“Sueño con que estés a mi lado”

Euge Cabral
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En la columna anterior expresaba mi continuo asombro ante la cualidad que tiene Luis Miguel de hechizar corazones de recientes generaciones, las que han quedado prendidas de su voz, sin tomar en cuenta que sus canciones no forman parte del patrón de moda. Respecto a esos sentimientos de admiración y cariño, que ahora experimentan jóvenes y niños, sus fans de toda la vida podríamos dar cátedra, ya que por más de tres décadas los hemos atesorado en lo más profundo de nuestro corazón. 

Cuando descubrimos a Luis Miguel supimos inmediatamente que jamás lo dejaríamos ir, y que acompañaríamos su carrera muy de cerca, pero lo que no imaginamos es que forjaríamos un lazo de amor para toda la vida.

Así como el imponente sol, que con sus rayos llega a cada rincón del planeta, nuestro Sol ha sido capaz de traspasar fronteras para conquistar lugares impensados. Escribir esta columna me ha brindado la oportunidad de estar en contacto con fans de todas partes del mundo, muchos de los cuales me han contactado desde sitios en los que difícilmente hubiéramos sospechado que Luis Miguel tiene fans, principalmente porque esos países no son un mercado para la música latina. Pero hay un lugar en el planeta que es un mundo aparte porque vive, hace casi medio siglo, en una dictadura. En él los habitantes ven coartada su libertad y, entre las cosas menos relevantes, truncada la posibilidad de acceder a material discográfico de artistas extranjeros, con la consecuente imposibilidad de disfrutar de un concierto internacional en su tierra. No puedo ni siquiera fantasear por un segundo con la posibilidad de vivir en un lugar con este sistema de gobierno, pero quiero dejar en claro que respeto ésta y otras ideologías, aunque no las comparta.

El relato que tengo para presentarles me ha conmovido profundamente, porque es la historia de un amor que nació a primera vista, en un contexto social totalmente diferente, y que a pesar de no haber contado con la posibilidad de alimentar ese sentimiento como lo hace el común de las personas -a través de una relación más cercana en la que se puede experimentar el feedback que nace del contacto con el artista en los conciertos, descubrir su voz en una nueva canción, o su imagen en la nota de alguna importante revista de actualidad-, ha sido capaz de arraigarse al alma para siempre. Dicen que el amor todo lo puede, y este testimonio lo confirma. Esta fan admira y quiere a Luis Miguel con todo su corazón, sin siquiera saber si algún día tendrá la oportunidad de mirarlo a los ojos, de comprar sus antiguos discos o su más reciente producción. Pero a pesar de que es un deseo muy difícil de concretar para ella, visto y considerando su situación, no pierde las esperanzas y jamás dejará de soñar. ¿Quieren conocer a esta fan con mayúsculas? los dejo en su compañía:

Soy Martha Broche, vivo en Cuba y jamás he salido de mi ciudad. Soy una fan incondicional a Luis Miguel desde hace muchos años, y siento un cariño muy especial por este gran artista que transmite todo en una nota musical, en una mirada y en una sonrisa.

Lo mío fue un flechazo, un sentimiento que nació desde que lo descubrí, y que ha prevalecido en el tiempo nutriéndose de ese recuerdo, puesto que no tengo Internet ni canal de televisión internacional. Solo puedo disfrutarlo contadas veces, cuando reproducen algunas de sus canciones en un programa musical, o en días especiales en los que repiten conciertos como “Vivo” o la gira “33”.

La primera vez que lo vi fue a través de un video, allá por el año 1987, y logró estremecerme. Sentí mucha curiosidad por saber quién era, y me quedé con ganas de escucharlo más. Así fue que me encargué de preguntarle a mis amigos y conocidos por ese cantante que me había atrapado, hasta el punto de volverme insaciable. Hoy todos saben que Luis Miguel es mi terapia, mi medicina… ¡Mi todo!

No ha sido fácil en mi país poder disfrutar de su música, pero me las he ingeniado para escuchar sus canciones y ver muchos de sus videos. Hoy por hoy es más fácil encontrar material, pero lamentablemente nada original. Aquí en Cuba no hay tiendas de discos, ya que el salario es muy bajo para poder adquirirlos, y por supuesto que tampoco gozamos de conciertos de artistas internacionales, ya que jamás nos alcanzaría para comprar un ticket para un show.

No sabría expresarme sin pena, pero les contaré que cuando fui descubriendo a ‘El Rey’ mi mente, mi alma, y todo mi ser, me hacían pensar que como él no habían nacido dos. Con Luis Miguel me olvidé de las modas porque siempre sentí que es único e inigualable.

¿Saben? un día mi papá me trajo un vídeo que me enviaba de regalo una tía –ella vivía en la capital-, y al descubrir que tenía a ‘El Sol’ de niño, cantando “1+1=2 enamorados”, y muchas canciones de esos primeros años, no pude dejar de llorar de la emoción, pues desconocía que cantaba desde pequeño. ¡Cuánta ignorancia la mía! Pero jamás olvidaré que aquel hecho me hizo quererlo más, porque sentí la confirmación de que él era ése ángel que me haría volar el resto de mi vida.

Hoy tengo esposo, dos hijos, y no quito los CD’s de mi Rey desde que amanece, puesto que me deleito haciendo un recorrido por todas sus etapas. Así limpio, hago los quehaceres de la casa y trabajo. Él es mi energía y mi combustible si estoy triste o contenta, y mi fiel compañero en todo momento.

Muchos de mis amigos han emigrado, y cuando vienen de visita me traen un presente referido a Luis Miguel. Así fue, por ejemplo, como logré tener en mi sala un afiche suyo enmarcado como si fuera una foto familiar (porque así lo considero), y el vino ‘Único Luis Miguel, que me obsequió el año pasado una amiga que vive en México, con la que además lo disfruté mientras escuchamos su música, ya que también es fan.

Hoy tengo una colección de muchas fotos, CD’s, revistas, y hasta dos libros, aunque a fuerza de ser sincera no me interesa lo que la gente escriba sobre él porque no todo es real, conclusión a la que he llegado por mi propia cuenta, por lo que me tomo el tiempo de estudiar la información y solo me quedo con lo que estimo es verdad. Pido siempre que sea feliz, que tenga paz, y que Dios lo guarde para que pueda seguir cantando hasta el día que yo deje este mundo, porque sus interpretaciones van directas al corazón.

Siento que hay una canción para cada momento de la vida, y me emociona contarles que mi mamá y mi abuelita tarareaban muchas porque son de autores cubanos, españoles o mexicanos que se escuchaban en Cuba. Su voz es un bálsamo para el oído, y penetra en el corazón transformando cualquier alma que lo escuche.

Luis Miguel es el regalo que Dios les dio a los habitantes de esta tierra, y los que recibimos esa bendición lo disfrutamos más que nadie.

Les cuento que ya tengo escrita la letra de su último sencillo, “Dejá Vù”, y que lo canto aunque solo lo haya escuchado por teléfono una sola vez, cuando una buena amiga me llamó y me lo presentó.

Les confieso que me tiene sin cuidado el género en el que lo escuche, pues lo he oído interpretar salsa y me ha fascinado, porque en su voz todo suena de maravillas, y que lo admiro porque se entrega por completo en cada nueva producción para darnos lo mejor de sí.

Conseguí muchas de sus entrevistas y conferencias, las que he repasado infinidad de veces, y esto me ha permitido llegar a la conclusión que desde muy joven respondía con una madurez asombrosa, y que por consiguiente es un hombre muy inteligente. Pienso que quizás se prepare para responder muchas preguntas, pero que para otras hace uso de su sagacidad y simpatía. Considero que goza de un buen sentido del humor, además de su caballerosidad y picardía, por lo que deduzco que compartir un rato con él sería grandioso en todos los sentidos.

Me gustaría finalizar diciéndoles que no dejaré de soñar con ese Sol que ilumina mis días, aunque para mí no haya posibilidad de asistir a un concierto ni siquiera en la última fila, y mucho menos puedo pensar en la oportunidad de rozar su mano, cuando seguramente nunca experimentaré la adrenalina de saberlo en mi tierra algún día.

Muchas veces me pregunto si tal vez nos ha visitado de turista y nunca lo supimos, ¡quién sabe! Y aunque mi sueño sea muy difícil de concretar, prefiero pensar que un día estaré frente a Luis Miguel, sentada en un gigante sofá tomándonos un café cubano, y que le preguntaré por la próxima canción que grabará en primavera.

Martha Broche Díaz 

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