Luis Miguel, el verdadero incondicional

Maria Eugenia Cabral
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Siempre hemos valorado entrañablemente que Luis Miguel decidiera entregar la vida a su carrera, pero los acontecimientos que vamos descubriendo a través de La serie revelan que tuvo que pagar un precio demasiado alto por tal gesto de amor a su público. Estamos tomando verdadera consciencia de todo lo que perdió en el camino… vivir su infancia como un niño normal y compartir tiempo en familia, entre tantas otras cosas. Con apenas 11 años tuvo que asumir las responsabilidades de un adulto, sometiéndose a sesiones de trabajo tan extremadamente extenuantes como exigentes que, por lo que se está develando, terminaron repercutiendo en su integridad física. La relación con su padre fue más complicada de lo que imaginamos, pues sin dudas le enseñó a trabajar con disciplina y profesionalismo pero lo hizo sobrepasando todos los límites. No es fácil tolerar ese maltrato de quien es tu propia familia, y muchos menos el engaño. El cariño que le tengo no me permite ser objetiva, me cuesta aceptar que todo lo vivido terminó por convertirlo en el artista que es hoy. Desde el profundo dolor que me genera conocer la verdad de las cosas se acrecienta notablemente mi cariño y admiración hacia Luis Miguel porque, a pesar de haber transitado situaciones que lo desestabilizaron emocionalmente, cuando las luces se encendieron se entregó a su público en cuerpo y alma. En aquellos años no sospechamos acerca del dolor que embargaba su corazón, y ahora que decidió hacernos partícipes de los hechos fundamentales que marcaron su vida sentimos la necesidad imperiosa de volver el tiempo atrás para darle la contención que necesitaba. Y aunque la realidad no nos permita regresar a través de los años, espero que todo el amor que le supimos brindar haya servido para aliviar un poquito su pena. Pero así como nosotros estamos junto a él, tanto en los momentos gloriosos como dolorosos, nuestro incondicional (como se nombró el pasado 23 de mayo en el concierto de Chicago) siempre está acompañándonos en las alegrías como en las adversidades. Luis Miguel es un pilar importantísimo en la vida de sus fans porque gracias a él (a esta relación tan especial que nos une) hemos superado situaciones realmente delicadas, como la que le tocó vivir a esta valiente fan cuya historia es un claro testimonio de lo que aquí afirmo. Los dejo en su compañía:

Soy Ana de San Fernando del Valle de Catamarca, Argentina, e imagino que habrán conocido millones de historias de nuestro ‘Sol’, pero si me permiten quiero contarles la mía.

Lo sigo desde mis 7 años y hoy tengo casi 42, así que ha sido prácticamente toda una vida, ¡Pero no tienen idea lo que él significó para mí en el año 2009! En marzo de ese año supe que padecía de cáncer de mama, sentí que el mundo se derrumbó ante mis ojos mientras pensaba en mi hijo de 11 años. Fue espantoso transitar por esa enfermedad con tan solo 33 años.

Hice todo lo que mis médicos me sugirieron, pasé por 5 cirugías  dolorosas con el apoyo incondicional de mi hijo, mis padres y toda mi familia, algo fundamental en estas situaciones. No saben lo que fue, en agosto del 2009, cuando tuve que afrontar la quimioterapia. No sabía dónde estaba parada, entré al lugar aterrada temblando como una hoja. Las enfermeras comenzaron a preparar las drogas y, en la sala donde debían practicarme este procedimiento, descubrí un televisor gigante justo frente de mí. En el momento que comenzaron a suministrarme la medicación encendieron el televisor, y ¡Oh casualidad! estaba programado en un canal de música que en ese momento transmitía a Luis Miguel. En ese instante sentí un calor que me quemó por dentro, pero no fue el fervor de mi pasión por ‘El Sol’ sino la droga que se abría paso por mis venas y comenzaba a surtir efecto, lo que me obligó a romper en llanto ante el intenso dolor. Pero hubo un ángel que se apareció en ese momento, sí, mi ‘Rey’, que se manifestó a través del vídeo clip de la canción “Suave”. Al verlo, automáticamente me olvidé del dolor que estaba padeciendo, y es que solo él puede sanarnos con la luz que irradian sus ojos verdes y esa sonrisa inconfundible. Les juro que mi cara se transformó con solo admíralo a través de la pantalla chica. Pero pasó algo curioso, durante la emisión del video la imagen se congeló justo en un primer plano que dejó al descubierto su sonrisa bella y esos ojos verdes, así que aproveché para grabarla en mi retina, en mi mente y en mi corazón, para que pudiera encontrarla cada vez que cerrara los ojos. Eso me ayudó a transcurrir la hora y media de quimioterapia, con decirles que la enfermera tuvo que avisarme que ya habían terminado con la sesión.

Si algo necesitaba para armarme de valor era nutrirme de su mirada y su sonrisa, esa luz era la que me faltaba, y ese día cambié, ¡fui otra!

De ahí en más entraba a las quimios con una sonrisa inmensa, esa misma que me mostró mi ‘Sol’ en la primera sesión, en el momento más oscuro de mi vida, y por supuesto que llevaba un MP3 con su música. Desde aquel día mi sonrisa es fundamental para afrontar esta enfermedad, con decirles que en cada control mis doctores me dicen “Ahí viene la sonrisa más linda de Catamarca”… ¡y eso se lo debo a Luis Miguel! 

Espero algún día poder agradecerle con un fuerte abrazo, de esos que hablan por sí solos, y tener la oportunidad de mirarlo a los ojos para decirle “Gracias”.

Ana

Quiero agradecer a cada uno de los fans por abrir su corazón para compartir tan emotivas historias en este espacio, pues contarlo a viva voz es una bonita manera de retribuirle a Luis Miguel el bien que nos hace. ¿Será que él pueda dimensionar el motor que significa en nuestras vidas? Espero que sí, a través de estos relatos.

Antes de finalizar esta columna quisiera anunciarles que Luis Miguel está arrasando con las taquillas, por eso desde hoy pueden acceder a la venta de 6 nuevos conciertos en el Auditorio Nacional los días 13, 14, 16, 17, 19 y 20 de noviembre. Desde ya les anticipo, prepárense para celebrar porque se viene la conquista de un nuevo record en la carrera de ‘El Sol de México’, ya que este año superará su anterior marca de 30 conciertos en el Coloso de Reforma.

También quiero invitarlos a que no se pierdan el próximo relato que publicaré, ya que conocerán la historia de Rebecca, una mega fan nacida en Washington, quien maneja un perfecto español gracias a su pasión por Luis Miguel. Les cuento que está muy emocionada e ilusionada porque el 5 de junio asistirá por primera vez, en su ciudad, a uno de sus conciertos en el MGM National Harbor. Toda esa experiencia la podrán conocer en mi siguiente entrega, así que no dejen de visitar mi columna.

Euge Cabral

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