Tú nos cambiaste la vida

Maria Eugenia Cabral
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30 de octubre de 2012

Este pasado miércoles 17 de octubre mi cuenta regresiva, para revivir la magia de Luis Miguel, llegó a cero (no saben cuánto ansié llegara ese momento). No logré conciliar el sueño la noche anterior, es algo que me ocurre desde niña y ésta no fue la excepción. Son muchísimas las emociones e ilusiones contenidas las que albergamos en nuestro interior desde aquel preciso instante en que Luis Miguel nos dijo adiós en el último concierto al que asistimos. Cuando se acerca la hora de reencontrarnos con el promotor de esos sentimientos, es ahí cuando el corazón se acelera y somos incapaces de dominar esa ansiedad que se adueña de nosotros, generando de esta manera un estado de éxtasis continuo que nos dificulta un buen dormir. Déjenme contarles que esa noche previa a mi viaje Miky se presentaba por primera vez en el club Gimnasia y Esgrima de Buenos Aires (GEBA) y Anita Freijo me había llamado en pleno concierto para que de alguna manera estuviera allí presente, cosa que disparó aún más mis ganas de verlo. Al finalizar el show ella procedió a llamarme nuevamente para contarme que el concierto había sido un éxito, a lleno total, y bajo una lluvia intermitente, cosa que impactó notablemente a Luis Miguel, pues su público cantó y vibró al máximo sin que el agua que caída del cielo les opacara el momento. Cuando me dijo que en el speech expresó “Ustedes me cambiaron la vida” me volví a enamorar de este hombre, y una vez más confirmé por qué lo quiero tanto. Si lo tuviera enfrente le diría: “Miky, es exactamente todo lo contrario, tú nos cambiaste la vida, tú haces que cada día sea especial para nosotros”.

Mientras trataba de que Morfeo me visitara, mi cabeza intentaba recrear situaciones respecto a mis expectativas de este tour, por lo que el amanecer me sorprendió despierta y feliz de comenzar un tour más de Luis Miguel en mi querida Argentina.

Salimos con Viviana, mi amiga cordobesa, muy tempranito hacia la ruta, aquella que nos llevaría directo al paraíso. Tuvimos que atravesar 700 largos kilómetros, algo así como unas 7 horas en automóvil. Al llegar nos alistamos rápidamente, pues el tráfico en Buenos Aires suele ser caótico y no podíamos darnos el lujo de llegar tarde a nuestra cita.

El estadio era totalmente nuevo, tanto para Luis Miguel como para los fans, por ende fue toda una aventura cambiar el sitio tradicional en el que se estuvo presentando por años: el emblemático estadio Vélez Sarsfield. Les cuento que este club se encuentra en un barrio muy pintoresco de la Capital Federal, y es muy curioso ver como lo rodean unas vías de tren, lo que hizo más divertida la espera, ya que cada vez que una formación pasaba tocaba bocina en signo de saludo y la gente gritaba a modo de respuesta.

Algo que me llamó poderosamente la atención es que al hacer una parada para ir al toilette antes de llegar al estadio, a escasos metros del recinto, me encontré con un número importante de mujeres que habían salido de sus trabajos y que habían elegido ese lugar como su refugio para cambiarse, plancharse el pelo y maquillarse para la ocasión. Una cita con el Rey no se tiene todos los días, ¿no? Había que estar, sea como sea, a la altura de las circunstancias.

Esto de ponernos lindas para él me recuerda mucho a las palabras de mi querida madre cuando me dice: “Hija, ¿Para qué te arreglas tanto? ¿Vos crees que Luis Miguel te ve desde arriba del escenario? deja de soñar, ¡no es así!”. ¿Saben? No puedo hacerle entender que Miky no es cualquier artista, que él es diferente por donde se lo mire. Ustedes estarán de acuerdo conmigo, seguramente, en mi siguiente aseveración: Luis Miguel es muy detallista y observador, mientras canta no se pierde detalle de los asistentes (al menos hasta donde su vista se lo permite) y siempre tiene un gesto precioso para regalarnos.

Al llegar al club fue hermoso encontrarme con fans que conozco desde hace mucho tiempo, muchos de los cuales viajaron desde diferentes ciudades del país. Alrededor de las 22 hs. se apagaron las luces, lo que desató un grito ensordecedor al unísono, para dar comienzo al que sería mi primer show de este “The Hits Tour”.

Fue una noche maravillosa, Luis Miguel físicamente se ve espectacular, sigue siendo el dueño de la cara más bonita que haya visto, y los años cada vez le sientan mejor, así como ocurre con los mejores vinos. Vocalmente hablando ya no sé qué palabras utilizar para que sean lo suficientemente justas con lo que está cantando e interpretando. Lo suyo es algo superlativo, ya lo he dicho más de una vez, su voz no es de este mundo. Que alguien me explique, si puede, ¡Cómo hace para cantar cada día mejor! Técnicamente es algo casi imposible de lograr porque tiene un nivel de excelencia magistral, pero él siempre puede ir más allá de toda lógica y consigue dejarnos estupefactos, hace lo que quiere con su voz y ni les cuento lo que nos hace experimentar con sus interpretaciones.

Sus exquisitas improvisaciones fueron una invitación a cerrar mis ojos para lograr una conexión mayor, les juro que tuve la sensación de gravitar entre la gente, él es el único que puede transportarme a ese lugar donde me siento acariciada por su voz de pies a cabeza.

Esa noche lo vimos feliz, distendido, relajado, disfrutando al máximo lo que más ama en el mundo, cantar. Habló de todo en su speech y se dejó llevar por lo que sentía en ese momento: bromeó

con el tren al decir que nos estaba pasando uno por detrás, agradeció muchísimo el poder hacer lo que realmente le gusta, también a su público que lo acompaña hace 30 años, a sus músicos, ingenieros, técnicos etc. (no se olvidó de nadie). Algo que me mató de amor fue su frase: “Son un público maravilloso, me los voy a llevar a todos de gira conmigo”, a lo que respondimos en coro que sí, obviamente.

Realmente vivimos una noche de celebración, un show sin precedentes donde se recorrieron éxitos de toda su carrera profesional (aunque nos quedamos con ganas de escuchar algunos que faltaron, pero resulta imposible incluirlos a todos).

Al salir nos reunimos con algunas fans a cenar y compartir todo lo vivido junto al Rey de nuestros corazones, él fue nuestro tema de conversación favorito.

Luego de haber fracasado en mi intento por dormir la noche anterior, y siendo ya la madrugada del nuevo día, me dispuse a descansar para estar enterita para la mañana siguiente, pues una convención internacional de fans nos esperaba en uno de los shoppings más bonitos de la capital de Buenos Aires. No hay nada más lindo que compartir esta pasión con gente que lo vive de igual manera que tú, coinciden conmigo ¿no?

Continuará…

Euge Cabral

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