Luis Miguel, cuando apareces se ilumina la noche

Euge Cabral
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Nuevamente me encuentro frente a la pantalla de mi computadora admirando una página en blanco de mi diario, la que espera deseosa conocer, a través de mis vivencias, todo lo acontecido en mi querida Argentina con la visita de Luis Miguel.

Ustedes han sido testigos, a lo largo de estos dos años, de cuánto deseé que llegara el momento de emprender mi viaje, ese que me llevaría a reencontrarme con quien ha dejado una huella en mi vida.

Nunca taché con tanto entusiasmo los días del calendario, pues cada jornada finalizada me acercaba un poquito más a mi sueño dorado. Así fue como el 22 de octubre, día elegido para comenzar mi aventura, amaneció con un sol radiante y el mejor pronóstico para las próximas fechas: tiempo ideal con un Sol arrasador.

Luego de cumplir con mis obligaciones laborales emprendí un viaje de siete horas al volante, junto a una de mis compañeras de tour, Viviana, trayecto que nos llevó hacia Buenos Aires para unirnos a Ana – nuestra inseparable amiga-, con el fin de disfrutar juntas de ‘El Rey’ en esa ciudad. Esta amistad, como supe contarles apenas comencé a escribir esta columna, nació gracias a Luis Miguel, el gran culpable de que nuestros caminos se cruzaran. Desde que emprendimos nuestro primer Tour, allá por el año 2008, nada ha sido igual, porque ya no concebimos disfrutar de un concierto en forma personal sino que descubrimos que juntas tiene una magia especial. Nos hemos convertido en las mejores cómplices, y vibramos en la misma sintonía… reímos, bailamos, cantamos y nos emocionamos a la par. El sólo hecho de reunirnos es una razón para celebrar, y lo es mucho más cuando el motivo de nuestra cita es Luis Miguel, razón por la cual feliz nos fundimos en un interminable abrazo al llegar a destino final, la casa de Anita, lugar que nos cobija en cada nueva aventura.

A pesar del cansancio del viaje me costó conciliar el sueño, porque sólo un amanecer me separaba de la dicha de ese encuentro por el que había esperado tanto.

Recibí el jueves 23 con una gran sonrisa dibujada en mi rostro, misma que no pude borrar durante toda la jornada. Cada hora transcurrida sobresaltaba mi corazón, y mi cuerpo intentaba controlar la profunda emoción que sentía porque se acercaba el momento. Así fue como me alisté como una adolescente para mi salida especial, pues mi única preocupación era llegar a tiempo al concierto para hacer la previa junto a fans de localidades diferentes del país, como así también de países vecinos.

Al llegar al estadio fui partícipe de una verdadera fiesta de reencuentros en la que nos saludamos fans que hemos compartido momentos preciosos a lo largo de estos años, y tuve la bendición de conocer en vivo y en directo a otros con los que tengo un contacto permanente a través de las redes sociales, pero que aún no habíamos tenido la oportunidad de mirarnos directo a los ojos.

La hora establecida para el inicio del show se acercaba y no podía estar más feliz, porque estaba en el lugar que había soñado y con la mejor compañía, esas personitas que tanto quiero y que viven esta pasión en su máxima expresión al igual que yo. Así fue como decidimos eternizar ese momento, previo al éxtasis total, y nos retratamos en una imagen que siempre nos devolverá a ese instante especial –aquí se las comparto.

Algo que nos tocó experimentar por primera vez en Argentina, más precisamente en Buenos Aires, ha sido la presencia de su seres queridos –su novia, hermano y cuñada- en primera fila, algo que conmocionó y revolucionó a los fans positivamente, ante la posibilidad de saludar a quienes son su gran apoyo y contención. Han sido muy amables, cálidos y atentos con el público, siempre muy predispuestos a pesar de los múltiples requerimientos. Particularmente he disfrutado muchísimo que se hayan dado la oportunidad de vivir el concierto desde otra perspectiva, sumidos en un público que se caracteriza por el fervor, y me ha conmovido ser testigo de la admiración con la que contemplan a Luis Miguel, y esa interacción que nace de miradas cargadas del más puro amor. Ha sido un honor observarlos bailar y corear sus canciones como todo unos fans, y saber que lo acompañan y cuidan a cada momento.

Ya en nuestros respectivos sitios –el estadio estaba en su capacidad máxima-, las luces se apagaron provocando un grito ensordecedor por parte del público, el que aclamaba la presencia de ‘El Sol de México’ sobre el escenario. Al son de un estruendo musical cayó el amplio telón negro que guardaba celosamente la escenografía y a un plantel de músicos excepcional, quienes comenzaron con la Intro de “¿Quién Será?”, notas que le dieron paso a Luis Miguel para realizar su flamante ingreso al escenario. Ahhh ¡Por fin estaba ante mis ojos! Con esa sonrisa radiante que lo caracteriza, apabullantemente guapo, y en perfecto estado físico -mal que les pese a quienes intentaron engañar al público con rumores infundados. No pude evitar emocionarme y suspirar aliviada, pues esa sensación de vacío por extrañarlo tanto había quedado en el olvido.

El nuevo repertorio de canciones es exquisito porque no solo hace un perfecto recorrido por su vasta carrera, sino que nos invita a recordar cada una de las etapas en las que su música nos acompañó.

Esa primera noche sentí que la gran protagonista de la velada fue “Que tú te vas”, balada que se entregó por completo a la voz de Luis Miguel, y que él interpretó tan soberbia y sentidamente –algo que se repitió noche tras noche. La forma peculiar que tuvo de hacer el fraseo de cada estrofa, tan entregado a la historia, y con esa voz enronquecida -por momentos- que daba la sensación de acariciar la melodía… y nosotros que sentíamos que moríamos de amor, tan lentamente como la cadencia de esa música. En este tour, todos coincidimos que tuvimos el privilegio de escucharlo interpretar de una manera muy diferente, sintiendo desde lo más profundo de su interior y transmitiéndonos sus sensaciones al extremo de emocionarnos hasta las lágrimas. Ir a un concierto de Luis Miguel es toda una experiencia, pues cautiva nuestros sentidos desde el minuto cero, y es el único capaz de lograr que en un corto tiempo pasemos de la euforia a la calma, de la alegría a la emoción, y de la fascinación a la sorpresa.

Aunque esta balada, con la que Luis Miguel tuvo una complicidad especial, se llevó el papel principal cada noche, hay otras canciones que se lucieron y que por ende quisiera citarlas una a una en mis próximas crónicas.

Cuando este primer concierto en GEBA estaba llegando a su fin, con mi amiga Viviana nos animamos a ir hacia adelante (tan sólo 3 filas nos separaban de la valla), y aunque tímida e insegura di ese paso no me arrepentí, porque ese fue el momento elegido por Luis Miguel para acercarse a su público –como acostumbra- para saludar y recibir cariño, así también como todo tipo de obsequios. Cuando me tocó el turno hicimos contacto visual y nos apretamos muy fuerte las manos, pero eso no fue todo, porque le dije “Te quiero” y él me regaló la más bellas de sus sonrisas señalándome una y otra vez como diciendo “¡Ahí estás, viniste!”. ¿Qué más podía pedir? Era imposible terminar la velada de mejor manera, pero se trata de Luis Miguel señores y señoras, y por supuesto que nos tenía reservada una gran sorpresa para el final.

Aunque Miky no estaba en el escenario, porque se había despedido por primera vez, sabíamos que regresaría para agasajarnos con una última canción, pero jamás sospechamos lo que se traía entre manos. Todos estábamos esperando “Labios de miel”, pues era la canción con la que había venido cerrando su serie de conciertos en EEUU y en Chile, y de pronto los músicos comenzaron a tocar la Intro de “Déjà Vu” y ahí fue cuando quedamos estupefactos -en un principio-, sin poder creer lo que nuestros oídos estaban escuchando. Luis Miguel nos regaló el privilegio de ser testigos del estreno en vivo de su nueva canción, y eso nos enloqueció. Fue grandioso mirarnos a los ojos entre fans y gritar asombrados y repetidas veces “¡Es Déjà Vuuuuu!”. Déjenme decirles que en vivo suena fantástico -es una canción que te pone a mover el cuerpo de pies a cabeza-, y que es un género que Luis Miguel disfruta muchísimo. Algo que deseo destacar es el baile sensual que Miky nos regaló cada vez que la interpretó, y que dejó loca a la platea femenina.

El cierre de esa noche espectacular estuvo a cargo de una rica cena con amigos entrañables, mis compañeras de tour y dos grandes fans de ‘El Sol’ del sexo opuesto, Nicolás Guerrieri y Ulises Tempone.

Hasta aquí llego por hoy, prometo seguir contándoles mis vivencias en las próximas entregas.

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