Luis Miguel, una voz que abraza

Euge Cabral
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Trasladarse en avión, sin dudas, es la vía más confortable y rápida, pero no tiene los condimentos del viaje en automóvil cuando el recorrido lo haces en excelente compañía. La carretera que une Buenos Aires con mi ciudad es bastante extensa -un promedio de siete horas por autopista-, pero el tiempo vuela cuando mantienes conversaciones profundas, chistosas y ocurrentes, y las alternas con canciones deLuis Miguel que entonas a viva voz mientras realizas cada coreografía como puedes dentro del habitáculo -algo que tenemos documentado, por supuesto- junto a tus compañeras de ruta… ¡Si Miky nos viera se moriría de risa!

Es tal la felicidad que nos genera el comienzo de una nueva aventura que, además de verse reflejada en la luz que irradian nuestros rostros, necesitamos compartirla con el mundo entero, por eso recorrimos las rutas en nuestro auto con un cartel en el parabrisas en el que se podía leer “Luis Miguel, Tour 2014”. Es un orgullo llevar su nombre donde quiera que uno vaya.

Al llegar a destino nos entregamos a un sueño reparador, porque debíamos recuperarnos para disfrutar de futuras emociones. El nuevo día nos recibió con un sol radiante y un calor arrollador, pues por acá nos estamos aproximando a mi estación favorita, el verano. Luego de un suculento desayuno y considerando que era la anfitriona del lugar, corrí hacia el aeropuerto para darle la bienvenida a mi amiga chilena Paola, obviamente fan de Luis Miguel, quien a menudo lo sigue por el mundo.

Por la noche tuve el pálpito de que ‘El Rey’ vendría hacia la ciudad, así que regresamos -mis amigas y yo- al aeropuerto con la intención de recibirlo como se merece: con todo el cariño de sus fans y escoltándolo hasta el hotel. Pero esta vez mi sexto sentido falló y estuvimos aguardando hasta las cinco de la mañana sin suerte. No estábamos desencantadas cuando regresamos a dormir casi al amanecer, porque aunque nuestras ilusiones no se concretaron, compartimos la espera trazando sueños, esos en los que Luis Miguel siempre es el actor principal.

Los noticieros matutinos me dieron los buenos días con la noticia de fuertes tormentas sobre la ciudad de Buenos Aires, inclemencia meteorológica que perduró durante toda la jornada, ocasionando serios inconvenientes a la población e impidiendo que los vuelos se realizaran con normalidad. Pensé que eso sería algo pasajero, pero jamás sospeché que el concierto se suspendería por esta razón. Con el correr de las horas la noticia se confirmó, y nos costó un largo rato convencernos de que no veríamos a Luis Miguel esa noche en acción, pero ante todo priorizamos su bienestar, y si estaba complicado volar lo correcto era esperar a que el tiempo mejorara. No crean que todo quedó ahí y regresé a casa, había que disfrutar la noche y a mis amigas que estaban de visita, así que sabiendo que nuestro Rey estaba bien, que tan solo debíamos esperar un día más para verlo, optamos por un recorrido turístico por la ciudad y una rica cena –para no perder la costumbre- acompañada de una amena conversación. La primera parada del itinerario la hicimos en Orfeo Superdomo, lugar estipulado para el show, donde nos encontramos con fans de diferentes ciudades del interior de Argentina a quienes tenía muchas ganas de conocer en persona. Luego de los abrazos correspondientes y de intercambiar obsequios, continuamos nuestro camino. Todo imprevisto siempre tiene un lado positivo, y esta ocasión no fue la excepción, teníamos un día más de tour en nuestro haber y eso había que agradecerlo y festejarlo.

El 30 de octubre Córdoba amaneció con un esplendoroso y caluroso día, marco perfecto para darle la bienvenida a Luis Miguel, a quien esperábamos ansiosos y con mucha emoción. La puesta de sol no se hizo esperar, y previo al anochecer nos dirigimos hacia el lugar elegido para que ‘El Rey’ se reencontrara con su público. Para este primer concierto en mi ciudad tenía un plan, el que había ideado días previos cuando me dispuse a realizar un letrero con una frase dedicada a Luis Miguel. Aquel cartel tenía por finalidad no sólo darle a conocer mis sentimientos sino que además pudiera divisarme en la multitud, y así acaparar su atención por un instante. Les cuento que en primera instancia lo llevé, pero que no estaba segura si me animaría a levantarlo ante todos porque soy un poco tímida en ese aspecto -aunque les cueste creer.

Apenas se apagaron las luces el estadio rompió en un grito ensordecedor, y antes de que Miky irrumpiera en el escenario el público de las primeras filas corrió hacia adelante. El descontrol originó que muchísima gente se agolpara contra la valla con tal de verlo un poquito más de cerca, desprolijidad que estuvo lejos de incomodar a Luis Miguel sino todo lo contrario, ya que pudimos observarlo encantado de que los fans se mostraran tan eufóricos y pasionales. Esta situación lo motivó de una manera muy especial, lo que se manifestó en un derroche de energía, sensualidad e inigualables interpretaciones.

Relativamente al comienzo del concierto, en “Dame tu amor” para ser más precisa, me armé de valor porque percibí que era la ocasión perfecta para tomar el cartel en mis manos y levantarlo bien alto para que Miky alcanzara a leer: “Tu voz abraza mi alma”. Tan solo unos segundos le tomó hacer contacto, lo leyó e inmediatamente bajó su mirada –como acostumbra- para encontrarse conmigo a la distancia. Sentí que sabía a quién iba a descubrir en el tumulto, pues si bien le hice un pequeño cambio a la frase, es muy similar a la que le mostré hace unos años en Brasil, y con la que he firmado el primer libro que le hice llegar.

¡Qué privilegio perderme en tu mirada nuevamente y tener la oportunidad de lanzarte otro beso cargado de sentimientos, Luis Miguel! Y qué bendición apropiarme de tu sonrisa y de ese beso tan cariñoso que me obsequiaste, el que voló hasta mí como en cámara lenta. Ese fue un momento inolvidable que llevaré conmigo para siempre junto a otros tantos que me has regalado, ¡Gracias!, Te adoro.

Agradezco a mis amigas del alma, a quienes tenía a mi lado como cada noche, el que celebraran conmigo la felicidad de aquel instante. El show apenas comenzaba, y créanme que todo lo que sucedió después fue digno de un premio a la excelencia porque ‘El Rey’ dio un concierto soberbio, en el que no faltaron las baladas cuyas interpretaciones nos condujeron literalmente al llanto, y los Up Tempos que nos catapultaron al éxtasis total.

Ustedes saben que Luis Miguel tiene una relación muy particular con su público, que necesita tener un contacto directo, y a raíz de esto surgió un inconveniente esa noche, ya que la organización del lugar colocó muy lejos la valla que delimita el espacio del escenario. Por tal motivo, a ‘El Rey’ se le hizo imposible saludar con su cálido apretón de manos, aunque cabe destacar que hizo todo lo que estuvo a su alcance. Por más que intentó una y otra vez no pudo alcanzar las manos de sus fans y rápidamente miró al personal de seguridad y les dijo “¡No llego!”. Conociéndolo, supe que tomaría cartas en el asunto para el concierto del día siguiente y no me equivoqué. Se los cuento en la próxima entrega, ¡No se la pierdan!

Euge Cabral

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