco fueron llegando más integrantes del Club y, entre la plática e intercambio de emociones, por un momento recordé mi primer concierto y pensé que nada lo igualaría (por ser el primero). Estando en mi viaje mental, tan desprevenida, el estruendo de gritos me hicieron saber que el concierto iba a empezar ¡qué deleite saber que estaba justo ahí en primera fila! De pronto Luis Miguel salió, y cuando bajó de esa rampa lo tenía en frente y nuevamente sentí correr dentro de mí esa especie de electricidad. Era tanta mi alegría que lloré intensamente y sin control, mi cuerpo temblaba parejito, la piel se me erizó y le pedí a Dios que no me desmayara y que me permitiera disfrutar de todo él. Para ese entonces sabia que todo mi ser había sido nuevamente deslumbrado con su presencia, es que esa pasión con la que canta no se compara con nada ¡qué manera de cantar!

Qué bella sensación es ver lo que causa en cada persona, no sólo en las chicas, me refiero también a niñas, niños, personas de la tercera edad coreando y por qué no, gritando. Al pasar los minutos se vino una ola de mujeres que me llevaron hacia la orilla del escenario, traté de quedarme en mi lugar pero fue imposible, algo me decía que tenía que correr con ellas y sí, ya estaba ahí parada, lo tenía tan cerca! me estiré y toque su mano! bendito momento.

Jamás olvidaré que salí más eufórica que nunca. Cuando llegué a casa les conté a mis papas y a mis hermanas llorando, no quería lavarme la mano, ese concierto lo viví y lo recuerdo perfectamente, sin dudas ha marcado más mi vida con Luis Miguel, por ahora mi sueño se había cumplido.

Así pasaron muchas giras y entrega de reconocimientos, entre ellos puedo nombrar uno muy especial, el cual le dio un nuevo toque a mi existir: “El mayor número de funciones realizadas en una misma temporada en el Auditorio Nacional, 25 shows consecutivos de su Tour 33”. Este en particular guarda un recuerdo inmenso en mi memoria y en mi corazón, resulta que después de dar las gracias a la gente del Auditorio, a la prensa y sobre todo a sus fans, momento en que todas entramos en la locura total, él nos mira y para sorpresa de todos se baja del estrado para saludarnos! Obvio que esto nos tomó desprevenidos a todos los presentes. Cuando llegó mi momento le tomé la mano fuerte, lo mire a los ojos y le dije: “Luis Miguel te amo, te amo” Él me sonrió, guiñó el ojo y dijo “Gracias, yo también”, entonces mi corazón latió más que nunca y el mundo se detuvo por un momento. Cuando logré reaccionar vi que se iba y no pude evitar ese sentimiento de no querer que se alejara, quise seguirlo pero la gente de seguridad me detuvo (casi me cargan), volví a gritarle “Micky” mientras mis ojos se llenaron de lágrimas y en mi piel se había quedado su fresco aroma. Ahora sí mi sueño se había cumplido.

El haber estado en el Club me colmó de momentos inolvidables, como cuando nos pasábamos horas a la entrada del hotel donde se hospedaba, le gritábamos, inventábamos porras y la prensa nos tomaba fotos, o cuando justo antes de empezar el concierto corríamos al Auditorio para verlo llegar y al término del concierto lo esperábamos afuera y de nuevo en el hotel. Cómo olvidar la vez que corrimos detrás de su camioneta en plena avenida Puente de Alvarado y Reforma, recuerdo que corrí tan rápido como pude y vaya que valió la pena, ya que prendieron la luz de la camioneta y pude ver que nos decía adiós con la mano. Ó que tal cuando estuve en la presentación del CD “México en la Piel”, esa vez íbamos con playeras rojas y él preguntó “¿Dónde están mis chicas de rojo?” Ah vaya locura!!

Pero la que sí estuvo de chifladura fue cuando nos fuimos al aeropuerto de Toluca para despedirlo y no llevábamos dinero para regresarnos.

Hay tantas anécdotas por contar pero más aún tanto agradecimiento con Soledad, y sobre todo con Luis Miguel porque es un gran ser humano con mucha sensibilidad y romanticismo, que al escucharlo hace que el tiempo se detenga. Admiro esa disciplina consigo mismo, la cual lo ha llevado a lograr ese éxito indiscutible a nivel internacional. Micky es el culpable de dejarme sin aliento, de darle color y un sentido a la vida más intenso, irradia luz con su presencia, es pasión, delirio y su música me llena de brío. Todos los días lo escucho, es como una adicción, una energía pura, siempre hay una canción que me hace sentir bien y durante todo este tiempo ha sido parte fundamental en todo momento.

En el transcurso de mi vida he conocido mucha gente, algunos me han hecho enojar con ciertos comentarios, pues me costaba mucho comprender que no tenían ese gusto por él, sin embargo, la suerte siempre estuvo a mi favor ya que a la mayoría de mis amigos les gustaba o terminaban contagiados con mi locura y admiración, porque es tanto lo que nos da Luis Miguel, que cada fan lo transmite. Agradezco a mi familia quienes han sido mis cómplices, a mi gran amor Savick, quien me acompaña a mis conciertos, escucha mis platicas y anécdotas, me ayuda en el crecimiento de mi colección, pero más aún por su gran amor y comprensión (porque como muchas saben existen personitas a quienes les cuesta creer y entender esta gran admiración y pasión por un artista).

A toda la familia LuisMiguelera por la gran amistad que hemos hecho, y aunque a distancia, los siento muy cerquita en este gran mundo de las redes sociales. Igualmente gracias a Euge por este espacio para los fans de El Sol de México.

Deseo con todo mi corazón que en esta gira “The hits Tour” cante “Sunny”, ya que es mi canción favorita, de verdad que ahora sí me muero de la alegría si eso ocurre.

Luis Miguel, eres la perfecta armonía musical, creas magia con tu presencia y das paz a mi corazón, te has convertido en parte de mi alma. Mil bendiciones para ti y un millón de gracias por tantas alegría, contigo a la distancia amado mío estoy…

Mayi Ceballos Cruz

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