Los muchachos de hoy también disfrutan la música de Luis Miguel

Maria Eugenia Cabral
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10 de abril de 2012

Hace unos meses, gracias a esta columna que me permite tener mucho más contacto con los fans, me llegó un mensaje privado de un joven llamado Justin Brevis. La primera imagen que acaparó mi mente fue la de Justin Bieber, puesto que hoy por hoy entre los jóvenes está instalada la era de este adolescente híper famoso, por lo que pensé se trataba de uno de sus fans.

Les confieso que tuve una idea muy equivocada como consecuencia de la similitud de su nombre con el del popular cantante. Mis dudas se disiparon apenas comencé con la lectura de su mensaje y a medida que avanzaba en él, en esa preciosa y conmovedora historia que me fue atrapando, pensaba cuán orgulloso se sentiría Luis Miguel de saber que tiene fans de edades tan diversas.

En sus líneas me contaba que era un joven de apenas 21 años y que, a pesar de que los adolescentes de su edad escuchan otro tipo de música, él había logrado captar la esencia y el arte de Luis Miguel.

Me impactó leer cada palabra impregnada de tanto cariño y admiración por nuestro Rey, con tan corta edad, que no tardé ni un segundo en invitarlo a que compartiera su historia en este espacio.

No se pierdan de conocer las vivencias de este jovencito apasionado por la música y la magia de Luis Miguel:

Las primeras veces que escuché a Luis Miguel fue siendo yo muy pequeño (teniendo unos 3 o 4 años, allá por 1994) junto a mi madre, debido a que ella lo escuchaba con frecuencia en nuestro hogar y en el auto. En general ella siempre ha sido aficionada a la música de calidad y me lo ha transmitido a mí, incluyendo la de este cantante fuera de serie.

No tardé en heredar ese gusto y costumbre de escuchar los temas de Luis Miguel, me aprendí con relativa rapidez las letras de las canciones de los álbumes de esa época (de inicios a mitad de los 90).

Por mucho tiempo conservamos, entre otras cosas, un cassette del primer “Romance” que escuchamos infinitas veces en mi infancia (especial cariño, en este disco, le tengo a los temas “Te extraño” y “Contigo en la Distancia“), pero también me fueron cautivando al mismo tiempo las baladas de los álbumes anteriores como “Busca a una Mujer” y “20 años“.

Lo mismo ocurrió con los discos subsiguientes “Aries” y “Segundo Romance“, ahora, si bien es cierto que en muchos sentidos “Romance” me marcó, debo mencionar que justito recién pasando el año 95 compramos un álbum que me movilizó al mismo nivel, o incluso más: “El Concierto”.

Con esta producción estalló con mayor potencia mi apego por escuchar a Luis Miguel. Hubo 2 cosas muy fuertes respecto a este trabajo discográfico, la primera, que al tratarse de un show reunía todos los grandes géneros musicales que le conocemos: Balada, Pop, Boleros y Mariachi, momento en que por primera vez comprobé de que se trataba de un artista versátil.

Era genial recorrer géneros tan distintos, en una misma voz, en esa voz de oro, y además con “El Concierto” me di cuenta de algo que hasta el día de hoy admiro de él: su capacidad incomparable para interpretar sus canciones en vivo, haciendo gala de una emotividad, una chispa y una energía vocal aún mayores que en sus interpretaciones de estudio, siendo éstas últimas también un innegable manjar para los oídos.

En fin, de esos años de infancia recuerdo con especial añoranza viajes nocturnos en carretera oyendo variados temas interpretados por este artista (ya cantaba todo lo que iba aprendiendo).

Con el correr de los años, mi fanatismo por el Sol ha crecido continuamente, ya que tomé conciencia de que no existe otro cantante de quien me gusten tantas canciones o que tenga una voz tan especial.  Me seguí entusiasmando cada año con las canciones de los discos que iban saliendo y concluí que si había un cantante a quien tenía que ir a ver en vivo a un concierto para disfrutar de toda esa magia, era precisamente Luis Miguel.

El 16 de Noviembre del año 2002 con apenas 12 años, los había cumplido pocos meses antes, por fin pude hacer realidad mi sueño: por primera vez asistí a un recital de Miky. Lo hice junto a la persona con la que he acudido a cada show, mi mamá.

Ese concierto fue en el Estadio Nacional de Santiago, y paso a relatarles un poco como fue la experiencia ese día, vivencia que se repitió de manera similar en los demás shows a los que he asistido los años posteriores.

Llegamos al estadio a las 3 pm, 6 horas antes de la hora anunciada para el inicio, debido a que nuestra entrada no era numerada y quisimos conseguir el mejor puesto. Apenas nos ubicamos en los asientos me impresionó inmediatamente el escenario montado, era enorme, monumental, y ese día contaba con dos inmensos paneles cuadrados de cada lado, con diseños de rosas rojas.

Hacía calor, por lo que esperamos con una botella de refresco, conversando de lo que íbamos a vivir. Recuerdo que una señora nos vendió unos binoculares, y con ellos pudimos apreciar con mayor volumen el escenario imponente. Al transcurrir las horas, sin siquiera lo notáramos, empezó a llegar más gente, al mismo tiempo que el intenso calor de la tarde comenzó a marcharse junto con el sol diurno, para dar paso al calor de las fans.  Estos no tardaron en construir un ambiente sensacional para las últimas horas de espera de este Sol implacable, quién encendería la oscuridad de la noche con su luz.

Entre todos empezamos a hacer la famosa “Ola”, algo muy divertido para que los minutos no pasaran con tanta lentitud. Al anochecer, cuando el estadio ya estaba repleto, una multitud llena de energía clamaba por la hora y porque ya apareciera Luis Miguel en escena. De pronto, con un cielo ya estrellado, se apagan los reflectores de la cancha y los primeros gritos ensordecedores se apoderan del momento.

A continuación empiezan a sonar los acordes de la introducción, con mi mamá nos abrazamos fuerte dispuestos a vivir la magia de Luis Miguel por primera vez, y en el instante en que reconozco la melodía de la canción inicial “Amor, amor, amor“,  Luis Miguel aparece en el escenario.  Esa sensación, de verlo allí y oírlo cantar en directo con su energía de siempre, fue indescriptible. Fuimos testigos de un conciertazo que recorrió todos los géneros y épocas.

Cantamos y gozamos junto al resto de la multitud, fueron casi 2 horas de ensueño, toda una fiesta.

Cuando terminó, nos quedamos en nuestros puestos abrigando esperanzas de que quedara alguna canción, pero finalmente había llegado el final.

Quedamos muy emocionados y contentos, salimos comentando todo el espectáculo, fue una noche imborrable para nosotros, habíamos visto en directo a ese súper cantante que tantas veces habíamos oído en la radio, discos o tv, habíamos disfrutado por fin de esa experiencia imperdible e inolvidable.

Después de eso, continué con mi pasión interminable por la música de Miky, y he tenido la suerte de repetir la experiencia de verlo en vivo siempre en Santiago, acompañado de mi mamá. Esto ocurrió en los respectivos noviembres de 2003, en el Estadio San Carlos de Apoquindo, en el 2005, en el Nacional como la primera vez, en el 2008 y 2010, en el Arena Santiago, y a diferencia de las primeras tres ocasiones viajando desde Viña del Mar en bus, todas experiencias imborrables.

En todos estos años no he dejado de escuchar diversos álbumes y conciertos de todas las épocas de Miky, convenciéndome cada día más de que no me equivoqué al elegirlo como mi cantante preferido, dando fe de su talento insuperable.

Desde 2010, he podido darle una nueva dimensión a mi fanatismo por Luis Miguel, gracias a mi inscripción a las páginas de Facebook dedicadas a él, he logrado hacer hermosas amistades con LuisMigueleras de diversos países (también del mío) con quienes  he compartido, con mucho afecto y cariño, la música, las canciones y el arte de Luis Miguel, algo que he disfrutado mucho y que también me pone muy feliz y se lo debo al “Rey Sol”. Ha sido una gran experiencia conocer a muchas de estas amigas en persona, y me gustaría hacer lo propio con más gente o incluso participar de alguna de las clásicas reuniones de fans que se suelen realizar.
 
Otra cosa, es que a pesar de que me considero un desastre para cantar, me gustan y me atrapan tanto las canciones de Luis Miguel, que dentro de mi casa, con un micrófono, siempre que puedo me pongo a cantar sus temas como hobbie, aunque lo hago bastante mal siendo sincero.
 
En Febrero de 2012, tuve el privilegio de ver a Luis Miguel en el Festival de mi ciudad, Viña del Mar, vivencia que fue totalmente distinta a las anteriores, por todo lo que encierra ese escenario. Pude disfrutar al lado de fans de todo el mundo un espectáculo de antología LuisMiguelera y su regreso tras 18 años de ausencia. Además fue un honor ser testigo de los múltiples premios con los que fue galardonado, reconocimientos más que merecidos por su gran trayectoria artística.

Les dejo un saludo cariñoso, es un placer compartir mi historia con cada uno de los lectores de esta columna.


Justin Brevis Medina

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