Vivir un concierto de Luis Miguel es tocar el cielo con las manos

Euge Cabral
Sigueme

Como todos saben, Luis Miguel está a punto de celebrar sus 40 años de trayectoria este próximo 21 de enero de 2022. Los fans de todas partes del mundo vamos a participar de algunas dinámicas para celebrarlo en grande, por lo que les pido que estén atentos a cada una de ellas para que puedan sumarse a este gran festejo. Y hablando de esas propuestas, he aquí una muy innovadora en la que será muy fácil hacerle llegar su felicitación a ‘El Sol’. Miren atentamente el video para saber cómo hacerlo, y apúrense porque ya casi cierra el plazo de recepción de mensajes:

Pronto estaremos compartiendo la propuesta central a realizarse el día de su aniversario, y otras que acontecerán durante un lapso de 40 días. ¿Sabían que vamos a lucir todos la misma playera (polo, remera) con un logo especial creado especialmente para esta celebración? Aquí se las presento:

Los Logos para la camiseta están disponibles en los siguientes links para que pueden descargar las imágenes en alta calidad en el momento de mandar a hacer sus camisetas en su ciudad:

Logo Delanterohttps://drive.google.com/…/1tvgzHQoy…/view
Logo Espalda: https://drive.google.com/…/17aYfu41db…/view

Mientras nos preparamos para este gran día, los dejo con una fan, que entendió a la perfección lo que es trabajar y perseverar por un sueño:

Mi nombre es Reyna Liliana Jardinez Ibarra, soy del estado de Hidalgo, México, y mi historia con Luis Miguel empezó cuando yo tenía ocho años. Lo vi por primera vez en el programa ‘Siempre en Domingo’, y luego comencé a comprar sus discos, los que por cierto eran de vinilo en aquella época. Amaba escucharlos, hasta que el año 1999 me arrebató esa posibilidad porque sobrevino una tremenda inundación. Ésta no solo arrasó con gran parte de la ciudad sino también con mi colonia. El mueble donde estaban los discos se arruinó, y aunque más de una vez intenté abrirlo, nunca fue posible porque la madera se hinchó. Por más que lo dejamos secar, empezó a oler mal y se tuvo que tirar con todo lo que llevaba dentro, incluyendo mis discos, por supuesto. Ya no pude comprarlos otra vez porque dejaron de hacerse en ese material, y aunque podría reemplazarlos en la actualidad, puesto que los venden en Internet, los precios son demasiado inaccesibles.

Desde ese primer programa en que lo descubrí, jamás me perdí alguno donde se presentara, y además tuve la oportunidad de ver aquellos que se hicieron en Acapulco y algunas entrevistas, porque no todas las transmitieron en México. También compraba las revistas donde salía alguna nota referida a Luis Miguel, y así logré tener la colección que aún conservo.

Después desaparecieron los discos de vinilo y empecé a comprar los CD’s, aunque también adquirí algunos cassettes. Tengo un VHS de un concierto en vivo, y la película ‘El Jorobado de Notre Dame’, en la que al final sale cantando la canción “Sueña”.

No quería quedarme con escucharlo solamente en los discos o verlo por televisión, sino que deseaba disfrutarlo en vivo y en directo. Así que les pedí muchas veces a mis papás que me llevaran a un concierto, pero lamentablemente nunca lo hicieron. Cuando crecí acudí a mi hermano, que estaba estudiando en Ciudad de México, pero tristemente tampoco accedió a cumplirme el sueño.

Las ganas de ir a un concierto eran tan grandes, que empecé a pensar en cómo podía hacer para que me llevaran. Un día vi un anuncio de Ticketmaster por la TV, el que informaba que podías comprar los boletos por teléfono y te los enviaban a tu casa, así que decidí comunicarme para adquirir uno para mí y otro para mi hermano menor Fabio. Pensé que de esa manera no se negaría y eso fue lo que pasó. Cuando vino a casa el fin de semana le di la noticia, que tenía los boletos para el próximo concierto en el Auditorio Nacional, y solo dijo que sí, pero que no sabía cómo llegar.

Les juro que se me hizo eterna la cuenta regresiva, pero después de tanto esperar llegó el momento de viajar hacia Ciudad de México, así que nos dirigimos al departamento de mi tía un día antes, y ella nos esperó con la comida preparada. Deseaba que volaran las horas, puesto que ya quería que llegara el nuevo día, aquel que cumpliría mi gran sueño y sería el más feliz de mi vida.

Llegado el momento salimos de casa una hora antes porque teníamos que hacer un transbordo en el metro, ya que mi tía vivía un tanto alejada del lugar. Arribamos y por suerte todavía no empezaba, entramos al recinto y quedé extasiada ante su belleza y grandeza. Nuestros lugares estaban en la parte de arriba, pero se veía muy bien el escenario. Esto sucedió el 3 de marzo del año 2000, en su gira “Amarte es un placer”.

Ese concierto fue lo mejor que me ha pasado en la vida, fue muy bello y emocionante verlo en persona, y aunque estaba alejada del escenario lo disfruté muchísimo. Por supuesto que me quedé con ganas de ir nuevamente a otra presentación, así que ésa sería mi próxima meta.

El año 2002 concretó mi próximo sueño, ir a otro concierto, y utilicé la misma estrategia, solo que en esta ocasión le tocó a mi hermano Darío. Esta vez había fechas para el Auditorio Nacional, y solo una en el Estadio Azteca. Elegí esta última porque celebraría 20 años de carrera artística, dentro del marco de su gira “Mis romances”.

Nuevamente compré los boletos por teléfono y cuando vino mi hermano, ese fin de semana, le di la buena nueva y, aunque a él no le entusiasmó, dijo que me llevaría.

En esta ocasión mi hermano pasó a buscarme en su coche el mismo día del concierto, y no pude evitar exaltarme ante tanta emoción y alegría. Recuerdo que cuando estábamos cerca del lugar había mucho tráfico, y que cuando por fin llegamos mi corazón palpitó aceleradamente. En esta oportunidad estuvimos en la cancha, y fue doblemente estremecedor palpitar tan de cerca el fervor de todo un estadio que no paraba de gritar cuando Luis Miguel irrumpió en el escenario.

Cuando volteábamos a ver las gradas y esa cancha abarrotada de gente, lo que sentimos fue imposible de describir con palabras. El público gritaba enloquecido ante sus sensuales movimientos, mientras coreaban las canciones a todo pulmón y emoción.

Me la pasé cantando, gritando y bailando arriba de la silla, y aunque a mi hermano no le gustaba mucho, verdaderamente disfrutó de aquel concierto.

Sobre el final del espectáculo llovieron papelitos de colores y ‘El Sol’ aventó unas rosas que había a cada lado del escenario (en esa época no era tan frecuente que se acercara a saludar de mano a la gente de las primeras filas).

En el concierto del año 2000 compré de recuerdo una camiseta y unas tazas, y en el 2002 un vaso tequilero que, junto con los discos, los recortes de revistas y los boletos que aún conservo, son mis grandes tesoros.

Por diversas razones ya no pude asistir a otras presentaciones, pero espero poder hacerlo el próximo año, puesto que vivir esa experiencia es tocar el cielo con las manos… oírlo cantar en vivo, y verlo en persona es algo que te transporta al paraíso.

Lili

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *


Botón volver arriba