“Porque en ti se encierra toda mi vida”

Euge Cabral
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El pasado fin de semana se armó un revuelo en las redes sociales y otra vez la preocupación se adueñó de muchos fans. No sé si recordarán, pero en la columna del martes pasado mostraba mi descontento ante el proceder de algunos medios que publicaron notas referidas a la próxima conferencia de prensa de Luis Miguel, información que extrajeron de una noticia del año 2010 y que sin titubear citaron como nueva. Y como si esto fuera poco, este sábado al despertar sentí estar viviendo un deja vu al abrir mi correo y encontrarme con algunos mensajes, los que a primera instancia me angustiaron porque involucraban a Luis Miguel y a su salud. Al leer el título de la nota mi corazón se detuvo, pero paulatinamente fue recuperando los latidos a medida que fui interiorizándome de la noticia leyéndola hasta el final –algo que parece lógico pero que muchas personas no hacen-, y es ahí cuando corroboré que este medio había levantado una nota del año 2010 -la que además contenía una información falsa-, y se había difundido en diferentes portales que se hicieron eco de la misma. Parece que algunos comunicadores no entienden que está en sus manos la valiosa tarea de informar con veracidad, y que tienen que hacerlo con el mayor de los respetos hacia los lectores como al artista protagonista de la nota.

Hace exactos cuatro años -cuando los medios nos tuvieron en vilo respecto a la salud de nuestro Sol- aprendimos que muchos periodistas no tienen escrúpulos a la hora de engañar al público con tal de vender, y fue el mismo Luis Miguel quien nos enseñó que no debemos creer en ciertos rumores que lo único que hacen es dañar tanto al artista como a los lectores, sino ser inteligentes y guiarnos a través de las fuentes oficiales. Déjenme decirles que los años que tengo de fan, me han permitido conocer a un artista admirable y a un hombre sumamente inteligente en su proceder y manera de pensar; soy consciente que no debe ser fácil para él leer las incoherencias que se inventan respecto a su vida privada, por eso valoro el doble su fortaleza y actitud ante tanta falsedad.

Luis Miguel es un señor con todas las letras, es una persona que se enfoca al 100% en su carrera y que se preocupa continuamente por darle lo mejor a su público. Si alguna vez tuvieron la oportunidad de escucharlo reflexionar sobre su vida, su carrera, la situación en su país, la manera en que debiéramos afrontar la vida, en fin, sobre diversos temas, se habrán dado cuenta que es un ser sabio, culto, sensible, sensato, positivo, exquisito… encantador! Uno aprende escuchándolo, y es realmente grandioso descubrir que puede abordar cualquier tema que se le proponga y dar cátedra al respecto.

Para cerrar este tema quisiera citar las palabras de Luis Miguel en su última conferencia de prensa cuando dijo “Tengo un público muy inteligente que lleva conmigo muchos años y que sabe perfectamente como son las cosas… sabe que en el negocio de la comunicación hay veces que con tal de lograr algo son capaces de inventar cualquier cosa”. Desde mi humilde lugar pido a los medios de comunicación respeto a Luis Miguel, a sus fans y al público en general, sepan que deben informar habiendo confirmado previamente la noticia y por favor, enfóquense en su carrera, con la que constantemente está cosechando éxitos y batiendo nuevos récords.

Aclarada la cuestión, quiero presentarles la historia de hoy, la que una vez más demuestra que Dios pone ángeles en la tierra para ayudarnos a sobrellevar la pesada cruz que muchas veces cargamos sobre nuestros hombros. Maritza abre su corazón para confiarnos una fuerte y conmovedora historia de vida, en la que Luis Miguel ha sido su refugio y su tabla de salvación. Admiro la fortaleza y la valentía de esta fan a quien tuve el privilegio de conocer en el año 2012, momento en el que no imaginé que detrás de su bella sonrisa se escondía un profundo dolor, pero que a pesar de ello ahora tengo la tranquilidad de que tiene un ángel de la guarda de ojitos verdes que reconforta su alma. Los invito a conocerla:

Me llamo Maritza y aunque en esta nota voy a contar algo muy personal, lo hago porque creo que es la única manera de que sepan cuán importante es este señor de ojitos verdes en mi vida.

Les cuento que soy una persona que suele cambiar de estados de ánimo constantemente. Hay tristezas que llegan de golpe y siguen produciéndome un desequilibrio emocional, depresiones e insomnio, pero fundamentalmente -aún a mis 42 años- me llevan a esa edad  de 8 años en la que fui una niña, a quién durante cuatro años le robaron la infancia, la adolescencia y marcado su adultez. Esa niña no sabía lo que ocurría, solo tenía miedo de hablar por temor a estar haciendo algo malo.

Nunca fui una chica como otras, pendiente de vestirme bien, arreglarme para un posible amor… y es que perdí la confianza en los hombres y aún les temo. Conforme fui creciendo desarrollé una pérdida de la auto-estima junto a esa sensación de no valer nada (hasta sentí odio hacia mi misma), y llegué a tener  una perspectiva anormal de mi sexualidad, me aislé de mis amigas, tuve desórdenes alimenticios que dieron paso a la obesidad, algo que únicamente sirvió para empeorar las cosas, y creé una burbuja donde solo hubo lugar para mí. Mi mente se encargó de esconder los recuerdos, aunque inevitablemente a veces regresan, y a pesar de todo nunca consideré el suicidio, pero sí el deseo de no despertar al día siguiente.

En mi adultez aún hay heridas profundas que dejaron cicatrices a nivel físico, emocional, espiritual y psicológico. Esta soy yo, la verdadera, la que finge sonrisas, la que hace chistes, la que busca agradar a los demás, pero también la que tiene virtudes y anhela ser mejor persona. La máscara me pesa, por eso necesito quitármela y demostrarme tal cual soy.

Mi sexualidad se despertó recién a los 14 años, con esa hermosa sensación que supongo muchas tuvieron antes, la que viene después del hormigueo en el estómago; ese día llegó la tranquilidad de saber que me gustaban los hombres, más precisamente él, un adolescente de 15 años a quién idolatraba, veía por televisión, y el que casualmente un día bajó de un auto en mis narices mientras esperaba el bus. Era el mismo Luis Miguel que estaba de visita en mi ciudad y que se aparecía ante mí sin previo aviso, rubio como el sol y bello como el amanecer, simplemente perfecto. Cuando descendió del auto junto a su manager nuestras miradas se cruzaron y sus ojos se posaron en mí provocando el despertar de mi madurez sexual. Bastó que esbozara una pequeña sonrisa para disparar mi éxtasis, pero a pesar de ello no me acerqué porque no supe qué hacer al entrar en estado de shock.

Con el correr de los años muchos de mis sueños se truncaron, como por ejemplo el tener hijos, y la burbuja donde decidí refugiarme fue creciendo conmigo, ya que ahí nadie me dañaba o al menos eso pensaba, pues ahora me doy cuenta que lo único que hice fue alejarme de la vida social, perdiéndome de muchas cosas. Pero todo este tiempo Luis Miguel se mantuvo junto a mí en la soledad, y me aferré a ese amor imposible hipnotizada por sus canciones, su voz, su carisma y su sonrisa, la más bella del mundo.

Ese amor y esas sensaciones perduran en el tiempo, lo que me lleva a sentir un cosquilleo como si me hubiera tragado mariposas cada vez que lo veo. En un comienzo Luis Miguel fue un amor imposible al que soñaba conocer y que se enamorara de mí, con quien casarme y tener hijos, pero con el paso del tiempo se ha convertido en el ser que me ha salvado de todas las maneras en que se puede salvar a otro ser humano -creo que nunca llegará a imaginar cuanto nos salva de los avatares de nuestra vida diaria. Deseo algún día poder fundirme en un abrazo con él, como si fuera un amigo, un hermano y darle las gracias por la música que le ha puesto a mi vida durante estos 32 años.

Sus canciones me hacen palpitar experiencias que nunca viví como si me sucedieran en realidad, y su música es una caricia a mi alma.

Para finalizar les cuento que ese señor de ojitos verdes estando frente a mí me vio llorando en Córdoba -Yo venía de casi 6 años de enfermedades y estar allí tan cerca fue como un sueño irreal- y en un momento empezó a hacer gestos como los que hacen los bebes a punto de llorar, y una amiga me dijo que eran para mí. Efectivamente fue así, pues al mirarlo comenzó a mover la cabeza para que yo no llorara. Esa noche toqué el cielo con las manos y no podía creerlo, él me miraba a mí, a la que siempre se sintió el patito feo, mientras estiraba su mano para acariciar la mía. Les juro que aún lo recuerdo y se me eriza la piel, porque nunca vi tanto amor en los ojos de un hombre como esa noche, nunca nadie me miró como él lo hizo, con tanta ternura y tanto agradecimiento.

Luis Miguel ha sido mi luz en el camino y mi salvavidas, por eso y mucho más lo voy a amar siempre, y el día que tenga que irme de este mundo será mi último pensamiento.

Maritza

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