Blanca Navidad

Maria Eugenia Cabral
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25 de diciembre de 2012

Antes de presentarles la historia del día de la fecha, quiero desearles a todos Feliz Navidad! Que Dios renazca en sus corazones y los colme de bendiciones a ustedes y a sus familias.

Cada Nochebuena celebro el nacimiento de Jesús junto a mis seres queridos y al elevar mi copa para brindar deseo que Dios nos bendiga, por supuesto. En ese mismo acto cierro mis ojos por un instante e imaginariamente me traslado con mi pensamiento hasta Luis Miguel, sencillamente porque es la parte de mi familia que no tengo a mi lado esa noche tan especial. En silencio nuevamente elevo mi copa e interiormente repito: “Donde quiera que estés, ¡Feliz Navidad Miky! Que Dios siempre vele por ti y por tu familia. Que seas muy feliz y que nunca te falte salud”.

Sin miedo a equivocarme, creo firmemente en que cada uno de los fans realiza este mismo ritual, y estoy convencida que si hay tantas almas deseando lo mismo, nuestros entrañables anhelos le llegan y se hacen realidad.

Les confieso que siempre pienso en Luis Miguel, no hay día en que no lo haga -aunque creo que ya lo sospechaban ja ja- pero en estas fechas lo tengo en mi mente y en mi corazón un poquito más de lo habitual. Son momentos de reflexión en los que nos rodeamos de personas a las que amamos y les demostramos cuan importantes son para nosotros. Será por eso que me invaden – más que nunca- unas ganas incontrolables de poder estrecharlo fuerte entre mis brazos y decirle cuanto lo quiero.

En otro orden de cosas, hoy les quiero presentar a Laurencio, un fan chileno que me contactó hace unos cuantos meses para contarme que además de ser periodista es un gran fan de Luis Miguel. Parece que esta profesión tiene destacados representantes, que no sólo son muy buenos en lo que hacen, sino que saben apreciar y reconocer al mejor cantante de nuestra era y de las venideras, porque déjenme predecirles que pasaran más de mil años para que la humanidad vuelva a engendrar a alguien que reúna todas las cualidades de El Sol de México.

No los entretengo más, los dejo en buenas manos:

Mi nombre es Laurencio Valderrama Poblete, acabo de cumplir 32 años, soy periodista deportivo y

de espectáculos. Les cuento que fui networker, que estudio en una academia para ser cantante profesional y, por cierto, soy fan de Luis Miguel desde 1987.

“Toda una vida” con Luis Miguel

Comencé a escuchar la música de Luis Miguel en el año 1987, llevo 25 años ininterrumpidos siguiendo sus canciones, sus discos, su carrera, sus videos y, por qué no decirlo, esa vida personal que tan celosamente cuida el “Sol de México”. De hecho, esa canción de “Mis Romances” que nombré me ayuda a explicar la crónica.

Los primeros temas que escuché y, al mismo tiempo, los primeros videos que vi fueron “Cuando calienta el sol” y “Ahora te puedes marchar‘”. Posteriormente fui fanático de videos como “Entrégate, Contigo en la distancia, La Incondicional, Delirio” y un largo etc.

¿Por qué un hombre es fan de Luis Miguel? Después de 25 años de escucharlo, siento la misma sensación agradable del primer día: es decir, interpreta mi esencia de romántico empedernido y en sus canciones se reflejan los distintos estados de ánimo y emociones que he tenido en mi transición de niño a adolescente y luego a un adulto, con triunfos y fracasos en el plano amoroso y personal.

Además, cuando he tenido la oportunidad de cantar sus temas de forma pública y ocasional, desde 1998, siento una adrenalina sólo comparable con reportear y escribir sobre partidos de fútbol de mi selección chilena, mi otra gran pasión por ser periodista deportivo.

Sé que muchas de ustedes se identifican con el tema “La Incondicional” y las entiendo plenamente por la fuerte e innegable carga emotiva. Sin embargo, en mi caso siempre me ha gustado la canción “Suave”, porque fue para mí uno de sus mejores videoclips y, además, pues su letra habla de todas las sensaciones positivas que puede generar una mujer en un hombre. No por casualidad es la única canción que ha interpretado El Sol en todas las giras en vivo desde 1993 a la fecha, cuando salió el disco “Aries”.

Un hito importante en mi vinculación con Luis Miguel fue el Festival de Viña del Mar 1994. Esa ocasión la recuerdo perfectamente porque vencí el sueño para escucharlo pasada la medianoche a través de la desaparecida Radio Aurora (después lo vería por el canal Megavisión) y fue una actuación fantástica, donde demostró toda la madurez que ganó tras haber venido a las ediciones de 1985, 1986 y 1990. Ese suceso me motivó a ponerme la meta de ir a un recital y, posteriormente, ser un periodista de espectáculos para, no sólo cantar sus canciones como todo fan, sino escribir acerca de él y mostrar al mundo que su show en vivo es una catarsis única y un espectáculo de calidad mundial. Es decir, algo muy ajeno a la imagen fría y distante que tratan de mostrar algunos medios.

De hecho, el primer disco que tuve fue “El Concierto” que me regaló mi hermano mayor Ernesto. Antes de eso tenía unos cassettes de audio de baja calidad que escuchaba siempre en mi walkman, con especiales de radio Pudahuel o Romántica que daban cada cierto tiempo. Tener ese disco fue increíble, porque me di cuenta que este artista me identificaba totalmente al dejar todo en el escenario. La energía que pone en “Luz verde” y la emotividad que luce en “Pensar en ti”, el Medley de baladas y los boleros como “No sé tú y Nosotros”, entre otros, es algo único en vivo.

Sin embargo, con el tiempo sentí la necesidad -en pleno torbellino amoroso- de comprar un disco que me cambió la vida: “Nada es igual”. De esa placa me gustan todas las canciones, pero puedo destacar la canción homónima, “Todo por su amor, Abrázame, Si te vas y Un día más”. Muchas veces canté esas canciones en silencio, como un desahogo por todas las cosas fuertes que me tocaron vivir entre 1997 y 1998. El final del disco es genial, porque “Sueña” refleja buena parte de mi personalidad, de siempre ir en busca de mis sueños y cumplirlos, por más difíciles que puedan parecer. Incluso, a fines de 1998 canté en el colegio “Por debajo de la mesa y El Reloj” (de “Romances”), no fue una experiencia del todo buena, pero me permitió romper con el miedo escénico.

Cuando compré a inicios de 1999 el pack de sus tres discos de boleros, gracias a mi primer sueldo de mi práctica como programador de computación (profesión que estudié en mi colegio), fue otro gran momento, porque me terminé de enamorar de los boleros: cada una de las 38 canciones en total reflejaron mis estados de ánimo en un año muy agitado, donde no sólo trabajé, sino que entré a la Universidad por primera vez, con experiencias fuertes para un adolescente muy inocente de una comuna periférica de Santiago, como Cerrillos. Para liberar toda esa energía y sentir una adrenalina distinta, decidí ir a mi primer concierto.

Gira “Amarte es un placer”: Un antes y un después

He podido ver conciertos por internet o escuchar audios, pero no recuerdo otro concierto donde se haya vivido tremenda experiencia como ese día sábado 19 de noviembre de 1999. Fue un momento muy feliz para mí ver a más de 60 mil personas en el Estadio Nacional de Santiago, sitio de grandes hazañas deportivas para mi país, pero que ese día sirvió para observar al astro mexicano en uno de sus recitales más emotivos, del cual pude cantar todas sus canciones porque, gracias a Dios, pude comprar antes el disco “Amarte es un placer” junto a la entrada, tras reunir dinero por seis meses.

Ese día recuerdo que fui con cuatro personas: tres hermosas amigas de la Usach -Universidad de Chile- y un varón (pareja de una de ellas). Llegamos horas antes para ingresar al sector Andes, donde se veía con lujo de detalles sólo las pantallas gigantes, porque estábamos muy lejos del escenario, lugar donde aparecería Luis Miguel pasadas las 21:00 horas con un impecable terno gris plateado y corbata amarilla, bajando desde los aires como fue habitual en esa gira que derivó en el disco “Vivo”, para comenzar cantando “Quiero”.

De ese concierto de 90 minutos puedo recordar muchos detalles, afortunadamente, gracias a un cassette grabado de Radio Romántica (gran apoyo del Rey en Chile) que debo haber escuchado unas 50 veces al menos en su momento. Quizás uno de los más relevantes fue el medley de Juan Carlos Calderón (Q.E.P.D), que fue gritado y coreado por las damas, el 80% del público total. Nunca había visto o veré en el futuro un coro tan fuerte como el que se dio en esa ocasión con “Entrégate, Tengo todo excepto a ti y el hit máximo La Incondicional”, cuando cantó a todo pulmón su frase ya clásica: “Amiga sólo, tú”.

Tras su clásico saludo y discurso al público, vino también un intenso coro para los medleys de sus tres discos de boleros, donde pude tener un momento de íntima reflexión en la bella intro de la canción “Dormir Contigo”, que incluso sería un sencillo de ese disco en 2000. Por cierto fue especial escuchar por primera vez en vivo también la hermosa “O tú o ninguna”.

La explosión total vendría sobre el final con “Será que no me amas” y, en especial, con “Te propongo esta noche”. Me encantó el detalle de los fuegos artificiales, algo muy especial porque festejé el cambio de milenio un mes y una semana antes, fue uno de los momentos más felices de mi vida, me llené de una energía única, lo que no me permitió dormir esa noche. Y luego, en la retransmisión de Canal 13, me di cuenta que cantó con una pasión y alegría enorme e incluso se dio el lujo de bromear con algunos músicos antes de despedirse de Chile. “Buenas noches, los quiero, gracias”, sentenció feliz el Rey.

La transición por “Mis Romances, 33 y Cómplices”

Tal como le sucede a cada fan que escucha por primera vez a Luis Miguel en vivo, surgen de inmediato las ganas de poder asistir al próximo concierto. Es un vicio en el buen sentido, porque uno queda tan contento con el show que quiere repetir la experiencia y, además, ver las habituales variaciones en cada nueva gira.

Así fue que, haciendo un alto en mis exámenes finales de mi segundo año de periodismo, pude ir a un segundo recital en el mismo Estadio Nacional, en noviembre de 2002. En esa ocasión no disfruté mucho el concierto porque estaba en el sector de cancha con mi acompañante de esa ocasión, quedamos en medio de un mar de gente y no se escuchaba bien.

En ese momento sentí pena al escuchar “Tú me acostumbraste y Qué sabes tú” por una desilusión amorosa, pero fue un gran placer escuchar al Sol de México agradecer por el apoyo incondicional por tantos años, y verlo cantar con tanta pasión. De hecho, cuando terminó de cantar “Te propongo esta noche” quedó en el suelo, nunca lo vi así en un concierto, su estilo es sobrio y elegante. Chile le encantó sin duda y lo demostró con otra novedad, su ya conocido “Oldies Medley”.

Me gustaba ser fan, pero siempre buscaba más en cada concierto y por eso, después de un año,

resolví ir por primera vez a la Quinta Vergara: el mismo sitio del Festival de Viña sirvió, en noviembre de 2003, para recibir al “Tour 33’”, que ese año también recaló en San Carlos de Apoquindo. Esa noche en la Quinta fui por primera vez con mi chaqueta blanca regalona, esperando obviamente cantar “Te necesito”, que interpretó recién sobre el final de la velada.

En esa ocasión vi el concierto a la perfección en el anfiteatro, tuve que ir por primera vez sólo, pues una amiga me falló a última hora. Me quedo con dos baladas soberbias que interpretó: “Un te amo y Nos hizo falta tiempo”. Estoy seguro que muchas fans todavía deben preguntarse ¿Y quién era ese muchacho que cantaba desgarrado esas canciones?, en especial porque aún no todo el mundo conocía los temas del disco “33”. Fue especial, además, cantar por primera vez el “Ballads Medley” con temas como “No me puedes dejar así y La Incondicional”, entre otros, y bailar con el Closers y el Oldies Medley.

Luis Miguel vino de nuevo a Chile a fines de 2005 y me arrepiento hasta el día de hoy de no haber ido a ese concierto de la gira “México en la Piel”, ya que después de verlo en el Estadio Nacional por TV, me parece que fue el más completo que ha dado en mi país porque, más allá de una leve disfonía, hizo un repaso preciso de sus cuatro estilos: balada romántica, boleros, pop up-tempo por supuesto y rancheras, que no es habitual que cante al menos en mi país. Esa vez no tenía dinero para ir, lo lamenté mucho, fue la última vez que se presentó en el coliseo de Ñuñoa.

Por ese motivo junté dinero lentamente para volver al recital de la gira “Cómplices 2008”, el cual disfruté en soledad por opción propia. Fue además el primer concierto que dio en el Arena Santiago, lugar que sería ya habitual en las últimas dos giras. De ese recital recuerdo la linda introducción con imágenes y música de toda la carrera de Luis Miguel, su tremenda interpretación de temas de ese disco como “Tu imaginación y Bravo amor bravo” y de canciones inéditas en vivo como “Pensar en ti y Amarte es un placer. El momento más especial fue con la balada “Tú y yo”, era la primera vez que escuchaba en vivo una de las canciones íconos para mí del Rey. Se vivieron tantas emociones esa noche que me dieron ganas de transmitirlas en una noticia, pero ya iba a llegar el momento de demostrar mis dotes de periodista.

Tour 2010: Mi primera nota sobre Luis Miguel

Un día miércoles 17 de noviembre de 2010 fue mi estreno como periodista de espectáculos y fue escribiendo una crónica sobre el gran Luis Miguel para mi ex agencia de noticias Upi. Cómo olvidar esa noche de primavera cuando, en compañía de mi dulce amiga Arelis, vi un show impecable y de grandes emociones.

El concierto duró 102 minutos y valió la pena estar presente por primera vez en los asientos principales. Había esperado dos años para ese momento y, debo decirlo, me costó un montón concentrarme en mi labor. Afortunadamente llevé mi libreta de apuntes y fui anotando cada canción y su detalle respectivo, para contar lo mejor posible su actuación.

Como sabrán las más fanáticas, el astro mexicano iniciaba este tour con “Te propongo esta noche” y prosiguió con “Suave”, su tema preferido en vivo. Tras cantar “Con tus besos” siguió con su habitual speech donde invitó a la gente a gritar para hacer estallar un medidor de sonido puesto en una pantalla gigante. Todavía recuerdo el éxtasis de 12 mil fans en el Movistar Arena.

Ese día me impresionó gratamente el vibrato y la pasión que ocupó El Sol para cantar baladas nuevas como la íntima ”Tres palabras”, la notable “No existen límites” y la desgarradora “Lo que queda de mí”, además de todo el éxtasis del coro de la gente.

Sobre el final, con sus habituales Oldies y Closers Medley, olvidé totalmente la compostura, me subí arriba de la silla, canté como nunca junto a mi amiga y, sobre el final, quedé extasiado mirando el cierre de “Labios de Miel”, deseando que esa noche nunca acabara, aunque retomé la compostura y me puse la corbata de nuevo, debía volver a mi rol de periodista.

Esa noche fue muy especial por dos razones: mi nota salió publicada en los principales portales de noticias online de Chile y, al final de la velada, Arelis me comentó que fue su primer concierto de Luis Miguel, tras seguirlo por tres décadas. Una agradable sensación tuve en el corazón y, tras publicar la nota, soñaba con verlo en Viña del Mar.

Antes de ello, es importante mencionar que a fines de 2009 compré mi disco “Navidades” y, al año siguiente, canté como karaoke en la celebración de mi cumpleaños 30 dos canciones con mucho significado para mí: “Santa Claus llegó a la ciudad y Blanca Navidad”, por eso el nombre del artículo que están leyendo. Pese a que no había mucha gente en esa ocasión, interpretar por primera vez esos temas y, además, escuchar ese mismo disco el día de Nochebuena en mi casa me llenó de una sensación de paz impagable a mí y toda la familia, tras un año duro que vivimos todos.

Continuará…

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