Luis Miguel, la sensibilidad hecha hombre

Maria Eugenia Cabral
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14 de Agosto de 2012

La manera que tiene Luis Miguel de colarse en tu corazón, a primera vista y para siempre, diría que es algo que no es de este mundo. ¿Será esto parte de su magia? Indudablemente que sí.

No hay ser que se resista a sus encantos, y una vez que descubres la sensibilidad especial de la que es dueño hay un antes y un después en tu vida. A partir de ahí puedes vivir las situaciones más diversas como difíciles en tu existir, quizás resguardarte en el último rincón del planeta, pero absolutamente ningún obstáculo impedirá que ese lazo de cariño y admiración, que existe entre tú y él, se destruya.

Hoy les presento a Carmen, una fan española, quien con sus vivencias no hace más que reafirmar que ese sentimiento, aquel que nace cuando nuestra alma hace contacto con la de Luis Miguel, permanecerá latente e intacto a través del tiempo y del espacio:

 Nací un 21 de Agosto de 1971. Justamente ese mismo día, pero un año antes (si los datos biográficos son ciertos), bautizaban al que sería el más grande artista de todos los tiempos.

Luis Miguel entró en mi vida allá por el año 1983, aproximadamente, cuando su disco “Decídete” comenzó a sonar con fuerza en las radios españolas. Teniendo unos 12 años me recuerdo pegada a la radio junto a uno de esos radio-cassettes antiguos que sólo te permitían grabar en absoluto silencio para que no se oyeran los ruidos externos. Esperaba largas horas que pusieran a Luis Miguel para poder grabarlo, lo que significaba hacer callar a toda mi familia para que no me estropearan la grabación. ¡Qué felicidad cuando por fin lo conseguía! luego tocaba escuchar la cinta una y mil veces ante la mirada de mi madre, que ya para ese entonces no quería ni verlo por cantar canciones tan indecorosas para un niño de tan corta edad (debo decir que, aún hoy, me sigue repitiendo que me olvide de Luis Miguel y atienda más a mi marido, benditas madres).

Mi infancia y mi adolescencia pasaron ligadas a Luis Miguel, aunque de manera sutil, porque evidentemente aquí en Canarias no había conciertos y aparte, no podía económicamente ni siquiera permitirme comprar sus discos. Tuve que contentarme con escucharle por la radio, seguirlo en algún que otro programa de televisión y aún así mi entusiasmo por él no decayó ni un momento.

Después de terminar mi carrera me fui a vivir Francia y no se imaginan cuanto lo eché de menos, porque allí era imposible escucharle y mucho menos saber algo de él, fueron tiempos en que  no la llevé demasiado bien. Creo que fue la peor parte de una de las mejores experiencias de mi vida.

El primer cassette suyo que tuve en mis manos fue “Nada es Igual”, debí rallarlo de tal manera que hoy es el que menos escucho, quizás por haber llegado a un nivel tal de saturación. Junto a este pude obtener un VHS que salió de sus mejores vídeos de los primeros años.  El tiempo transcurrió y seguí esperando a que algún día pudiera tener algo más de acceso a él, a sus discos, a su vida, en fin, necesitaba conocer algo más de ese ser que me cautivaba sin saber por qué.

Ese momento llegó de la mano de Internet y de mi independencia económica. El poder, de repente, tener acceso a tantas cosas suyas, escucharlo hablar por primera vez en una entrevista, ver sus vídeos, poder bajar miles de reportajes y revistas suyas, comprarme finalmente todos sus discos, etc. era sin duda un lujo en toda regla y fue ahí donde quizás empezó a surgir la verdadera fan que había estado un poco dormida. A partir de ese momento empezó a fascinarme no solamente el artista sino también el hombre que estaba detrás y que me parecía, y me parece por supuesto, alguien digno de admirar en todos los sentidos.

Mi primer concierto fue en 1999 con “Amarte es un placer”, disco con el que pisó por primera y única vez Tenerife, al que asistí con mi marido, quien por ese entonces aún me acompañaba (dígase que lo hizo porque estábamos de novios). Fue una linda experiencia, pero debo confesar que no me quedé satisfecha porque tuve que verlo de lejos y de alguna manera no pude vivirlo como a mí me hubiera gustado. 

En las siguientes giras no volvió por aquí y empecé a desesperarme, por lo que decidí irme a verlo a Madrid, lo cual hice en la gira “33”. Esta vez fui a gradas en la Plaza de Toros y ahí sí que disfruté del concierto, bailé, grité y hasta conseguí que mi marido se pusiera a bailar y  confesara que Luis Miguel era un gran showman. Hoy en día sé que lo sigue pensando, aunque no lo confiese.

Aún y así esperaba aún más, aunque no sabía cómo. La suerte quiso que un día diera con un foro, de tantos dedicados a Luis Miguel, en el que empecé a relacionarme con gente que sentía de la misma manera en la que yo lo hacía. Allí hice grandes amistades que afortunadamente hoy conservo y que ahora forman parte de mi vida diaria. Ellas son mis queridas Rocío, Laura, Trini, Alina (a quien animo desde aquí, aunque me mate, a contarnos su historia porque es alguien de un mérito increíble, ya que siendo rumana aprendió a hablar y escribir español sólo por entender a Luis Miguel), gente maravillosa a la que tuve la oportunidad de conocer gracias a nuestro Rey.  Coincido enormemente con todos los fans, en que Miky no es solamente un artista sino también un ser grandioso, capaz de unificar a miles de personas con un solo sentimiento, ese amor que sentimos por él.  Creo que son muy pocas las personas en este mundo que poseen este Don.

El foro me llevó directamente a entrar a formar parte del maravilloso club de fans, al que orgullosamente pertenezco desde hace ya 5 años, “Por la Magia de Luis Miguel”  y al que le debo dar las gracias porque por ellos he podido finalmente vivir la verdadera Magia de Luis Miguel, esa que también se percibe en los conciertos y disfrutarlos plenamente, tanto como lo había deseado.

Las dos últimas giras en España han sido increíbles, sobre todo esta última que sin duda ha sido la gira de mi vida, pues he podido hacer realidad mi sueño de entregarle mi regalo, esos álbumes que hice, no sólo en mi nombre sino también del club, con todo mi cariño y respeto. Luis Miguel se supera cada vez más, si cabe como cantante, y poder vivirlo tan de cerca es algo que no se puede expresar en palabras.  Desde aquí mil gracias a Juani y a toda la junta directiva porque sin ellas nada de esto habría sido posible.

Aún me queda mucho por vivir y muchas emociones que compartir junto a Luis Miguel, y por supuesto junto a todos aquellos que saben lo que siento, porque el sentimiento es mutuo y es que sin ellos está claro que nunca sería lo mismo. Desde aquí un beso y un abrazo grande para cada uno y el mayor de los respetos y la admiración más profunda por un ser mágico e irrepetible: Luis Miguel

Carmen Hernández

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