Ese encuentro con el que soñamos sus fans

Maria Eugenia Cabral
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27 de marzo de 2012

Si hay algo que disfruto al máximo son los relatos de Martha respecto a sus encuentros con Luis Miguel.

Al narrarlos transmite algo muy especial, es que lo hace sin olvidar ningún detalle, y cada palabra logra transportarte de su mano a ese mágico momento con tan sólo cerrar los ojos. Siempre, sin excepción, me sorprendo secándome las lágrimas porque, por un instante, me siento la protagonista de alguna de sus vivencias.

Pese a que los medios y una gran cantidad de gente (manipulada por estos) no dejan de afirmar que Luis Miguel es un ser solitario, que no tiene contacto con sus fans, ésta, como tantas historias que he tenido la oportunidad de conocer, deja al descubierto la verdad.

Me duele, como fan, que al común de la gente le fascine hablar sin conocimiento de causa. Así que voy por la vida demostrándole al mundo, más aún si tienen una idea errónea, la calidad de persona y de artista a quién admiro.

Luis Miguel siempre se ha preocupado por sus fans, nos lo demuestra con sus incontables gestos de cariño en cada show y, por sobre todas las cosas, por su entrañable entrega en cada uno de ellos. Pero claro, esta es una realidad que a los medios no les interesa dar a conocer, porque justamente no es una noticia que se venda como pan caliente como ocurre con las mentiras que se inventan en torno a su imagen.

Les cuento que Luis Miguel además de brindarse a su público al 100% en sus presentaciones, hasta hace unos años atrás, participaba de reuniones, espacio donde los fans podían interactuar de una manera más personal con él. Particularmente es mi gran anhelo, y el de la mayoría de los fans (así me lo han dejado saber), que ese espacio se recupere cuando Luis Miguel lo considere oportuno.

Sin más preámbulos los dejo con otra de las emocionantes historias de Martha.

Cada una de las palabras, que le dan vida a este relato, no hacen más que mostrar al Luis Miguel del que sus fans estamos más que orgullosos.

CONFERENCIA DE PRENSA: “MÉXICO EN LA PIEL

La Ciudad de México fue llamada Ciudad de los Palacios por Humbolt  y es que en esta urbe se encuentran gran cantidad de edificios que son imponentes. Nuestra historia ha quedado grabada en gran parte en las construcciones, desde las prehispánicas,  las coloniales, las francesas y las modernas, sin dejar algunas como Correos que es  estilo veneciano.

Una estatua muy significativa para el Distrito Federal  es El Caballito (conocido así por el  vulgo), quién muestra a Carlos IV montado a Caballo. Por motivos de remodelación de Paseo de la Reforma, el Caballito, fue llevado a la explanada del  Museo Nacional  de Arte (MUNAL).

Este edificio, un grandioso palacio que se construyó a principios del siglo XX fue la sede de Comunicaciones y obras Públicas y ahora es un museo  de arte, fue escogido para que Luis Miguel diera la conferencia en donde presentaría su disco y videos de “México en la Piel”.

Las  pocas fans que tuvimos la enorme suerte de ser invitadas, vivimos  uno de los momentos más maravillosos, pues todo fue como un cuento de hadas.

Desde la invitación, que fue preciosa, hasta la forma en que edecanes vestidas con elegantes atuendos de noche te llevaban a tu lugar era mágico. Entrar a un palacio iluminado, en el que todo reflejaba elegancia y distinción, el marco perfecto para la entrada de un rey, y quien mejor que Luis Miguel.

Me regalaron un folder adaptado con un cuadro en el que estaba el disco, e información sobre Luis Miguel y “México en la Piel”  más una canastita con dulces típicos y una botellita de tequila, en la cesta estaba marcado el título del disco.

La fila de adelante estaba ocupada por personajes de la prensa y televisión.  Yo quedé en un  sitio privilegiado, no podía imaginarme a Miky hablando a sólo unos pasos de esa fila. Verlo en otro plan que no sea cantando, era fascinante.

Don Jacobo Zabludowsky fue el presentador, quien lo hizo a su  manera  tan profesional, alabando a Luis Miguel, resaltando la música mexicana como marco al disco que se daba a conocer.

Apareció Luis Miguel, ante  los aplausos de los presentes, era un sitio grande y estaba lleno al tope. Apenas saludó se refirió a lo hermoso del lugar. Miky,  impecable como siempre con traje negro, con su loción que te hipnotiza, empezó a contestar preguntas, siempre exacto y con mucha serenidad, sin dejar sus toques de sentido de humor. Creo que si alguien me hubiera tomado una foto,  en ésta saldría con una cara de ensimismamiento total, y es que no podía parpadear, me metí  tan de lleno en contemplarlo y  escucharlo, que me salí de este mundo. Una reportera le dijo que había platicado con una fan que estaba invitada por él (era  la Presidenta del Club de las Jarochas) ¿qué cómo era eso? Miky contestó que lo más importante eran sus fans, a las cuales quería mucho, (ya no aclaró el por qué, sólo respondió unas preguntas que era lo que la reportera quería saber) e hizo una pausa y señalándonos  dijo: “Por cierto, luego las voy a saludar”.

Cuando terminó la conferencia pasaron los videos de “México en la Piel” y” El Viajero” y luego  el mariachi empezó a tocar los temas del disco, mientras los meseros pasaban bebidas y ricos canapés. Las fans nos quedamos juntas y comentábamos emocionadas el por qué nos había señalado y dicho que nos iba a saludar, había mucha emoción y estábamos tensas. En eso vino a nosotras Ivonne (la  secretaría de Miky) y nos dijo: “No se muevan de aquí, no se vayan a ir” Entonces ya no podíamos pasar bocado. De pronto había varios reporteros preguntándonos cosas, estábamos rodeadas y cada quién contestaba como podía. En eso regresó Ivonne y dijo: “Rápido, síganme”  empezamos a ir atrás de ella dejando los bocadillos y los vasos en el primer lugar que encontrábamos, empezamos a subir  por una escalera de mármol y hermosísimos barandales, íbamos de prisa. Susana (la Vice del Club Vivo) se  agarraba de mí y me decía “con cuidado, Marthita, con calma”, pero la que iba toda nerviosa y se le salían los zapatos era ella. Todavía lo siento como en sueño, creo que nunca llegué a captar en su totalidad lo que estaba pasando.

Ya casi al final de la escalera nos detuvieron unos guardias, querían revisarnos, Ivonne, les dijo son fans invitadas por Luis Miguel y no traen cámaras. Ellos  nos preguntaron: “¿seguro no traen cámaras?” y todas al unísono dijimos: “Nooo!!” (claro que todas teníamos la nuestra, jeje).

Llegamos ante una puerta labrada y salió Joe Madera a recibirnos muy amablemente, entramos a un salón con muebles divinos y candiles. Joe nos preguntó: “¿traen cámara?” Y nadie dijo nada, entonces yo le respondí: “¿tenemos que decir la verdad?” Y nos dijo todo impaciente: “si la traen, pónganla  cargada en esa mesa para que les tome la foto” Todas corrimos hacía la mesa advertidas que, con cuidado, no fuéramos a rayar nada.

Los nervios eran tantos, que a mí se me enredó el cordón del estuche de una manera que no podía sacar la cámara y estaba tan ocupada, en esta labor, que no vi que Luis Miguel ya había salido del salón contiguo. Cuando volteé todas estaban rodeándolo, era así como algo sagrado, nadie se acercó a tocarlo y nadie hablaba. Me quedé allí plantada junto a la  mesa, viendo la escena. Miky dijo: “Vamos a ponernos para la foto”  y abrió los brazos para recibirlas, allí sí ya se apuraron, y las más listas quedaron pegadas a él. Fue entonces cuando me fui a incorporar al grupo y Joe  tomó con cada una de las cámaras foto tras foto y las fue dejando en la mesa. Enseguida empezaron los besos, cada una tomó su lugar para pasar a saludar a Luis Miguel, a decirle algunas cositas y sobre todo  dar y recibir ese beso tan anhelado. Yo no logré despertar, lo besé, me besó y casi no acerté a decirle nada, un gracias, un te quiero y ya.

Paty, la presidenta del club Las Incondicionales le pidió a Miky que le firmara la manta del club y él dijo: “Vamos allá (al otro cuarto) que hay una mesa grande para que te lo firme”. Pasó con Paty,  y como autómatas, Dany y yo nos metimos atrás de ellos. Mientras sacaba su pluma y escribía se puso a platicar con nosotras, no se pueden imaginar qué sencillo y sonriente. Podríamos haber dicho miles de cosas, pero te nublas tanto que nos dedicamos a preguntarle por un sombrero  de charro firmado por  todos los miembros del club, mismo que llevé a Perú y que no alcancé  a darle, pero él me dijo que fue por razones de seguridad para mí. Nos dijo que sí lo había recibido, que se lo habían entregado en el hotel esa misma tarde, y que estaba muy bonito, que muchas gracias.

Las que estaban afuera, no se atrevían a entrar y éramos la envidia de todas por estar platicando con él, yo le dije que me fascinaba el disco, que los videos estaban preciosos. Dany se quejó de no haber llevado su manta y quedó que se la iba a mandar para que se la firmara también.

Salimos de allí y Miky se puso a hacer un corro con todas, estaba relajado, nos hacía caricias y sonreía con todas, en eso sonó el celular de Eréndira, era  una chica del Club Vivo que estaba afuera en la calle esperando a que  Miky saliera. Ere le explicó que estábamos con Luis Miguel y la otra gritó y le dijo: “Díle a Luis Miguel que lo estamos esperando, que queremos saludarlo” Ere se dirigió a Miky, previo a tapar el teléfono, y se le ocurrió decirle que si no podía hablar con su amiga que estaba afuera. Él riendo dijo: “¿quieres que yo le diga algo por teléfono?” Titubeante Ere dijo: “sí”. Ante la sorpresa de todas tomó el teléfono y dijo: “Hola, ¿quién eres?”, Isabel (bautizada por todas como La Oreja de Oro) gritó hacía todos los que estaban afuera: ES LUIS MIGUEL!!!! Muchos se burlaron, la tomaron a que estaba loca. Empezó a hablar como tarabilla, le dijo que lo amaba desde que cantaba “La Chica del Bikini azul” y que luego cantó su canción “Isabel”. Luis Miguel le daba las gracias y se reía, luego dijo: “Mi reina, no se muevan de allí, que ahora que baje las voy a saludar” La otra dio de gritos diciendo la noticia  y eso causó que se hiciera una bola tremenda afuera, se empezó a llenar y había gente trepando por los árboles y las paredes, cosa que impidió que Miky pudiera saludarlas de mano cuando salió.

Mientras, arriba, llegó Alejandro Asensi a decirle a Luis Miguel que ya había que marcharse, todas tomamos nuestras cosas y salimos despidiéndonos de  Miky, quien salió custodiado hacia abajo por una escalera de servicio. Nos tomamos fotos con Alejandro, que muy lindo nos besó y se fue a seguir a Miky. Ya en la calle, vimos que había un tumulto, Dany y yo caminamos hacia el sentido del tránsito alejándonos de la gran cantidad de gente. Íbamos las dos solitas, cuando de  pronto, vimos pasar la camioneta de Miky y todavía nos dijo adiós con su manita. Nos quedamos paradas sin poder hablar, ya era demasiado para un una sola noche en la vida.

Este relato va con cariño para todas las que sueñan con un encuentro con Luis Miguel y para las que ya lo han vivido, para que sigan soñando.  

Martha Codó

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