Mi primer cómplice en esta pasión por Luis Miguel

Euge Cabral
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Con profundo dolor comienzo a escribir la publicación más difícil que me ha tocado afrontar, pero no puedo continuar con las secuencias de mis locuras realizadas por Luis Miguel sin hacer este pequeño homenaje al mejor papá del mundo.

Comencé el mes de abril totalmente diferente a como lo he recibido los últimos 39 años, pues desde que Luis Miguel llegó a mi vida ha sido una fiesta comenzar con los preparativos de su cumpleaños. Pero este año lo empecé con mi papá luchando por su vida en una terapia intensiva, peleando contra las irreversibles secuelas del Coronavirus.

El día 3 de abril me tocó despedirme de él

Los médicos temían que no pasara la noche, y con una impotencia y un dolor desgarrador le dije una vez más cuánto lo amaba, lo agradecida que estaba por haber dedicado la vida a sus hijos, le transmití fuerzas para seguir batallando contra este virus que le pulverizó los pulmones en tan solo unos días, pero también le di la tranquilidad de que estaríamos bien y cuidaríamos a mamá si decidía descansar en los brazos de Dios.

Luego de 40 minutos, estando aún en aquella clínica, el médico me dio la noticia más dolorosa: aquel corazón tan bueno y generoso se había detenido, y con él se había llevado al primer hombre más importante de mi existir, el que no solo me dio la vida sino también valores innegociables para ser una persona de bien.

Eugenia Cabral y su papá

Mi papá, gran músico y guitarrista, me inculcó el amor y pasión por este arte

Y, como se imaginarán, fue quien me transmitió la capacidad de apreciar a los mejores intérpretes de la historia. De su mano llegó Luis Miguel a mi vida, cuando le pidió a mamá comprarme el cassette “Directo al corazón”. Esta hermosa historia se las conté en mi primera publicación, el día que me presenté con todos ustedes, pero hoy quisiera centrarme en la complicidad que tuvo conmigo respecto a Luis Miguel, para seguir con la línea de mis escritos.

Mi papá nació en Salta, una provincia que está al norte de Argentina, y llevaba la música en sus venas por herencia familiar por parte de su madre. Los “Saravia” son muy famosos en aquellas tierras por hacer música folclórica argentina.

Él se dedicó a la guitarra y, de jovencito (en la era de The Beatles), formó parte de un mítico grupo llamado “Blue Star”, que hizo bailar a varias generaciones. Luego pasó, durante muchos años, a ser la primera guitarra de Julia Elena Dávalos, una prestigiosa folclorista, música, letrista, compositora, cantante y artista plástica argentina.

Blue Star
Acompañando a Julia Elena Dávalos

Cuando descubrí a Luis Miguel

Mi papá disfrutaba que su niña cultivara el amor por la música de excelencia, como así también por el canto, pues se armaba de paciencia al escucharme interpretar las canciones de “El Sol” en todo momento, los 365 días del año.

Cómo olvidar el compromiso y la profesionalidad con las que se aprendía las canciones de Luis Miguel en su guitarra, para acompañar con tanto orgullo a su hija mayor. Disfrutábamos cantar a dúo “Me gustas tal como eres”, entre otras, la que siempre formaba parte del repertorio en alguna reunión con amigos. Yo siempre fui muy tímida,
aunque no me lo crean, entonces se tornaba una tortura cada vez que me invitaban a cantar en dichos encuentros, pues papá insistía en mostrar a sus amigos las dotes para el canto de su hija querida.

Él es quien me enseñó a luchar y a trabajar por la concreción de mis sueños

Grabándome a fuego aquella frase que repetía continuamente: “No hay nada que perder, el no ya lo tenés, andá por el sí”. Así fue como fui haciendo realidad cada uno de mis anhelos, a paso lento pero seguro, con esfuerzo, amor y dedicación, y principalmente con honestidad y autenticidad.

Mi papá fue el primero que me apoyó cuando quise ser cantante, juntó el dinero y me llevó a grabar un demo al estudio de grabación más importante de la ciudad. Pero también fue después quien se acobardó y me transmitió algunos miedos, ante la posibilidad de que su nena (así me llamó hasta el final) entrara a un mundo que él conocía a la perfección. Aunque déjenme decirles que el pánico que me generaba pisar un escenario fue la razón fundamental para abandonar aquel anhelo.

Su música preferida de Luis Miguel

Pero volviendo a Luis Miguel, me encantaba ver a mi papá disfrutar de su música, especialmente de los boleros, como cuando alguna tarde, mientras mateábamos juntos, arrancaba a interpretarlos en su guitarra, y me invitaba a acompañarlo cantando.

Además de escuchar a Luis Miguel en algún viajecito en su auto, también disfrutábamos del señor Al Jarreau, y esta vez era papá quien me hablaba de la trayectoria de este gran artista que, por cierto, es uno de los cantantes favoritos de ‘El Sol de México’. Cuando había alguna información de Luis Miguel de inmediato se comunicaba conmigo para contármela, ya que su objetivo era darme alguna primicia, pero esta fan siempre iba un paso adelante.

Igual lo escuchaba con mucha atención y le agradecía el detalle. Muchas veces tenía que explicarle que tal noticia no era verdad, y a veces me costaba trabajo que comprendiera porque decía que la había escuchado en un medio de comunicación serio.

Hemos compartido muchos momentos inolvidables, largas conversaciones, risas, viajes, comidas (era el mejor asador del mundo), y hasta grabamos juntos en un estudio de grabación canciones para un proyecto de la iglesia católica. Él era un gran compositor también, sobre todo un gran letrista… ¡Teníamos en casa a un verdadero poeta! Jamás olvidaré el acróstico que me obsequió cuando cumplí 15 años, aquel que formaba mi nombre y me dedicaba palabras repletas de amor.

Siempre apoyó mi pasión y admiración por Luis Miguel

y siento que, especialmente en la última década, logró comprender lo que verdaderamente significa Miky en mi vida, razón por la cual festejaba cada uno de mis logros. Él fue un papá presente que vivió por y para sus hijos, un ser humano que se le humedecían los ojos cada vez que le contábamos que habíamos conquistado uno de nuestros sueños.

Nuestra felicidad era la suya, y su gran prioridad era el bienestar de su familia.

En este camino de fan he corrido a contarle cada una de mis alegrías y metas cumplidas:

“Papá, ¡Luis Miguel sabe quién soy!”, “Papá, Luis Miguel me regaló una rosa”, “Papá, Luis Miguel me mandó saludos”, “Papá, Luis Miguel me miró y me cantó la mitad de una canción”, “Papá, Luis Miguel me estrechó la mano”, “Papá, Luis Miguel me recibió el libro con mis columnas”, “Papá, Luis Miguel me lanzó un beso” y así…

Este último año de aislamiento en el que participé de algunas entrevistas

Él era mi ayudante técnico y mi asistente con los insumos necesarios para dicha transmisión. Luego volaba a su habitación para ver y escuchar en la pantalla de su celular, súper orgulloso, aquella plática. Siempre ha sido así, no solo con la familia sino con amigos e incluso desconocidos, un hombre servicial, amoroso, y atento.

El 17 de enero, día posterior a su cumpleaños, hice un Instagram Live para comenzar con las celebraciones del aniversario de carrera de Luis Miguel, y tuve la dicha de tenerlo participando. Este es un gran y hermoso recuerdo que me quedó para toda la vida, y deseo compartírselos:

También me tocó participar, hace algunos años, de un proyecto del Club de fans oficial “Eres tú” de Colombia, en el que interpreté “América, América” con el acompañamiento de su guitarra.

Sé que él ahora es mi ángel, que me cuidará de cerca y vivirá eternamente dentro de mi ser.

Sé que será mi gran cómplice para seguir concretando anhelos, sobre todo ese sumamente especial que mi corazón desea tanto.

Gracias papá por la fortuna de ser tu hija, porque Dios me demostró su amor bendiciéndome con tu presencia. Gracias por tu cariño y por tantas enseñanzas de vida. Te amaré por siempre y me harás falta físicamente cada día de mi vida, porque sé que espiritualmente estarás conmigo en cada momento.

Quisiera cerrar este texto tratando de concientizarlos: protejan su salud porque, aunque lo intenté, no pude librar a mis papás del Coronavirus. Este virus se cuela por donde menos se lo espera apenas se baja la guardia. Cuídense mucho y protejan a los suyos, en especial a los mayores por favor, no olvidemos que podemos ser transmisores.

Por último, deseo agradecer a todos los que han estado conmigo en días tan difíciles. Gracias por sus oraciones, su aliento, sus mensajes cargados de cariño y buenas vibras, y por estar pendientes siempre.

Créanme que han sido y son fundamentales para sobrellevar este tiempo de dolor. Los quiero con el alma.

Euge Cabral

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