“Porque el mundo gira y tú sabes que es por ti”

Euge Cabral
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¿Alguna vez se detuvieron a pensar por qué bautizaron a Luis Miguel como ‘El Sol’?, he aquí algunos datos que nos ayudarán a develar esta incógnita:

El sol es el astro más grande del sistema solar y, coincidentemente, Luis Miguel en su género es el artista más grande de la historia -se destaca ampliamente entre sus pares-, aunque estoy segura que algunos diferirán en esta apreciación y exclamarán “¡Es uno de los más grandes!”, siento que se equivocan.

Si buscamos información precisa respecto a las estrellas nos encontramos con que son los únicos cuerpos del universo que emiten luz, pero el sol se destaca por poseer el mayor brillo aparente y por ser nuestra principal fuente de energía… ¿Se quedaron pensando en Luis Miguel al leer la última parte de la frase? Yo sí, es que ésta también califica para él, porque es un ser que irradia una luz muy especial, la que se ha convertido en esencial para nuestra existencia.

Somos conscientes que hay vida en la tierra gracias al calor que recibimos del sol, y también nuestra alma se ve reconfortada con el calor que recibimos a través de la voz de nuestro Sol.

Prosiguiendo con las características que describen a la máxima estrella del sistema solar, quiero detenerme específicamente en esta que dice: “Ejerce una fuerte atracción sobre los planetas y los hace girar a su alrededor”; al leer esta frase, mi mente no pudo evitar recordar un fragmento de una de sus canciones: “Porque el mundo gira y tú sabes que es por ti…” -cualquier similitud, en cuanto a nuestra experiencia como fan de este gran artista, es mera coincidencia.

Es imposible dejar de asombrarme al constatar fehacientemente cuántas coincidencias encontramos entre estos dos Soles, y llego a la conclusión que a pesar de tenerlos a muchísimos kilómetros de distancia, cada mañana al despertar necesitamos saber que ahí están para reconfortarnos.

En otro orden de cosas, quiero invitarlos a que conozcan a una fan que tiene una preciosa historia que compartirnos:

Me llamo Maricel Alejandra Cruz Ahumada, soy de Curicó, Región del  Maule, Chile. Conocí a Luis Miguel, por allá en 1983, cuando cantaba en “Sábado Gigantes”, el programa más importante que ha tenido Chile hasta la actualidad.  Mi abuela me dijo: “Mira qué lindo el chiquito que canta, tiene unos ojos preciosos”… ahí deje lo que hacía, volví la mirada al televisor y sentí ese escalofrío único y maravilloso, el que me indicó que Luis Miguel permanecería en mí para siempre.  Aunque sólo tenía 7 años lo amé, fue amor a primera vista y nunca más dejé de seguirlo.

Veía todos sus programas, compraba todas sus revistas y en 1984, cuando vino al Festival de Viña del Mar por primera vez, ya me había convertido en su más fiel admiradora. 

A medida que iba creciendo pude organizarme mejor y, en 1989, formé un Fan club oficial en Curicó que se llamó “Micky el preciado bombón”, el cual estuvo apadrinado por la Radio Condell, en la que cada martes supimos reunirnos en el estudio, por el lapso de media hora, para hablar y escuchar su música.  Para mí era lo máximo, vivía y moría por mi Fan club, tanto así que cuando Luis Miguel volvió a Chile ese año, después de tres de ausencia, organicé un viaje a Santiago para ir a esperarlo al aeropuerto. Fue maravilloso organizar esta aventura -fueron tres horas en bus- con mis apenas 13 años, pero estuvimos bien cuidadas ya que unas mamás nos acompañaron. Partimos muy temprano por la mañana, y ya en el aeropuerto internacional de Santiago, al ver que al fin el avión se posó en la pista, no pude dominar mi emoción y nervios, estado que se repitió entre las presentes y se desató una histeria colectiva. Por esos años uno podía esperar en la pista, entonces en cuánto vi asomar ese muchacho alto, flaco, y cabellera rubia que se movía con el viento, mi corazón estalló de júbilo, a tal punto que me desmayé de la emoción! Perdí la conciencia, el sentido del tiempo, y cuando desperté estaba en el suelo con un policía a mi lado cuidándome, les juro que la única reacción que tuve fue gritar “¡Luis Miguel!”, pero mi Sol se había ido y mi pena fue muy grande. El corazón se me rompió en mil pedazos, había esperado años ese momento y no pude con la emoción.  Regresé sumida en la más grande depresión, cerré el Fan club y bajé notoriamente mis notas en el colegio, ya no había forma de volver a organizar algo nuevamente.

En 1993 Luis Miguel vino a dar un concierto en Santiago y, gracias a una tía que me amaba y me trasladó hasta allí, pude asistir. Fue en galerías pero ¡Qué importaba si al fin respiraría su mismo aire y escucharía su voz maravillosa! Estaba tan feliz e ilusionada que nada podía opacar ese momento. El Rey llegó en helicóptero al estadio, lo sobrevoló bien bajito, así que pude divisarlo desde mi lugar. Nuevamente mis nervios me traicionaron, quedé en shock, pero una buena bofetada de mi tía me hizo volver a la tierra y lo disfruté al máximo. Cuando el concierto terminó volví a la realidad y no pude parar de llorar por dos horas; no hay nada peor que estar en el paraíso, escuchando y viendo a Luis Miguel, y después volver a la tierra y a la realidad.

Luego, en 1996, me casé y me fui a Santiago con tan sólo 19 años. Sí, leyeron bien, así de pequeña, es que siempre he sido muy apasionada y de amores  eternos. Con mi marido, que es una amor, ya llevamos 17 años juntos, y él fue consciente al aceptarme frente al altar, que debía prometerme amor y respeto, como así también compartirme por siempre con Luis Miguel. Así me conoció, me amó, y me ama.

Ahora tenemos 3 hijos -dos niños y una princesa-, y a lo único que no accedió fue a ponerle Luis Miguel a alguno de ellos.  Por lo demás, y gracias a que ahora vivo en la capital, he podido asistir a cada uno de sus conciertos sin excepción, ni la panza de un embarazo me lo impidió.

Al principio me acompañaba mi esposo y como se cansó, en la actualidad asisto sola todos las noches que se presenta. Comencé en las tribunas -galerías- en la última fila, y ahora me voy acercando a él cada vez que viene. Lamentablemente nunca he podido conseguir una primera fila porque siempre están agotadas y ese es mi mayor y único sueño, estar frente a él, mirar sus ojos verdes maravillosos que me encandilan y tomar su mano… ¡Ay mi Dios! no puedo morir sin cumplir mi sueño.

Les confieso que siempre pensé que estaba loca y que era un bicho raro, ya que en el colegio recibía burlas constantes por mi fanatismo extremo, las profesoras me tenían prohibido escribir el nombre Luis Miguel en alguna narración -me bajaban la nota si lo hacía- y si tenía un pololo (novio) que me hablaba mal de él o no le gustaba, automáticamente se terminaba el noviazgo.

Soy una fan incondicional de tomo y lomo, orgullosísima de mi artista, colecciono sus discos y todo lo que tenga que ver con él, por eso cuando te encontré, Euge, y a toda esta gran familia Luismiguelera, me sentí a gusto con personas que sienten lo mismo que yo y me di cuenta que no estoy loca, que compartimos los mismos sueños y el mismo amor. 

He sufrido por Luis Miguel al no verlo feliz, al ver que no puede lograr una familia de verdad como la mía, pero creo tener la respuesta: Luis Miguel es del mundo, su corazón no es de una mujer sino de millones de fans que lo amamos con locura… él no tiene un hogar normal, su hogar es el escenario, su familia son sus fans, y es en ese lugar donde es inmensamente feliz, donde deslumbra y encandila con su luz.

Maricel

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