Luis Miguel, egoístamente nuestro
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Estamos transitando casi la mitad del año y esa cuenta regresiva, la que nos mantiene en vilo cual presidiario tachando días en su calendario deseando esa tan ansiada libertad, avanza a paso lento pero seguro. Ahora que lo pienso, la comparación es muy acertada puesto que esas sensaciones que sólo él nos provoca, se encuentran presas en nuestro corazón en este tiempo en que no tenemos contacto, y esperan deseosas que llegue el día en que por fin puedan liberarse y manifestarse a través de un torrente de emociones.
Estamos a menos de tres meses del tan anhelado regreso de Luis Miguel a los escenarios, vuelta que nos tiene más que expectantes y con muchos interrogantes respecto al repertorio elegido para agasajarnos.
En esta oportunidad, ‘El Rey’ retorna -al menos en Argentina- a escenarios que se engalanaron en el pasado con su presencia, pero que en los últimos años, por una u otra razón, no han gozado de este privilegio. Luego de una larga ausencia, el público de las ciudades de Tucumán y Salta se prepara para corear los grandes éxitos de Luis Miguel los días 4 y 6 de noviembre respectivamente, conciertos que desde ya se perfilan como el espectáculo principal del año.
¡Ahhh!… no hay nada más lindo que tener una cita en la que coincidiremos con él en tiempo y espacio, aquella en la que respiraremos el mismo aire, en la que su voz y todo su ser se adueñará de nosotros, y en la que por el lapso de casi dos horas lo sentiremos egoístamente nuestro.
Y mientras seguimos contando los meses días, horas, minutos y segundos que nos separan de ese encuentro tan esperado, ¿Qué les parece si los invito a conocer la historia de otra alma hechizada por su voz y su encanto? Los dejo en grata compañía:
Me llamo Paola Bourguet, soy de Chile y fan de Luis Miguel. La historia junto a mi Rey comienza a mis 12 años, edad con la que también comenzaba él su carrera.
Lo descubrí escuchando la radio, y su voz me hizo sentir algo muy especial que no supe describir a mi edad. La canción “1+1= 2 enamorados” la aprendí rápidamente, sin siquiera imaginar que sería el inicio de un gran amor.
Cuando por fin pude conocerlo a través de una imagen lo encontré muy simpático y lindo, y es que tan sólo era un niño como yo, con su cabellera larga tan similar a la mía.
Con el tiempo muchas amigas comenzaron a hablar de él y todas quisieron ver su película “Fiebre de amor”, film que aposté a que sería la primera en asistir -y así fue-, a pesar de que no haber estado tan loca por él cómo ellas en ese entonces. Eso de no estar tan loquita por él me duró hasta ese preciso instante en que lo vi frente a Lucerito cantando “Sueño con tu amor, sueño con tu ser…”, pues ahí mismo morí de amor hasta el día de hoy. Recuerdo que ese fue un momento difícil de expresar con palabras, porque se despertó en mí algo que nunca antes había sentido.
Desde ese día me convertí en una fan absoluta y coleccioné cada uno de sus discos, cassettes, luego CD’s, DVD’s, fotos, recuerdos… en fin, todo lo referente a él, sin olvidarme de que vi repetidas veces sus películas y por partida doble, “Ya nunca más y Fiebre de amor”. Todo este material que he recabado a lo largo de estos 32 años conforma un gran tesoro, el que les comparto en la imagen de esta columna.
Es una experiencia única crecer junto a él, con su música, y es una gran emoción que cada canción represente un momento de mi vida.
Su voz me ha acompañado en los momentos más bellos y tristes de mi existencia. En los bellos instantes, por ejemplo, cuando me enamoré, me casé y cuando tuve hijos, los que desde el vientre han escuchado su música, razón por la cual se saben todas las canciones a fuerza –ja ja. Luis Miguel es mi compañía también en los momentos difíciles, como cuando mi marido partió al cielo, pues ahí estuvo su música para hacerme olvidar mi pena.
Cuando decidí que debía ver por primera vez a Luis Miguel yo ya tenía 25 años y, por cosas de la vida, en ese concierto llegué a estar debajo del escenario y tan cerca que no pude creerlo. ¡Wow! cuando lo vi, entendí todo… él es un ángel, de voz sin límite y con el rostro más lindo que jamás haya visto.
Desde ese día nunca más me perdí sus recitales en Chile y se ha convertido en mi regalo cada dos años… y es que cada vez que lo tengo enfrente siento que no tengo edad, o que vuelvo a tener 12 años, y que soy yo verdaderamente.
Su voz y todo su ser son mi forma de vida, algo que sabe toda aquella persona que me conoce, por lo que he tenido que soportar halagos y burlas al respecto -creo que eso nos pasa a todos los LuisMigueleros.
Cada nuevo amanecer me inyecta de energía porque me despierto con su música, la misma que me acompaña durante toda la jornada.
En la actualidad, y gracias a las redes sociales, estamos todos más conectados y juntos hemos formando una gran familia LuisMiguelera, regalo que debemos agradecer a nuestro Sol, pues todos los amigos que conocemos gracias a él son maravillosos.
Espero que llegue octubre para verlo nuevamente aunque sea de lejos, ya que soy una mamá que está sacando sola adelante a sus hijos y que por ende, me fue difícil comprar una ubicación de primeras filas como lo hubiera soñado. Pero créanme que igual estaré feliz de empaparme de su presencia y de su voz, como así también de levitar en esa nube a la que nos catapulta cada vez que tenemos el privilegio de disfrutar de su magia.
PaoLM