Al final del arcoíris, como la estrella más brillante

Maria Eugenia Cabral
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Sé que esperan ansiosos mis vivencias en México junto a Luis Miguel, pero antes de comenzar con esos relatos decidí rendirle tributo a una de las más grandes fans de ‘El Sol’, nuestra querida Verónica Navarro. Ella nació en Calera, Zacatecas, pero desde niña vivió con su familia en Santa Ana, California. Lamentablemente hace unos días, luego de lidiar con una enfermedad, la perdimos físicamente, pero su paso por esta vida dejó huellas no solo en el corazón de los integrantes de esta familia LuisMiguelera sino también en el del propio Luis Miguel. Me apena no haber tenido la oportunidad de conocerla personalmente ni de entablar una amistad, pero la especial relación que tenía con Miky siempre logró emocionarme, cariño que podía verse manifestado en tantos videos y fotografías que hemos visto a lo largo de estos años. Quienes tuvieron la dicha de convivir con ella la describen como una persona de corazón bondadoso, y es por eso que deseo que puedan descubrirla a través de las palabras de sus grandes amigas. Queremos homenajearla recordando algunas vivencias, las que la muestran tal cual fue, una mujer cariñosa, solidaria, fuerte, decidida y soñadora:

La primera vez que conocí a Verónica fue en la taquilla de uno de los conciertos de Micky en Las Vegas, en ese tiempo todavía estaba en la marina estadounidense, y ya lucía en mi hombro un tatuaje referido a Luis Miguel. Recogiendo mis boletos de primera fila para el show de esa noche le llamó la atención aquel tatuaje, puesto que llevaba un vestido strapless que lo dejaba al descubierto, por lo que de inmediato decidió acercarse para preguntarme qué significaba. Cuando le mostré que estaba dedicado a Luis Miguel me dijo que estaba loca, que no necesitaba llevarlo en mi piel, que ella lo tenía tatuado en el corazón. Eso provocó una conversación y una amistad entre nosotras en los próximos años.

Tuvimos muchas Micky-Aventuras juntas, pero una que me encantó ocurrió en México en un viaje por carretera desde Chihuahua a Ciudad Juárez. Micky cantaba en la Expo Chihuahua el 20 de marzo de 2015, así que volé desde Hawái hacia el lugar, sitio donde me encontraría con Verónica. Traje leis (collar de flores naturales) desde mi país y, a través de ella, me reuní allí con Priscila, “La Novia de Luis Miguel” (bautizada así porque siempre asiste a los conciertos con su velo), y Olivia de la Ciudad de México, e Ingrid, Presidenta del club de fans de Luis Miguel en Colombia. Mi nueva familia LuisMiguelera se quedó en el mismo hotel donde nos hospedamos, así que les obsequié leis para que intentaran entregárselos a Micky. Aquella noche solo Ingrid consiguió ese cometido, pero fue un viaje lleno de recuerdos y amistades de por vida que nunca olvidaremos. Cabe destacar que parte de esta experiencia incluyó una visita al doctor y a un odontólogo.

Al día siguiente, Vero y yo, fuimos en autobús desde Chihuahua a Ciudad Juárez, todavía cargando los restantes leis para el agasajado, viaje cargado de risas, felicidad e historias compartidas. Debido a la diferencia horaria de una ubicación a otra, después de llegar a la estación solo tuvimos una hora para arribar a nuestro hotel, ducharnos, alistarnos e ir al concierto. Después de la corrida y el estrés que esto nos ocasionó, llegamos al recinto provistas de los leis para volver a intentarlo. Durante el show Vero, que siempre cosechaba nuevos amigos, se hizo amiga de las personas que estaban en primera fila (nosotras estábamos en la segunda), por lo que nos dejaron ir al frente para procurar cumplir nuestra misión. Luego de muchos intentos Micky vio a Verónica y fue directamente hacia ella para tomar su lei. Ella se acercó a él y se lo entregó, luego le hizo señas para que me viera y así fue como vino directo a mí y tomó el mío (momento memorable porque lo veía por primera vez fuera de Estados Unidos). Luego Luis Miguel nos entregó una rosa blanca en propia mano ante la sonrisa de todos los asistentes, así que la finalidad de este viaje se había cumplido: Micky consiguió sus leis directos de Hawái, y nosotras conseguimos sus rosas.

Vero siempre decía que Micky sabe que lo amamos, y yo la amaba por eso, por expresarlo de una manera tan simple pero a la vez tan intensa. Ella también quería ser parte de “La Ohana de Luis Miguel”, el Club de Fans Oficial de Luis Miguel en Hawái, porque sabía que se trataba de formar y unir la familia LuisMiguelera, quienes no solo apoyamos al artista sino que lo hacemos entre integrantes. Como presidenta de La Ohana me siento privilegiada de haber conocido y convivido con Vero, no solo como una fan sino como la mujer generosa y cariñosa que fue.

Hay muchas otras historias sobre ella, pero la mejor manera de resumir su esencia es contándoles que era una persona con la que siempre se podía contar, y que no se cansaba de intentar acercar a  Luis Miguel a otros fans, como por ejemplo cuando los llevaba con ella a primera fila. Cuidaba a los demás primero antes que a ella misma, eso es de valorar. Ella unía a gente de todas partes del mundo, no solo por querer a Micky y a su música sino que propició entre nosotros una amistad legítima para siempre. A través suyo conocí a las presidentas de los clubes de fans de México, Colombia, y a muchas otras personas.

Amó a Luis Miguel durante toda su vida, desde la adolescencia hasta la adultez, y créanme que él la amaba de la misma manera, pues siempre recibía gustoso y feliz los lei y el cariño que ella le profesaba.

Fuimos compañeras en nuestras Micky-Aventuras, siempre íbamos juntas hacia el escenario para entregarle los leis, y ahora que no está será muy diferente, la extrañaré en cada concierto de Luis Miguel al que asista. La amaremos por siempre y estaré eternamente agradecida por su gran amistad en esta vida.

Mónica Núñez

Tengo un montón de cosas lindas para decir de Verónica Navarro, ¡Un millón! Compartimos un sinfín de vivencias  de las que tengo tanto que agradecerle, pues siempre lo dije, Vero fue para mí ese ángel en la tierra que me cuidaba y me hacía sentir segura.

Pero sin duda hay una anécdota en especial que marcó mi vida y hoy quiero rememorarla. Quizá muchos de ustedes no sepan que moría por ir a ver a Luis Miguel a la ciudad de Las Vegas, sueño que todos sus fans tenemos pero que para mí era un imposible. Para aquel entonces, año 2014, Vero ya era mi confidente y amiga. Cuando se publicaron las fechas de los conciertos de Luis Miguel en Las Vegas me llamó y me dijo: “Gorda, ¿tienes visa?”, a lo que de inmediato respondí: “Sí, la saqué para ir a Fresno”, y muy segura agregó: “Nos vemos en Las Vegas”. Dadas mis circunstancias me dio un ataque de risa, pero ella muy convencida insistió: “Junta para tu avión y para los boletos de los conciertos que yo me hago cargo de lo demás”.

Y así fue, empecé a ahorrar como loca, y gracias a eso conseguí reunir el dinero para los tickets del concierto y pude comprar mi vuelo a Los Ángeles, lugar dónde ella me esperaba.

Cuando llegué a esa maravillosa ciudad estuve feliz de encontrarme con Vero y, sin tiempo que perder, por la noche salimos en su camioneta rumbo a la capital del juego. La carretera me parecía preciosa porque todo era dicha y felicidad, pues la vida me sonreía al estar viviendo uno de los momentos más increíbles de mi existencia, y ella estaba ahí conmigo, siendo parte tan importante de este sueño concretado.

Cuando llegamos a Las Vegas literalmente me deslumbraron las luces, pero mucho más me impactó aquel letrero anunciando los conciertos de Luis Miguel, el que me hizo tomar consciencia que no estaba soñando sino viviendo aquella realidad por la que había trabajado tanto. Fuimos directo al Caesars Palace, pues Vero había pagado el hospedaje en este imponente lugar. ¿Saben lo que es eso? ¡Yo moría de la emoción! Les juro que nunca había experimentado la sensación de disfrutar de una cama tan suave que me hacía pensar que estaba en una nube. La vista desde el gran ventanal que daba hacia la alberca principal completaba la postal de ese paraíso terrenal.

Vero se comportaba de lo más normal, no era consciente de lo que había hecho por mí, no entendía que me estaba regalando la felicidad más grande y maravillosa que se le puede dar a otra persona, y yo no encontraba las palabras capaces de expresar mi gratitud por tal acto de amor. Intenté que ella lo comprendiera diciéndole incontables veces lo agradecida que estaba por su generosidad y gran corazón.

Ella sabía cómo conseguir los mejores lugares y lo logró, teníamos las mejores filas y por ende a Luis Miguel a centímetros nuestro. En el coliseo del Caesars Palace el escenario es extremadamente bajito, razón por la cual solo un brinco me separaba de poder concretar mi sueño de abrazarlo.

Así fue como gracias a Vero llegó uno de los días más esperados de mi vida, y con él ese beso que parecía que no iba a lograr jamás. Vero y Moni me obsequiaron un lei para que se lo entregara a Micky, y cuando ese momento llegó él lo recibió gustoso y procedió a inclinarse hacia mí para agradecerme con un beso. No saben lo que lloré, y Verónica estuvo ahí conmigo en cada momento.

Ella era un ser especial que siempre se preocupaba por los demás, una persona amable, desprendida, amorosa, trabajadora y admirable.

Sin duda me considero afortunada por haber podido coincidir con ella, por contar con su cariño y amistad.

Esta foto la tomó ella y también tiene su historia.

¡Vero te quiero! Gracias una y mil veces. No tengo dudas de que ya estás en el cielo porque en la tierra ya eras un precioso ángel.

Britania Méndez

En realidad no tengo idea por dónde comenzar, no recuerdo cuándo fue que coincidimos por primera vez, pero seguramente nos vimos en el Auditorio Nacional motivada por su gran amor y admiración a Luis Miguel, ese mismo sentimiento con el que él la identificaba, pues no sé cómo hace pero Micky se reparte un poco con todas.

Compartimos conciertos y hasta noches de reunión en el restaurante Karisma, ella era una mujer auténtica y, como diríamos en México, sin pelos en la lengua.

Verónica siempre recomendaba viajar a Las Vegas, las que lo han concretado deben saber mejor que yo la razón de tanta insistencia, ¿no? Tal vez algún día lo pueda comprobar en carne propia.

Nos tocó convivir un poco más en un concierto en el norte del país, más precisamente en Chihuahua, al reinaugurarse el Centro de Convenciones de la ciudad. Eran mesas de 10 personas que había que llenar, entonces conocí a Vero, Mónica, Priscila,  y hasta Íngrid que viajó desde Colombia. Fue una hermosa aventura puesto que, aunque nuestra mesa no tenía buena visión del escenario, la compañía y el momento fueron inolvidables. Valoramos que aquellas dos chicas, quienes lograron instaurar la entrega de leis a Luis Miguel en Las Vegas y la supieron trasladar a México, muy amablemente nos mostraran el proceso de elaboración, iniciando con los cuidados especiales al momento de traer las flores directamente de Hawái, y las precauciones a tener en cuenta para trabajar con el material. Luego muy amablemente nos obsequiaron un ejemplar a cada una para que, si hubiese oportunidad, se lo entregáramos a Luis. Si mal no recuerdo solo lo consiguió Ingrid, pues no hubo forma de acercarse demasiado, aunque me pregunto… ¿Qué iba a hacer con tantos leis?  

Fue una noche que terminó en una buena taquería con pláticas muy divertidas, imaginaran el grupo de parranderas y soñadoras que éramos.

Con los desafortunados lugares que habíamos tenido el club de la Ohana no quedó satisfecho, así que al día siguiente al toparnos en el desayuno fuimos partícipes de su búsqueda incesante en Internet, la que dio sus frutos porque consiguieron lugares para el próximo concierto, en Ciudad Juárez, el que por supuesto estuvo con mejor organización y esos leis fue entregados con honores, como ya sabrán por Mónica.

Volví a coincidir con Verónica en los palenques, en la ciudad de Colima, yo no pretendía viajar pero ella me convenció al comentarme que tenía un ticket extra, así que decidí apostar por la aventura –por cierto, es de lo mejor ver a Luis Miguel en un palenque. He de confesar que aunque fue una noche mágica no hubo oportunidad de entregar un lei. En este último viaje recuerdo que me contó una de las tantas anécdotas que seguramente tenía con Micky. Se dio en el marco de su gira del disco “20 años”, era amiga de algunos de los chicos que lo acompañaban en ese entonces y eso le permitía acudir a algunos ensayos. La genuina norteña, como debió ser, me contó que en un momento le expresó a Luis Miguel: “Oye carnal, ¿falta mucho para que termine tu ensayo? Es que es el cumpleaños de este chavo y me lo quiero llevar a cenar”. Me morí de risa, así directa y sin filtros se lo dijo al mismísimo Micky que, según ella misma cuenta, también echó la carcajada y le dijo: “¿En serio? ¿A cenar? sí claro, dame unos minutos”. La noche terminó en dicha celebración de cumpleaños con cena invitada por el mismísimo Luis Miguel.

Desgraciadamente las enfermedades nos consumen poco a poco y había que ver con que pantalones ella iba por la vida sin pensar en sus dolencias o malestares. ¡Muchas gracias Vero! fuiste uno de mis ángeles en esta aventura LuisMiguelera y sé que ahora tienes la mejor vista para disfrutar de los conciertos. Te quedas en mi corazón y, sin desmerecer, en el del propio Micky.

Olivia Hernández

Esta inmensa familia va a llevarte presente por siempre en el corazón, descansa en paz querida Verónica, y desde allí cuida y protege a nuestro Miky.

Euge Cabral

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