“Es por ti, que llegó ahí, donde no hay dolor”
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¿Cómo están mis queridos lectores? Aquí estoy reencontrándome con ustedes para compartirles una nueva historia de amor incondicional. Pero antes de presentarles este relato, necesito contarles una situación vivida el pasado fin de semana. Ustedes saben que soy una de las fans más convencidas, en cuanto a que pronto tendremos noticias de Luis Miguel, de un nuevo disco o próximos conciertos, pero así y todo me sentí desestabilizada. Antes de proseguir quisiera aclarar que no manejo información confidencial, sino que mi seguridad responde a un pálpito mío puesto que, siendo un año tan importante en su carrera, no puede pasar desapercibido. Pero los meses transcurren en silencio y la esperanza de la gente empieza a flaquear. Yo sigo firme en mis convicciones, pensando en que Luis Miguel prepara algo, pero este fin de semana alguien me atormentó diciéndome: “¿Y si Luis Miguel ya no quiere trabajar más?” Mientras leía el mensaje mi corazón dejó de latir por un instante, y mi respiración se entrecortó. Fue tan difícil leerlo que ni siquiera me atrevo a imaginar cómo sería mi vida sin la ilusión de un nuevo disco o la esperanza de disfrutarlo plenamente en un concierto. No sé qué piensen ustedes al respecto, en lo personal siempre respetaré sus decisiones porque ante todo priorizo su bienestar, y cuando uno ama antepone la felicidad del otro ante la suya propia. Pero me cuesta, no quiero ni puedo pensar en esta posibilidad, porque sé que mi vida ya no sería igual sin la oportunidad de hilar sueños con la ilusión de poder concretarlos de su mano, sin nuevas caricias al alma, sin esas interpretaciones que nos quitan el aliento, sin el brillo de su mirada que ilumina nuestra oscuridad, y sin la sonrisa más encantadora del planeta, esa misma que nos catapulta al espacio ida y vuelta. Y hay algo aún más importante… Luis Miguel es nuestra mejor terapia, entonces ¿Cómo podríamos continuar sin su gran contención?
¿Qué sienten en relaci´ón a este tema? ¿Les pasa como a mí? Los leo en los comentarios.
Este fin de semana, para calmar la angustia que me generó todo esto, lancé un sticker de pregunta en mi Instagram (@euge_cabral) que decía: Si Luis Miguel pudiera leerte ahora mismo, ¿Qué le dirías? Las respuestas no se hicieron esperar, y fueron casi dos centenares. Todas se resumieron a estas frases: Te amo, te extraño demasiado, te necesito cual aire que respiro, regresa pronto por favor, eres el capítulo mejor de mi historia, eres todo en nuestras vidas, gracias por tu música, queremos saber de ti, deseamos que seas feliz, y gracias por existir, por citar las más repetidas. A las pruebas me remito, estamos todos iguales, deseando imperiosamente reencontrarnos con la voz de Luis Miguel, porque sin ella nos falta el aire, la emoción a flor de piel, y la ilusión de vivir momentos tan inolvidables como irrepetibles.
Pasando a la historia de hoy les cuento que es realmente conmovedora, no pude evitar emocionarme hasta las lágrimas cuando conocí este relato, porque por más dura, difícil, angustiante y dolorosa que haya sido la situación que se debió afrontar, la música de Luis Miguel siempre estuvo ahí para rescatar a esta fan de tanto tormento. Pero lo que más me llegó al corazón fue la frase de su esposo, quien tuvo la capacidad de hacerle ver a su amada lo bien que le hace la música de Luis Miguel:
Mi nombre es Esperanza Milian, nací en Cuba, pero actualmente radico en Estados Unidos, más precisamente en Los Ángeles, California. Mi padre partió de Cuba hacia España cuando yo solo tenía cuatro años, y posteriormente se trasladó hacia Estados Unidos. Poco después de su partida fueron cerradas las salidas del país y quedé con mi madre, mi abuela, y otros familiares en Cuba. Recién volví a ver a mi padre cuando tenía 12 años, cuando por fin nos dejaron salir del país y reunirnos con él. Los años de separación fueron muchos y largos, pero había llegado por fin el momento de una nueva vida junto a mis padres y abuela paterna. Como todo en la vida, hay situaciones que son amargas y dulces a la vez, ¿No es verdad? Puesto que nos pudimos reunir con mi padre, pero dejé atrás a mis primos, mis amiguitas, mis costumbres, mi casa, mis sueños, mi idioma y doce años de vivencias. Así fue como desperté una mañana y todo era nuevo, pero a la vez desconcertante, porque además de comenzar a conocer a mi padre, ya que cuando se fue era apenas una niña, también tenía la imperiosa necesidad de aprender un idioma distinto. En aquel entonces debí asistir a un colegio donde la mayoría de los estudiantes eran americanos y, aunque había pocos hispanos, estos hablaban inglés a la perfección. Me sentí muy sola por primera vez, sin mis primos, mis amigas, y sin entender el idioma, en otras palabras, en un lugar completamente desconocido. Pero Dios es bueno y está pendiente de todo, siempre provee una salida y así lo hizo conmigo.
Me acuerdo de que unos años después de llegar de Cuba nos mudamos a un edificio bien bonito y pintoresco, en cuya primera planta funcionaba una farmacia, una tienda de zapatos, una panadería y otros negocios pequeños. Nuestro apartamento se encontraba en el quinto piso y tenía un balcón bien amplio y agradable. Mis padres me compraron un hermoso sillón y una radio porque siempre amé la música, así que no era extraño que dieran las 12 de la noche y me encontraran escuchándola después de mis tareas.
En el año 1982, habiendo sintonizado FM 92, la locutora Betty Pino compartió una canción muy bonita interpretada por un joven con un tono de voz hermoso y diferente. Desde ese preciso momento aquella voz lanzó un flechazo “Directo al corazón”, quedando fascinada con ella y con la pasión con la que interpretaba. Así me fui a dormir esa noche, totalmente embelesada.
Todos los viernes llegaban ediciones nuevas de una revista mexicana publicada por la Editorial de Televisa llamada “Tú”, así que iba religiosamente a la farmacia de planta baja para comprarla. Nunca imaginé que un día, luego de llegar de la escuela, me iba a encontrar con la sorpresa de una portada especial. Entré al local como de costumbre, los dueños me saludaron muy cordialmente porque ya me conocían, y al acercarme al nuevo ejemplar de la revista, para llevarlo conmigo, la foto de su portada me dejó sin aliento. Me imagino que ya saben quién la engalanaba, sí, el joven mexicano del momento: Luis Miguel. Está por demás decir que lucía como todo un sol, con su cabellera preciosa y una sonrisa sincera que encandilaba. No podía dejar de mirarlo mientras su voz resonaba en mis oídos. ¡No lo podía creer! Miré hacia un lado y hacia el otro, me di un pequeño pellizco, para ver si estaba despierta o dormida, pero me dolió, prueba más que suficiente para constatar que no lo estaba soñando. Fue entonces que descubrí un nuevo camino que, por muchos años por venir, le daría a mi destino una salida, una alegría a todo lo que estaba por acontecer.
Todos tenemos nuestras vivencias y manera de ver la vida, pero hay momentos en los que Dios, conociendo nuestro interior, sabe cómo consolarnos y nos provee de algo muy bonito que nos ayuda a continuar. Desde ese momento comencé, como tantos otros fans, a seguir su carrera musical, comprando sus discos, viendo sus películas, entrevistas y conciertos. Cada vez que se presentaba en “Siempre en Domingo”, con el recordado Raúl Velazco, y en las entrevistas con Verónica Castro, yo estaba sentada en primera fila, delante del televisor. Su música se convirtió en un aliento, en una ilusión al corazón, y en alegría durante mi juventud.
Así pasaron los años y conocí al que se convertiría en mi esposo, quien casi de inmediato comenzó a presentar problemas de salud. Lamentablemente ni siquiera los médicos, por más pruebas que hacían, daban con lo que tenía. Quedé embarazada de mi primer hijo al poco tiempo de casada, y al siguiente año tuve otro varoncito, en abril de 1992, precisamente cuando Luis Miguel sacaba su disco “Romance”. Los anuncios de su gira de conciertos por Estados Unidos, Latinoamérica y México no se hicieron esperar, mientras que la enfermedad de mi esposo progresaba sin tener la certeza de un diagnóstico correcto. Por años había soñado con ir a uno de sus conciertos, pero por obvias razones no había sido posible hasta ese momento.
Mi esposo conocía cuánto me gustaban sus canciones, por lo que no hubo un viaje a la playa en auto sin que la primera canción que lo amenizara fuese “Cuando calienta el sol”, y a veces en repetido. Fue mi esposo quien me dijo que sacara las entradas para ir a su concierto en el Miami Arena y, “No sé tú”, pero yo estaba desbordante de alegría. Una de mis amigas de la iglesia decidió ir conmigo, y nos la pasábamos contando las horas para que llegara el día del evento. Yo parecía niña con muñeca nueva, ¡Estaba feliz!
El concierto era anunciado por todas las estaciones de radio hispanas, y su imagen estaba en una fotografía gigantesca en el edificio de la sede donde tendría lugar el concierto. Cuando por fin llego la noche nos arreglamos súper lindas y nos fuimos.
El Miami Arena podía albergar miles de personas, y la mayoría copaban las inmensas escaleras esperando ingresar al predio para que por fin comenzara el concierto. Mi amiga Elizita y yo llegamos precisamente hasta las puertas, donde lamentablemente escuchamos a unos promotores diciendo que, por razones ajenas y fuera de control, se cancelaba el concierto. Me tocó vivirlo en un momento de mi vida muy difícil ante la incertidumbre por la enfermedad de mi esposo, y la preocupación de toda la familia alrededor de dicha situación. Habíamos hecho un esfuerzo muy grande para llegar hasta ahí pero no tuvimos otra salida que regresarnos. Nos informaron que podíamos recibir de regreso el dinero de las entradas, o esperar el anuncio de una nueva fecha por parte de Luis Miguel. Mi amiga y yo nos miramos, y luego le dije: “No quiero el dinero de regreso, quiero verlo cantar” … y así lo hicimos. Al poco tiempo comenzaron a anunciar que, dada la cancelación de aquel concierto, Luis Miguel había decidido ofrecer dos fechas, una seguida de la otra, y que nuestros tickets servirían para esta nueva presentación. Se fue la tristeza y la desilusión con aquella noticia, y por fin pudimos asistir al concierto.
Recuerdo claramente que, cuando nos sentamos, no podía creer que de veras estaba ahí. Parecía imposible que en unos momentos vería a Luis Miguel a una corta distancia, pero así fue. Proyectaron un video de fotos de ‘El Sol’ desde bebé hasta la actualidad (era la época de “Romance”). Presenciar el griterío, la euforia, la algarabía y alegría de las fans fue inolvidable. Apenas comenzó a tocar la banda, Luis Miguel irrumpió en el escenario ante el grito ensordecedor de las fans, con decirles que me tuve que cubrir los oídos con las manos. Fue una experiencia verdaderamente increíble, pero como tal, al finalizar el concierto sentí un vacío muy grande. Mi amiga Elizita me dijo: “Esperanza, vamos a la taquilla de entradas y, si quedan para el concierto de mañana, regresamos.” Esto le devolvió una sonrisa a mi rostro y ¿Qué creen?, así lo hicimos, repetimos al otro día completamente dichosas. Algo peculiar sentí al verlo cantar esa segunda fecha, como un presentimiento de que no escucharía su música durante muchos años. Así fue como casi al final de aquel segundo concierto me puse de pie y, en mi mente, me despedí de él, de aquellas canciones tan lindas que me hacían soñar y sonreír.
Quedé embarazada de la que hoy es mi hija Christina, que también es fan de Luis Miguel, mientras la enfermedad de mi esposo seguía avanzando a pasos agigantados. Después de mucha oración, de visitar muchas iglesias, Dios intercedió y, en una prueba muy dolorosa, por fin descubrieron que era un tipo de cáncer muy raro. Lo que aconteció durante los próximos años fue muy largo y doloroso entre quimioterapias, tratamientos biológicos y radiaciones. De regreso en Miami, después de un largo tratamiento en Texas, con el cansancio del viaje y todo lo vivido, me quedé dormida más de lo acostumbrado, por lo que desperté medio atolondrada. Salí a buscar a mi esposo y me lo encontré esperándome en la oficina de nuestra casa, muy calladito, así que le pregunté: ¿Por qué no me despertaste? Él me respondió: Esperanza, ¿Cuánto hace que no escuchas las canciones de Luis Miguel? La verdad que aquella frase me sorprendió. Es cierto que me había vuelto su enfermera, que no dormía por cuidarlo día y noche y, realmente, entre los niños, mi trabajo, los quehaceres de la casa y sus cuidados, no me quedaba tiempo de escuchar absolutamente nada. Lo miré a los ojos y le dije: “Sinceramente no me acuerdo cuánto hace que no escucho a Luis Miguel”. Entonces él me respondió algo que nunca imaginé: “Pues deberías volver a oír sus canciones, porque siempre que las escuchabas te veía sonreír”.
Mi esposo pasó a la presencia de Dios el 5 de julio del año 2021, después de una larga lucha contra el cáncer. Él me dejó muchas cosas bonitas, y otras muy tristes como se podrán imaginar, pero siempre “ese momento” quedó grabado en mi memoria por lo hermoso de saber cuánto bien me hace su música.
No puedo imaginar cómo Luis Miguel se ha de sentir cuando sale a sus conciertos y ve a todos sus fans, cuando le informan la cantidad de discos vendidos, o cuando inclina su micrófono para que el público cante sus canciones al unísono. La gran mayoría sabemos cuánto le costó llevar adelante su carrera, los sacrificios que tuvo que hacer, los momentos perdidos de su niñez, la soledad que muchas veces acompaña a la fama, los desencantos y las traiciones por las que ha tenido que pasar. En mis oraciones pido que su alma sepa lo importante que ha sido ese sacrificio para miles y miles de personas que escuchamos su música, su voz e interpretación, con la que tiene el don de tocarnos el corazón y hacernos soñar. Tengo Fe de que tal vez en momentos difíciles, le sirva de consuelo el bien que ha hecho y sigue haciendo a tantísimas personas. Su música ha sido esencial en momentos de la vida de generaciones completas, y él es parte de esa historia sin fin.
Mi hija y yo, también a veces mis hijos, nos ponemos a cantar todas sus canciones y siempre nos traen alegrías y nos dibujan sonrisas en el rostro. Que Dios te bendiga Luis Miguel, que traiga paz y gozo a tus días, y muy pronto tengamos esa alegría de volver a verte cantar. Para eso Dios te dio uno de los dones más hermosos que existen, el de tu voz, y la capacidad de tocarnos el alma.
Hope
Cara Euge questa storia è molto commovente ma la cosa che mi sorprende in modo positivo sono i bellissimi sorrisi nelle foto . Grazie a donne come lei che dimostrano grande forza e amore per la vita .❤🌸❤
Euge, sabemos muy bien todas la que somos fan y lo conocemos bien aunque la gente nos diga, que saben ustedes de ese hombre!!!!! jajaja Imposible que Luis Miguel deje de subir a un escenario!!!! Es su vida!!!! No hay chance que deje de brillar con su voz, salvo que esté con problemas de salud!!!! Pero estoy convencida y segura que pronto habrá noticias no es la primera vez que pasan tantos años sin verlo y no te olvides que tuvimos a la maldita Pandemia y eso frenó mucho el trabajo.
Un abrazo Hope, gracias por compartirlo ❤️
Linda familia 🌹
Saludos desde México 🇲🇽
Hermosa su historia con Luis Miguel, es increíble como suaviza los malos momentos y nos hace sonreír 🙌🙌🙌
Micky volverá el quiere llegar como frank Sinatra con su whisky y cantando hasta los 80 o más. Cantar es su terapia y escucharlo la nuestra. Volverá.