Te extraño porque te siento como algo muy mío

Euge Cabral
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“Pasa el tiempo y cuando pasa…” a veces pesa y mucho. Pues así me encuentro hoy, luchando con ese sentimiento de nostalgia que tanta impotencia me despierta. El tiempo vuela como si tuviera prisa por llegar a algún sitio, y es tan cruel que termina agudizando esa sensación de vacío en mi interior.

Transcurrieron más de ocho meses de aquella última cita en la que mis sentidos se vieron deslumbrados por la presencia de Luis Miguel, y por más que estos se encargaron de atesorar cada detalle de ese momento, el paso del tiempo comienza a hacer estragos en mi persona. Siento una opresión en el pecho, sensación de vacío, y la imperiosa necesidad de acortar distancias y tiempos con tal de que me lleven a su encuentro, pues me hace mucha falta.

Muchos pensarán que no es normal extrañar de esta manera tan particular a una persona que no nos conoce, o con la que nunca tuvimos la oportunidad de entablar una conversación, pero créanme que no es un sentimiento exclusivamente mío, sino que es una sensación generalizada entre los fans de Luis Miguel.

En muchas ocasiones, en soledad, me descubro secando mis lágrimas, esas que no hacen más que exteriorizar lo que transita mi interior… ¿Vivieron alguna vez la experiencia de tener a alguien de la familia muy lejos por un tiempo prologado, en épocas en la que la tecnología no era nuestra aliada? Exactamente así me siento… con ganas de correr a abrazarlo muy fuerte para luego embriagarme de su imagen, voz y perfume, con tal de que este exceso me ayude a sobrellevar otro inexorable período de su ausencia. Indiscutiblemente él genera esto tan fuerte e inexplicable, y es el responsable de que juntos hayamos forjado un vínculo indestructible que prevalecerá por siempre. Lo que me une a él va más allá de todo entendimiento, sólo se trata de sentir y de permitir que nuestras almas se conecten.

Tengo que aceptar y aprender a convivir con esta sensación de añorarlo tanto, por el simple hecho de que no nací siendo fan de Luis Miguel pero voy a morir siéndolo.

Desde el primer contacto que tuvimos con Luis Miguel supimos que sería alguien trascendental en

nuestras vidas porque es dueño de un don especial, lo que claramente queda confirmado en la historia que quiero compartirles hoy.

Claudia fue bendecida con la posibilidad de nacer siendo fan del Rey, por lo que literalmente su vida entera es el diario de una fan:

Junto con mi vida, llegó Luis Miguel para quedarse para siempre en ella. Paso a explicarles el por qué de esta aseveración, porque mi madre es fan desde que Luis Miguel lanzó su carrera, por lo que literalmente nací escuchándolo, de eso hace ya 29 años.

Dentro de mi conciencia de niñez, y los recuerdos que comparte conmigo mi mamá, puedo recrear escenarios como cuando tenía menos de 2 años y gritaba en el cine, al compás de la sonata de “Fiebre de amor”, cada vez que aparecía la divinidad de su silueta.

En esos tiempos daba mucha ternura ver a una bebé enamorada de Luis Miguel aunque hoy, a lo lejos y después de todo lo vivido, no creo que se tomaran con tanta gracia los delirios que el Rey provoca en mí, cada vez que tengo la oportunidad de tenerlo cerca. Así fue como fui creciendo acompañada de su música y de su imagen.

Al llegar la adolescencia mis hermanos compartieron este gusto por el “Astro Mexicano”, tal como lo llamaban en aquella época en mi país.

Desde que lo conocí todo ha sido un diario de vida dedicado a él, pósters, álbumes de fotos, cassettes, VHS, CD’s, etc. Cualquier cosa que pudiera reunir del gran amor de mi vida, mi príncipe  multicolor, ha sido poco para la emoción que siempre ha contenido mi corazón por este hombre tan maravilloso. Ese que con una sonrisa borra todo el dolor y con una melodiosa nota, que emerge de su voz, llena de alegría y emoción cualquier alma… es un sentimiento inexplicable que solo una fan de Luis Miguel lo puede entender.

Imposible olvidar esa vez en la que cumplí el gran sueño de toda fan… verlo en vivo.  En el año 1996, con 12 años de edad, estuve presente en el estadio Nacional de Santiago de Chile esperando con ansias ver a la persona que le daba tantos motivos a mi vida. Aunque toda la emoción pretendía escaparse por los ojos, pensaba al mismo tiempo que el llanto me nublaría la visual, y no quería perderme ni uno solo de sus movimientos ni de sus sonrisas. A pesar de la gran distancia que nos separó (estuve en galería) pude sentirlo muy cerca… su voz, interpretación y entrega en el escenario traspasan los límites del entendimiento y te sumergen en lo más puro de los sentimientos.

Ese día me prometí nunca más perderme ninguna de sus presentaciones en mi país, promesa que he podido cumplir a cabalidad con el transcurso de los años, gracias a mi madre, padre y el que hoy es mi marido.

Como sabemos, escucharlo cantar es un deleite para cualquier oído, pero uno como fan siente y vive su música de una manera diferente.

Creo que no existen palabras para explicar el sentimiento que corre por mis venas cuando escucho su voz; empieza a recorrerme por todo el cuerpo una energía y un gozo que se contienen en mi garganta y en mi pecho, los que muchas veces se desahogan a través de mis ojos.

Cuando me deleito con uno de sus discos, cada nota, melodía y palabras que salen de su boca me invitan a imaginar su mirada interpretando, gesticulando, sonriendo, desplazándose en el escenario siendo simple y grandiosamente él… y yo no puedo hacer otra cosa más que sonreír y volver a sonreír.

Desde esa primera vez no me he perdido ninguna de sus giras, y lo que se acentúa más en mis recuerdos fue lo que viví allá por el año 2006 y el recién pasado.

En el año 2006 gracias a Dios, mis padres y una amiga de Universidad que tuvo la amabilidad -junto a su familia- de recibirme en su casa, pude realizar un viaje de ensueño hacia la tierra que le dio vida al artista, y en la que creció e hizo su patria: México.

En ese año Luis Miguel estaba realizando una seguidilla de shows en el Auditorio Nacional, rompiendo su propio récord, y pude ser parte de esa travesía.

Con mucho esfuerzo, puesto que cuando llegué ya estaban vendidos los boletos de todos los días, logré ir a 2 shows.

Me sentí muy apenada al arribar al país porque no había alcanzado a comprar ni un solo boleto, pero la mayor alegría me la dio un programa de radio mexicana en la cual me regalaron mi primer ticket al paraíso. Aunque luego intenté comprar por reventa, al final no pude concretar la compra y todo fue por una razón, al día siguiente se abrieron nuevas fechas y, por primera vez en mi vida, logre estar en la fila 6.

Luis Miguel estuvo tan hermoso como siempre, con un cantar directo del corazón y una manera inigualable de sentir e interpretar las rancheras en su tierra. Pero lo mejor estaba por venir, ya que decidí acercarme al escenario –pude lograrlo a pesar de la seguridad- para encontrarme con el hombre que desde que tengo uso de razón me ha robado el sueño y me ha quitado el aliento. Al ritmo de “Te propongo esta noche” -vestía un elegante pantalón negro, una camisa de seda roja con motivos y cantaba recostado sensualmente sobre uno de los parlantes grandes- , me miró dedicándome la más bella de sus sonrisas y, ante la plegaria de mi brazo estirado para lograr tocar el cielo, obtuve la gloria. Miky amable y cariñosamente se estiró para alcanzar mi mano y darle una suave caricia que hizo que me olvidara de todo, hasta de respirar. Creí que esa sería la primera y última vez que podría tenerlo así, tan cerca. Mi pesimismo al respecto radicaba en que en Chile

los boletos para sus shows triplican el valor que en México y como somos una familia de fans que vamos todos a verlo, una posición como aquella y lo que había conseguido esa noche iba a ser imposible de lograr e igualar… pero no fue así.

Con el paso de una gira tras otra y a partir de ese año, logramos con mi familia asistir a todos los shows que agenda Luis Miguel para mi país, además fuimos acercándonos más y más al escenario, aunque esto significara amanecernos en el lugar para lograr un boleto en primera fila.

Cada año obtengo una sonrisa, una mirada, o alguna estrofa de canción dedicada, pero sin dudas este pasado 2012 fue mágico. Tuve la oportunidad de verlo en su regreso a la Quinta Vergara en el Festival de Viña del Mar y luego, en Noviembre, en 3 shows con la gira “The Hits tour”, en el Movistar Arena de Santiago, culminando con una gran sorpresa que fue el concierto de Gala.

Hice malabares económicos, imploré y lloré, todo sea por conseguir mis tickets y lo logré, fueron tres días maravillosos y únicos, pero lo mejor fue la gala. Cuando comenzó el show me acerqué al escenario y Luis Miguel se percató de mi presencia, me señaló con una radiante sonrisa mientras elevó su pulgar como diciendo: “Estas aquí de nuevo”.

Mi emoción creció conforme pasaron las horas porque tuvo tantos detalles lindos conmigo, lo sentí como nunca antes… como cuando te reconoce entre tanta gente y te regala prolongadas miradas, sonrisas, te canta con esa emoción tan suya, sintiendo la canción y agradeciéndote el ser su fan. Lo mejor fue tomar su mano tres veces la misma noche, siendo una de ellas muy especial puesto que entre tanta gente clamando por tocarlo, se volvió sólo para regalarme un gran apretón de manos acompañado de una de sus deslumbrantes sonrisas junto a un guiño de ojo. Ese día mi hermana, para culminar un día lleno de felicidad y magia, logró tomar una de las pelotas que lanza terminado cada show.

Lo que viví esa noche puedo definirlo como inolvidable, supremo y mágico, y a Luis Miguel como perfecto y único.

Él llena mi vida de tanta dicha, que sentí la necesidad de llevar a cabo un deseo que tuve por años, y así sellar este amor tatuando las iniciales “LM” en mi piel.

Esa noche conseguí mucho más de lo que pude haber imaginado jamás, y como se vale soñar, no pierdo la esperanza de algún día darle este abrazo guardado lleno de amor y admiración.

Tengo una forma personal de vivir este fanatismo por el Sol de mi universo, por él se despierta esta sublime devoción y  una especial unión familiar que nos brinda su música cada día del año. Es una experiencia exquisita el poder estar al lado de tus padres, hermanos, marido, amigas o tu abuelita cuando se presenta en vivo,  pues podemos disfrutar todos juntos de su maravilloso talento.

Antes de terminar estas líneas quisiera dar unos agradecimientos; en primer lugar a mi mamá y mi papá, Gloria y Alejandro, que me permiten volver realidad cada año el sueño de estar en cada show, a mi marido Patricio por compartir mi amor con Luis Miguel, a mi hermano Felipe por permitirnos celebrar su cumpleaños en los shows de Miky y a mi hermana Pao, mi compañera de locuras.

Quisiera agradecer muchísimo a Euge por darme la oportunidad de poder expresar este gran amor a través de su columna y brindarme su linda amistad.

Y por supuesto a Luis Miguel, simplemente gracias por ser más que parte de mi vida.

Claudia Navarro R.

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