Luis Miguel, irresistiblemente bello
Mi nombre es María Eugenia Cabral, más conocida desde hace algunos años como «Euge Cabral», soy Argentina, de la ciudad de Córdoba, y fan de Luis Miguel desde 1982.
Toda mi vida fui una ferviente fan independiente de este gran artista sin precedentes, siempre seguí de cerca con mucho cariño, admiración, respeto y emoción, los triunfos en su carrera y los celebré como los míos propios.
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Después de pensarlo mucho tiempo decidí dedicarle un capítulo de la columna a este tema que nos derrite por completo. Si hay algo que nos apasiona a las mujeres -al menos a la gran mayoría- es tener la oportunidad de admirar de pies a cabeza a un hombre exquisito, con clase, y Luis Miguel no sólo es uno de ellos, sino que supera ampliamente a cualquier par del sexo masculino que pudimos habernos cruzado a lo largo de nuestras vidas.
No hay que ser una experta en moda para darse cuenta que Miky desde niño se preocupó por su imagen y esto se fue acentuando con los años. En el pasado lo hemos visto con ropa casual en diferentes actividades al aire libre, pero siempre de punta en blanco, y qué decir de su presencia en los conciertos, en los que continuamente derrocha elegancia ataviado en un espectacular traje hecho a medida.
Luis Miguel ostenta belleza con su aspecto físico y con el particular estilo que lo caracteriza. No cualquier mortal tiene el privilegio de gozar de una estampa envidiable como la de ‘El Sol’, y es que con clase, estilo, y buen gusto se nace, ¿No creen?
Encuentro admirable que sea él mismo el que se encargue de hasta el mínimo detalle en cuanto a su vestuario, ya sea cuando lo vemos trabajando o disfrutando de la vida. Aquello que acapara mi atención en sus diferentes atuendos –en los conciertos y en sus salidas diurnas como nocturnas- es el calzado que luce, y no soy la única que termina embelesada ante tan refinado diseño y calidad, sus zapatos se roban muchísimas miradas en cada velada. Por supuesto que no se quedan atrás los finos gemelos que le dan ese toque de distinción a los puños de su camisa, como así tampoco el pañuelo al tono que corona un majestuoso conjunto digno de todo un Rey. Y hablando de camisas, ¿Recuerdan cuando se animaba a usar diferentes colores sobre el final del show? ¡Qué lindas le quedaban por favor! hacían resaltar su bronceado y, cuando esos botones pícaros se desabrochaban, nos regalaban un poquito de su torso desnudo y eso jamás se olvida, como tampoco que jugábamos a adivinar el color con que nos sorprendería cada noche de concierto.
Pero si hay algo que nos tiene más que fascinadas -aunque creo que la palabra correcta es embriagadas- desde hace algunos años es su perfume, el que se ha vuelto su sello personal. Si antes les aseguré que las mujeres sentimos debilidad por un hombre elegante, den por sentado que nos tiene a sus pies si huele como los dioses.
Recuerdo que fue en el año 2005, más precisamente en noviembre con su gira “México en la piel”, cuando pude descubrir por primera vez su perfume en el ambiente. Es que Luis Miguel no escatima a la hora de impregnar su piel del más selecto de los aromas, y créanme cuando les digo que literalmente nos sentimos cautivadas e imposibilitadas de contener nuestras ansias ante su deliciosa fragancia.
Todas las que tuvimos la bendición de estrechar su mano alguna vez, nos llevamos de recuerdo su perfume por un lapso de varias horas y, sin miedo a equivocarme, podría asegurar que muchas hemos tenido la misma intención: permanecer indefinidamente sin entrar en contacto con el agua, porque terminaría cual villana robándonos su aroma. Por supuesto que aquello es una locura que nadie haría en su sano juicio, pero qué bello sería tener una parte de él con nosotras diariamente -con esto me refiero a algo palpable, porque él nos acompaña todo el tiempo ahí, en lo más profundo del alma.
Algo más que quiero comentarles para que no se pierdan este espectáculo aparte… si tienen oportunidad de ver a una fan saludar de mano a Luis Miguel no le pierdan pisada y observen como luego del contacto se huele inmediatamente su mano, todas hacemos lo mismo!
Muchas nos hemos preguntado cuál es aquella fragancia que tiene la dicha de recorrer los senderos de su piel, claramente con la única finalidad de adquirirla para que nos sirva de aliada cuando Luis Miguel nos hace mucha falta. Ante esta posibilidad me imagino cerrando los ojos e inhalando ese elixir capaz de traer a Miky a mi lado de inmediato, al menos a través de uno de mis sentidos. Pensando al respecto… ¿Les gustaría que Luis Miguel lanzara su propio perfume basado en sus preferencias como lo hizo con su vino Único? A mí… ¡me encantaría!
Regresando al 2005 les cuento que fue un año de estrenos para mí, porque por primera vez pude disfrutar al Rey valiéndome de mis cinco sentidos. Verlo irrumpir en el escenario portando un traje de charro hizo que me quedara estupefacta y en estado de shock. Resultó una completa fiesta para mis ojos admirar en su figura la típica vestimenta de México, la que por cierto hizo estragos en el público femenino porque nos dejó sin aliento. Esa noche de concierto jamás me imaginé ver a Luis Miguel luciendo pantalón de charro con una fina botonadura en plata, prenda que acompañó con un cinturón -cuya brillante hebilla fue especialmente creada y diseñada para la ocasión- y unas botas cortas de gamuza, las que fueron sus cómplices a la hora de dar el tradicional zapateo junto al mariachi.
Incontables veces me he preguntado cómo es que Dios pudo dotar de tantas cualidades a un ser humano… lo hizo bello, atractivo, seductor, con una personalidad arrasadora, y con una voz capaz de reconfortar millones de almas alrededor del mundo.
Concluyo diciendo que Luis Miguel es un hombre irresistible que, como el mejor de los vinos, a medida que pasan los años se vuelve más interesante y apetecible.
Euge Cabral
Yo solo lo vi en 2 ocasiones vestido de charro, que ME MATA como le queda, en una está solo con el pantalón de charro y camisa negra como en tu foto, y en otra está con camisa blanca, chaleco y pantalón, todo el outfit completo. No sé por qué no lo usa mas, le queda espectacular!