Contigo a la distancia

Maria Eugenia Cabral
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Como ya les conté, transcurrí la semana pasada muy nostálgica porque sentí la necesidad de twittear cada noche, como lo veníamos haciendo casi a diario, pues era una bonita forma de canalizar mis ansias de sentirme cerca a Luis Miguel a la distancia. Pero no crean que aquel sentimiento sólo se apodera de mí en las noches, sino que no hay momento del día en que mi corazón no lo extrañe…pues sí, como dice la canción, él se ha convertido en parte de mi alma.

Con el correr de los días esa melancolía se fue disipando pensando en que nuestra cuenta regresiva, esa que al final nos llevará al reencuentro con nuestro Rey al menos a través de medios audiovisuales, no sólo tiene un punto de partida sino que tiene una fecha de caducidad. Salvo que se confirme con el correr del tiempo, alguna información que nos acorte la espera, faltan exactamente 151 días para que Luis Miguel se presente en el Festival de Jazz del Mar del Norte en Curaçao, territorio autónomo del Reino de los Países Bajos.

Desde que supe la noticia no deja de tentarme la posibilidad de viajar a esa isla caribeña, de paisajes paradisíacos donde la paz es la reina del lugar, para asistir a un Festival de estas características que tiene como broche de oro la incomparable voz de Luis Miguel. La audiencia tendrá el privilegio de disfrutar de un acontecimiento sin precedentes, puesto que el Rey debutará en un escenario donde el Jazz es el anfitrión de la velada y su voz, la gran invitada de honor.

En otro orden de cosas déjenme contarles que ésta es la columna número 100, lo que me tiene muy feliz. Aprovecho para agradecerles a ustedes el apoyo a este espacio y a Luis Miguel el que sea mi gran fuente de inspiración, ya que no deja de darme motivos para querer gritarle al mundo lo dichosa que me siento de ser su fan.

Qué mejor para celebrar nuestro centésimo encuentro que invitar a nuestra querida Martha Codó, quien no se ha perdido ni un sólo concierto de esta gira en el Auditorio Nacional, para que nos cuente al detalle sus vivencias con la simpatía que la caracteriza:

 Cada gira, cada país, cada fan vive la experiencia de una manera diferente.

Desde que se inició este Tour por México hemos vivido un cúmulo de emociones, tanto los que

han asistido a los conciertos como los que han seguido a través de las redes sociales, día a día, lo que iba ocurriendo noche tras noche en cada presentación.

Hemos podido observar que Luis Miguel ha manejado un programa con variaciones frecuentes, tanto en la lista de canciones como en su forma de interpretarlas, por lo que siempre nos ha mantenido expectantes  respecto a cómo iba a ser el concierto. Nos preguntábamos frecuentemente: ¿Cuáles melodías quitará? ¿Habrá alguna novedad? ¿Será más largo o más corto? ¿Llenará otra vez? ¿Cómo responderá el público? Y lo más esperado ¿Cómo será su performance?

Dado por hecho de que el profesionalismo de Miky está por encima de todo, no puede haber ningún concierto en que no se salga asombrado, principalmente porque está cantando de una manera increíble, siempre decimos que ya no se puede superar y siempre aceptamos que lo logró.

Cuando arribó a mi país con esta gira, con la que había visitado varios países anteriormente, el público del Auditorio Nacional lo esperábamos ansiosos, y ha sido fantástico que ante 14 fechas de lleno y éxito, aumentaran dos más.  Somos muy privilegiados de tenerlo tanto tiempo, por lo que los clubes hemos vivido una etapa de ensueño no sólo porque lo hemos visto en casi todas las presentaciones sino porque ha sido una euforia constante, pues él ha propiciado cada noche el acercamiento de los fans y se ha entregado al máximo. Si por Luis Miguel fuera daría la mano a los casi 10.000 espectadores que lo han visto cada show.

No sólo se conforma con brindar miradas tan tiernas, sonrisas, señalamientos, con cantar viendo a los ojos a sus fans como queriéndoles dedicar sus interpretaciones, y ya no digamos el prodigar sus saludos dando manos, besando a cuanto niño le acercan y teniendo detalles a morir con tantos de nosotros.  Nunca está satisfecho, necesita dar más y más, y por eso intenta sorprendernos -y lo logra- llegando hasta el balcón para acariciar manos de chicas que prácticamente se cuelgan cual acróbatas experimentadas.

También hay que destacar a sus músicos quienes están pendientes de sonreír, mandar besos, saludar y hasta crear coreografías, logrando que el ambiente sea tan acogedor y divertido que sólo estando allí se sabe lo que es gozar de un concierto de Luis Miguel; insisto, no hay ningún cantante que haga esto y desde luego que provoque esa locura cada noche.

Aparte de todo lo expresado no puedo dejar de mencionar la cantidad de personas famosas que llegan a verlo cada velada, porque hay un buen número de ellas que no quieren perderse la oportunidad de vivir esta experiencia. Es difícil registrarlos a todos porque habría que anotar y tener un registro, pero mencionaré a los que he visto y recuerdo ya que son tantas fechas: la gente de Ventaneando, Horacio Villalobos (que siempre critica), Cristian Castro, Joaquín López Dóriga, La Flaca, Sherlyn con Gerardo Islas, Martha Figueroa, Rebeca de Alba, Elsa Aguirre, Adrián Uribe, Elisa González, Manillany, Miguel Alemán y El Señor Herrerías entre otros.  Sé que me faltan muchos, pero es para dar una idea de que a  Miky lo van a ver personas muy importantes y que repiten su asistencia en cada gira.

Ahora tocaré un tema más personal, voy a contarles lo que viví estos días inolvidables.

Puedo decirles que para mí ha sido un sueño, pues estuve en 18 conciertos (incluyendo Pachuca y Puebla) y cada uno los viví diferentes por los muchos detalles, anécdotas, nervios y hasta algunas lágrimas porque Miky me provoca llanto con sus interpretaciones.

La primera tanda de conciertos la transcurrí nerviosa porque mi Club Contigo a la Distancia estaría en ellos y siempre quieres que a todos les vaya bien, que las cosas sean justas y ordenadas. Gracias a Dios nos fue increíble, empezaron a realizarse anhelos, pues hubo apretones de mano, rosas y miradas desde el primer día y para mí uno muy especial;  Luis Miguel me vio pegada al escenario y se arrodilló para alcanzarme y darme ese regalo que te eleva al cielo: un sorpresivo beso. Los gritos de mi gente me hacían volver a la realidad y después fingí un desmayo, es que no sabes ni cómo reaccionar, por suerte hubo videos de ese momento que me hacen recordar que sí lo viví realmente.

Tuvimos la suerte de que Gabriel instaló un stand de Vino Único en el lobby, sitio que se volvió nuestro punto de reunión al finalizar cada concierto. No hubo una noche en que no saliéramos corriendo a abrazarnos y a platicar las experiencias que cada uno había vivido, además se unía siempre gente que de alguna manera quería compartir con nosotros, como también era el punto elegido para la toma de fotos obligada y para saborear una copita para brindar por tanta felicidad.

Luego nos juntábamos para irnos a nuestra oficina (un conocido restaurante enfrente del Auditorio Nacional), bautizado así por los propios músicos de Luis Miguel quienes llegan ahí cada noche, de las cuales varias compartimos con ellos lindos momentos y riquísima comida.

Antes de continuar quisiera hacer una reflexión acerca de qué significa ser un fan, pues a veces siento que nos confundimos con eso tan trillado de las etiquetas. Aunque a todos nos une el mismo amor hacia Luis Miguel, la manera de sentirlo y de vivirlo es totalmente personal, por eso no podemos catalogar a los fans de tal o cual manera, cada uno lo vive a su modo y aunque hay similitudes muy grandes, también hay diferencias muy marcadas entre nosotros, lo digo porque a veces surgen críticas de quienes hacen cosas diferentes a otros. Queda claro que el mundo de los fans es inmenso y que es imposible medir los sentimientos y las emociones, no es más o menos fan a criterio u opinión, simplemente se es fan, y cada quién sabe cómo lo vive y lo disfruta.

Prosigo contándoles que en la segunda etapa de esta mini gira tuve la dicha de que María José y Juani llegaran desde España, así que la pasamos divinamente turisteando, y creo que lo máximo lo vivimos en una mañana deliciosa en Xochimilco como así también en nuestra divertida ida a Pachuca, en la que tuvimos una anécdota de la cual aún seguimos riéndonos, ahora les cuento.

Vivimos un concierto con un poco de angustia porque nuestro Miky estaba muy malito de la garganta y para remate hacía mucho frío, recordarán que cantó con el abrigo puesto y cubriéndose hasta la boca, aún así entregó todo lo que pudo, aunque tuvo que acortar el concierto porque no daba para más. Cabe resaltar que Luis Miguel no perdió el sentido del humor y cantó precioso. Un detalle hermoso fue el de mi rosa, como no alcanzaba a darlas en mano me señaló para que estuviera atenta y la lanzó con un tiro perfecto, al observar que la caché en el acto me hizo fiesta (somos un buen equipo).

A la salida nos costó encontrar la camioneta hasta que por fin llegamos a ella y nos dispusimos a esperar a que los coches avanzaran. No nos movimos del lugar luego de que transcurriera una hora, pero esperamos pacientes porque seguíamos entretenidos con una rica plática, la cual amenizaron unos vendedores que se acercaron incitando a Juani, quien se emocionó comprando unas bufandas y no sé qué otras cosas más. Emilio -uno de los integrantes de nuestro club que estaba con nosotras- se tenía que reunir con una chica que lo iba a regresar a México y al llamarlo para decirle que ya estaba en la carretera esperándolo, nos dimos cuenta que los que seguíamos sin avanzar éramos sólo los de nuestra fila, que los demás ya habían salido. De pronto se hizo la luz, comprendimos que estábamos parados atrás de autos estacionados sin chofer y nos dio literalmente un ataque de risa loca que se extendió durante la noche, pues Juani despertaba en medio de ella botada de risa y nos decía: “Hemos estado más de una hora detrás de carros parados”, y volvíamos a reírnos sin parar, pues nuestro gozo seguía siendo interminable.

Nuestro Auditorio es el recinto en donde hacemos ampliación de nuestra casa, y no es para menos pensando en que hemos vivido tantas noches pletóricas en cada función junto a Miky, por lo que resulta imposible no adorar este lugar.

Luego de que se fueran las chicas españolas llegó la siguiente tanda de incondicionales: Isa Espinoza y desde Venezuela Peggy Conlin con su vice Lili. Todas querían participar en nuestro programa de radio, lo cual ha sido un gran honor, pues hemos tenido a parte de la plana mayor con nosotras.

La noche en que conocí personalmente a Peggy  y Lili fue mágica, ya que ellas me querían dar la sorpresa, pero antes de que esto pasara estábamos sentadas juntas sin habernos dado cuenta. En un momento volteamos y nos vimos de frente, fue emocionante el grito que pegamos. Vivimos un concierto inolvidable junto a Miky, nos acercamos a él y tuvimos un momento muy lindo las dos juntas, pues se siente esa unión entre él y nosotras.

Comidas, cenas y paseos con ellas, creo que lo máximo fue asistir al restaurante giratorio más grande del mundo cito en el DF, el cual es otro lugar acostumbrado de reunión en donde ves la ciudad mientras das vuelta, y no puedo dejar de mencionar otros sitios en donde comimos riquísimo una y otra vez, como así también aquel bellísimo lugar en el Lago de Chapultepec.

En los conciertos la adrenalina que se siente es una de las protagonistas y a medida que transcurre el show se va acrecentando. Tuve la suerte de que Miky me aventara una camiseta -así como la rosa-, tomó pulso, me la echó y nuevamente  la caché en el aire sin problema, confirmando nuestra sincronía. Al día siguiente me puse esa camiseta tan especial y me tocó estar junto a Alejandro Basteri, Gerardo Islas, la actriz Sherlyn y compañía, así que feliz participé con ellos en la juerga que arman en cada concierto bailando, por lo que me divertí doblemente y agradecí su cariño y aceptación, realmente son lindas personas.

Aún tengo mucho que platicarles, prometo hacerlo la próxima semana.

Continuará…

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