“El sueño de volar hasta alcanzar nuestra felicidad”

Maria Eugenia Cabral
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Luis Miguel continúa gozando de un justo descanso antes de brillar nuevamente sobre el escenario del distinguido coliseo del Caesars Palace, sito en Las Vegas, los días 12, 13, 15 y 6 de septiembre. Si bien se ha caracterizado por disfrutar de Los Ángeles, Miami, Los Cabos o Acapulco en sus recesos, últimamente ha elegido recorrer diferentes ciudades de España, tierra a la que se siente ligado no solo por ser parte de su propia historia sino también por contar con invaluables amigos. Días atrás una serie de fotografías, las que por cierto viajan a la velocidad de la luz gracias a las nuevas tecnologías, nos permitieron espiarlo un poquito en su paso por Madrid, y ahora vuelven a darnos la oportunidad de verlo en la Costa del Sol, más precisamente en la ciudad de Marbella, disfrutando de la compañía de amigos y celebridades, tal es el caso de la princesa Martha Louise de Noruega. Dicen que la reunión surgió a raíz de la invitación de Antonio Banderas, quien los convocó para la Gala del Festival Starlite 2019.

Luego supimos, otra vez por imágenes, que prosiguió su recorrido por uno de los sitios más turísticos de España, Estepona, donde sorprendió a los dueños de un restaurante de playa con una visita inesperada. Después de cenar accedió, con la amabilidad que lo caracteriza, a tomarse fotos con los empleados del lugar.

Pero su paso por Málaga no solo quedó registrado a través de fotografías sino también de un video que nos hizo partícipes de la improvisación de una exitosísima canción de Bossa Nova titulada “Garota de Ipanema”. Tal suceso aconteció cuando Luis Miguel se acercó en forma espontánea y decidió acompañar a los músicos que amenizaban la velada. Qué emoción poder contar con la presencia de la voz latina más importante de todos los tiempos en un ámbito diferente al escenario, y qué privilegio disfrutar de la interpretación de un estilo al que no nos tiene acostumbrados. No me cansaré de repetir que amo verlo feliz, relajado, disfrutando al máximo cada momento y dejándose
llevar por lo que siente. ¡Enhorabuena Miky!

En otro orden de cosas me encuentro en condiciones de animarme a confirmar la segunda temporada de ‘Luis Miguel, La serie’, puesto que el señor Kiko Cibrian, encargado de recrear las canciones de ‘El Rey’ en la voz de Diego Boneta, retornó al trabajo de estudio junto al actor. Tanto Diego como Kiko nos dejaron saber, a través de videos e imágenes
compartidas en sus espacios personales de Instagram, que efectivamente estaban trabajando en este gran proyecto. Si bien esto recién es el comienzo, todo indica que pronto iniciarán con las grabaciones de los capítulos. Resta esperar pacientes las declaraciones de las voces oficiales respecto a la fecha prevista para su lanzamiento.

Luego de ponerlos al corriente con la actualidad quiero darles a conocer un nuevo relato. Me gustaría contarles que al momento de publicar cada historia respeto el orden en que me las envían, razón por la cual me emociona doblemente que las últimas compartidas tengan un denominador en común: la concreción de un sueño por el que se esperó muchísimos años. Y tal como lo expresé en la columna anterior, todo es posible gracias a la magia de Luis Miguel. Hace algunos años tuve a la protagonista de hoy participando en este espacio, y entonces nos reveló que había compartido vivencias con el mismísimo ‘Sol de México’ en un ámbito escolar en Ciudad de México.

Aunque de nacimiento es mexicana tiene a Colombia como segunda nacionalidad, puesto que su madre nació en esas tierras. Aquel texto que compartí nos permitió conocer algunas anécdotas respecto a esa convivencia tan particular, y descubrir las cualidades de un niño que ya se perfilaba como un gran ser humano. Con los años Ximena albergó en su corazón la ilusión de volver a verlo, y después de una larga espera llegó el momento de hacerlo, pero esta vez en un nuevo entorno: un estadio abarrotado de personas rendidas a sus pies.

¿Cómo sucedió todo? Ella misma se los platicará: Gracias a un amigo de la escuela primaria me reencontré con aquella comunidad educativa, contacto que surgió través de una directora que se encargó de reunir a las personas que habían estado bajo su tutela. Al compartir muchas anécdotas me hicieron recordar situaciones que tenía guardadas en el corazón.

En mi trayectoria como fan siempre vi a Luis Miguel en televisión, mediante la computadora o el celular, pero jamás había tenido la oportunidad de hacerlo en vivo hasta este año en el que ocurrió algo inesperado que recordaré toda mi vida. Un grupo de amigos, que conocen bien la historia que me une a ‘El Rey’, me hicieron uno de los mejores regalos de cumpleaños: una boleta doble para el concierto de Luis Miguel el 16 de marzo. Les juro que no pude hablar, debido a la emoción, el día en que me sorprendieron con tan importante obsequio.

El reencuentro largamente esperado se hizo realidad en un lugar impensado, el estadio El Campin situado en Bogotá. Un sitio que no imaginé porque hace 30 años se llevó a cabo una actividad de mi colegio a la cual no asistí porque simplemente no estaba accesible. Todo sucedió de una manera muy linda desde el momento en que mis amigos organizaron el transporte adecuado para trasladarme al recinto, la conversación que tuvieron con la empresa encargada de la venta de tickets, y su constante preocupación por contemplar hasta el mínimo detalle para que mi cita fuese inolvidable.

La noche del 16 de marzo llegué al estadio y me situaron en un palco apto para personas con movilidad reducida, el cual resultó ser la mejor ubicación de la velada.  El momento más esperado llegó a las 9 pm cuando Luis Miguel irrumpió en el escenario para brindarnos un gran concierto. Más de 30.000 voces coreábamos sus éxitos con mucho entusiasmo y algarabía, claramente es un mago para lograr que ninguno desafinemos al cantar y eso me maravilla. Fue una noche fría cuya temperatura se vio contrarrestada por el calor de ‘El Sol’. Aunque los fans esperaban emocionados llevarse algún souvenir del momento de la entrega de rosas y el lanzamiento de las típicas pelotas, en lo personal no lo esperaba puesto que Luis Miguel ya me había dejado un recuerdo mucho más valioso que eso. Esa noche, desde mi privilegiado palco de honor, lo sentí tan humano como aquel niño de la escuela que se escondía detrás de mí para que no le tomaran fotos, o cuando le preguntó a la directora qué me pasaba y si me iba a curar en plena clase de Origami. Sentí la emoción a flor de piel cuando vislumbró mi lugar y tuvo el detalle de lanzarme besos al aire. ¿Qué cómo me sentí en su concierto? Creo que una imagen vale más que mil palabras, pero lo resumiré diciendo: ¡Disfruté cada minuto y cada canción más que a nada en el mundo! No importaba la distancia que había entre la tarima y el palco porque estábamos conectados.

Me gustaría contarles una anécdota, resulta que meses atrás Paula Peralta (su corista) preguntó qué canción se podría agregar en el concierto, y mi respuesta fue: “Eres”. La sorpresa que me llevé cuando la cantó desencadenó mi euforia, y comprendí que siempre se encarga de complacernos. Sin dudas sentí que me dedicó el concierto y se lo agradeceré infinitamente.

Para finalizar deseo expresar que no tengo palabras que puedan reflejar mi eterna gratitud hacia quienes participaron de una u otra forma en la concreción de este sueño. ¡Los llevo en mi corazón por siempre!


Ximena Domínguez

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