Luis Miguel en el Paseo de la fama

Maria Eugenia Cabral
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11 de octubre de 2011                                                                                            

Desde el instante en que comenzamos a evaluar la posibilidad de viajar a San Bernardino, hubo una persona que nos brindó no una, sino varias manos para allanar nuestro camino hacia la que sería nuestra primera cita con Luis Miguel fuera de Argentina. Su nombre es Katty, la conocí gracias a esta columna en Sexenio, es una chilena que vive en EEUU y que se contactó conmigo motivada por mis escritos. Fui feliz al leerla por primera vez, cuando me contó que Luis Miguel había llegado a su vida sólo hacía dos años atrás, que lo adoraba, que por él se había reencontrado con su idioma (hace 30 años que vive en ese país y prácticamente el inglés se apoderó de ella).  Además me supo transmitir en palabras sus sensaciones en los shows, y no me sorprendió conocer que se sentía cual adolescente quinceañera frente a Miky cuando ella ya está al borde de los 60.

En el concierto de San Bernardino disfruté mucho de ver su cara extasiada (seguro que yo tenía la misma) observando cada detalle del protagonista de la velada. Fue grandioso poder vivirlo con ella, ya que otra de las razones que me alentó a ir al estado de California fue compartir tiempo con esta nueva amiga. 

Nuestro segundo día en EEUU aconteció en la maravillosa ciudad de Los Ángeles. Puesto que contábamos con poco tiempo, Katty nos armó un city tour por los lugares más relevantes. Particularmente mi mente y mi corazón anhelaban una sola parada: la famosa estrella de Luis Miguel en el paseo de la fama. 

Tomamos la carretera y cómo no podía ser de otra manera luego de la noche que habíamos pasado, nuestro único tema era recordar cada inolvidable momento del concierto.

 Fue sensacional llegar a Hollywood. Incontables veces habíamos visto este lugar a través de una pantalla de televisión o del cine y ahí estábamos en vivo y en directo. Al arribar al lugar mis ojos no dejaron de buscar en el piso a la famosa estrella, que con su luz, es capaz de opacar el brillo de las demás. Premio tan importante que se le entregó a Luis Miguel allá por el año 1996. No fue algo al azar el que haya sido el primer latino en ocupar un lugar en el paseo de la fama. Miky desde niño tuvo luz propia y sobresalió del resto de los artistas, alcanzando un rotundo e indiscutido éxito desde sus comienzos y logrando vencer las barreras del idioma.

 Tampoco es casualidad que Luis Miguel sea quién encabece el primer lugar del ranking que diera a conocer la semana pasada Billboard, una de las revistas más importantes y especializadas, con los nombres de los más grandes y destacados artistas latinos desde 1986 hasta el 2011. Premio más que merecido por mantener en la cima sus éxitos musicales durante 843 semanas en los últimos 25 años, logrando así superar pródigamente a grandes estrellas de diferentes géneros. Ésto no es sólo fruto de ser una de las mejores voces del planeta (aunque para mí es la mejor) sino de su profesionalismo, impecable trabajo (siempre preocupado por entregarle a su público lo mejor de si) y por su absoluta entrega. Hoy por hoy, luego de casi 30 años de carrera, a Luis Miguel no le hace falta promoción para vender discos y mucho menos para llenar estadios. Su público amplio, diverso, ya sabe que es sinónimo de calidad y que Miky no se vale de modas, ni de marketing, ni de ritmos comerciales a la hora de emprender un nuevo proyecto musical.

 Mientras viva jamás olvidaré las palabras que Luis Miguel pronunció cuando fue honrado, con una estrella, por el comité organizador de The Hollywood Walk Of Fame: “Me siento muy orgulloso de hablar español, me siento muy orgulloso de todos y de cada uno de ustedes (refiriéndose a sus fans)”. 

 Creo hablar en nombre de todos los fans: nosotros nos sentimos aún más orgullosos de nuestro artista, que contra viento y marea defendió nuestro idioma.  Todo los logros que alcanzó lo hizo cantando en español, a pesar de haber tenido una y mil propuestas para grabar un disco completamente en inglés, demostrando así una profunda lealtad e infinito amor por sus raíces. Este pasado 26 de septiembre de 2011 se cumplieron 15 años de este trascendental acontecimiento, y aún no puedo creer haber estado ahí 14 días antes de cumplirse este aniversario.

 Esa mañana del 12 de septiembre dejamos el auto y caminamos emocionadas hacia el encuentro del cuerpo celestial más importante de ese firmamento. 

 A pesar de las maravillas que puedes observar en el Hollywood Boulevard, no conseguimos despegar nuestra mirada del piso. Habíamos esperando tantos años por este momento que la ansiedad por el encuentro se acrecentaba a cada paso que dábamos. En un momento la búsqueda se tornó interminable ¡cuántas celebridades! ¿Pueden creer que ninguna había llevado la dirección exacta? Pero San Google nos ayudó y ahí sí nos dirigimos hacia el lugar indicado (estábamos a sólo 300 metros de su lugar de residencia).

 Al aproximarnos al lugar pudimos divisarla desde unos metros y el rostro se nos iluminó de una manera indescriptible, al fin la teníamos frente a frente. 

 Me lancé a correr para acortar tiempo y al llegar no pude contener las ganas de tocarla, así que me abalancé sobre ella, como intentando abrazarla. Wow ¡ahí estaba! Y nosotras que aún no caíamos en la magnífica realidad que estábamos viviendo. Cada una realizó su ritual: la contemplamos por minutos, la acariciamos, la besamos, la vestimos de celeste y blanco, posamos para la foto y por supuesto le hicimos reverencia. No nos importó la mirada extraña de algún transeúnte preguntándose si estaríamos cuerdas o no. Nuestro orgullo como fans estaba por encima de todo, y hasta hubiéramos querido gritar a los cuatro vientos que ahí estaba la estrella del mejor cantante de todos los tiempos.  Por supuesto que tanto alboroto en la vía pública no pasó desapercibido y logramos despertar la curiosidad de algunas personas, las que no dudaron en preguntarnos quién era el dueño de esa estrella a la que le rendíamos una especie de culto. Ahí fue cuando respiramos hondo, inflamos nuestro pecho y orgullosamente con palabras les transmitimos quién era Luis Miguel (para esto necesitamos de nuestra traductora oficial: Katty). Fue sumamente gratificante que una de las señoras que se interesó por saber, nos pidiera le repitiéramos varias veces el nombre de Miky para poder pronunciarlo correctamente. 

 Estar en este lugar fue tan fuerte, que parecía que no podríamos seguir nuestro itinerario. En lo personal fue muy difícil despegar mi mirada de su imagen para continuar el paseo, así que antes de partir atiné a grabar a fuego en mi memoria cada uno de sus detalles. 

 ¡Estábamos en Hollywood! debíamos seguir nuestro camino y disfrutar de algunas de las tantas invitaciones que ofrece este emblemático lugar. Así es que decidimos tomar un autobús turístico y nos fuimos a conocer las mansiones de los famosos. Fue súper atractivo el paseo de casi 2 horas donde pudimos conocer mansiones espectaculares en Beverly Hills de famosos del cine, televisión, música, deporte etc. No hace falta pensar demasiado para darse cuenta cuál sería nuestra parada obligatoria: sí, esa misma que tienen en mente, la ex casa de Luis Miguel (se lo pedimos automáticamente al subir al bus al conductor). Esta preciosa mansión luego de que la disfrutara Miky, fue comprada por el diseñador más caro y exclusivo del mundo: Bijan. Quién vistió, como no podía ser de otra manera, a Luis Miguel (sinónimo de exquisito gusto y elegancia). 

 Cuando el bus se detuvo enfrente de la mansión, me imaginé en ella a Miky tiempo atrás. Fue muy emocionante pensar en que esas paredes lo cobijaron y que fueron testigos seguramente de múltiples momentos de dicha y felicidad. Qué bueno que esta vez la decisión del tiempo de visita al lugar no dependía de nosotras sino del chofer, porque nos habríamos quedado ahí la otra mitad del día.

Luego visitamos otra casa muy especial para los fans de Miky: la casa de nuestro querido Frank Sinatra. Lo que hubiera dado porque estuviera en ese momento dentro de esa preciosa mansión (creo que hubiese bajado del autobús para llamar a su puerta). El guía nos comentó que en la actualidad vive su hija Nancy (quién hace muy poco expreso, a través de una red social, que admiraba a Luis Miguel). 

 Posteriormente nos fuimos a la prestigiosa Rodeo Drive, donde caminamos por un rato y nos encontramos con las marcas más importantes, finas y caras del mundo.

 Al regresar nos dispusimos nuevamente a recorrer detenidamente el Hollywood Boulevard, visitando el Teatro Chino entre otros. 

Antes de partir no pudimos dejar de pasar nuevamente por nuestra amada estrella para ya sí despedirnos definitivamente, con melancolía, hasta la próxima ocasión.

Continuará…

Euge Cabral

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