Hasta que vuelva junto a tus ojos

Euge Cabral
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Como cada año, Luis Miguel dará el grito de Independencia en su concierto, esta vez en la ciudad de ‘El Paso’, Texas. He tenido el privilegio de vivir esta experiencia, allá por el año 2011 en Las Vegas, y créanme que emociona entrañablemente ser testigo de su amor por México, y de cuán orgulloso se siente de ser su embajador por el mundo.

¡Feliz Día de la Independencia mi México querido!

Hace algunos días se informó que Luis Miguel visitará Chile y Argentina el próximo mes de noviembre, y esa noticia provocó un gran revuelo entre los fans. Esta vez la sorpresa fue aún mayor, ya que a estas alturas del año habíamos perdido las esperanzas de tenerlo en estas tierras. No se imaginan la inyección de adrenalina, emoción y felicidad que significó esta inminente realidad, para quienes veíamos lejana la posibilidad de disfrutarlo en nuestras ciudades.

Después de su paso por México, Luis Miguel proseguirá su tour en Argentina, más precisamente en la ciudad de Córdoba el día 25 de noviembre, para continuar por Capital Federal, los días 27 y 28. Luego, si no se confirma otra fecha, cruzará la imponente Cordillera de los Andes para visitar Santiago de Chile, los días 30 de noviembre y 1 de diciembre, y Viña del Mar el día 2. Los fans de Colombia también gozarán de su presencia en Cali el 4 de diciembre, en Bogotá el 5, y en Cartagena el 6. Luego lo espera Miami, el 10 y 12 de diciembre, Atlanta el 13, Charlotte el 14, Washington el 16, Boston el 17, Nueva York el 18, para finalizar en Chicago el día 20.

Tener a Luis Miguel en mi país dos años seguidos es un sueño hecho realidad, anhelo que supo materializarse años atrás, pero que desde el año 2003 no se ha repetido. Realmente se hace insostenible dejar pasar un año sin verlo, porque su voz y su presencia se han vuelto una prioridad para el alma. Por eso le pido a Miky que adopte esta bonita costumbre de visitarnos cada año, porque no hay nada más emocionante para sus fans, que seguir escribiendo capítulos de la historia de este amor, en las eternas páginas del libro de la vida. Cada instante a su lado es especial, porque sus miradas, sonrisas, cariño, emoción, e innumerables detalles para con nosotros, serán parte del equipaje que nos acompañará a nuestra última morada.

La euforia de los días pasados se vio prolongada debido al espectacular regreso de Luis Miguel a los escenarios, el pasado 11 de septiembre, noche en la que sorprendió a su público interpretando la legendaria canción “Cucurrucucú paloma”. Tuve la dicha de escucharla a la distancia, por intermedio de una amiga que estaba en el concierto, y les juro que no fui capaz de dominar mis emociones. Mientras las lágrimas recorrían mis mejillas, un torbellino de imágenes irrumpió en mi mente, esas que guardo tan celosamente en el cofre de mis recuerdos. Los momentos vividos junto a Luis Miguel los llevo guardados en mi corazón, ahí siguen latentes, y revivirlos libera mis emociones.

Gracias Miky por este regalo a tus fans, porque muchos hemos hecho un viaje a nuestra infancia/adolescencia, en la que tantas veces te escuchamos cantar esta canción en tus comienzos, mientras que otros recién la están estrenando en tu voz.

No quiero dejar pasar la oportunidad de contarles que Luis Miguel recibió un reconocimiento en Salt Lake City, de manos de la Oficina del Procurador General, a cargo de Sean Reyes, por sus logros obtenidos a nivel mundial e influencia en la música. Otro motivo más por el que sentirnos orgullosos.

Regresando al tema que nos compete en esta columna, recordarán que les quedé debiendo la segunda parte de la gran historia de Malu, esta fan mexicana que vive en Australia, y que imagino se habrán estado preguntando, todo este tiempo, cómo es que el destino la llevó hasta allá. Luis Miguel tiene una grandiosa embajadora en aquel precioso país porque, por lo que hemos estado platicando, procura darlo a conocer cada vez que tiene la oportunidad. No hay nada más lindo que sentir orgullo por nuestro artista y contagiar este sentimiento a los que nos rodean, pero aún más gratificante es darlo a conocer a personas que viven en lugares en los que su música no está disponible, y descubrir que quedan cautivados por su voz de inmediato. En lo personal, supe contarles que tengo familia en Holanda, y que desde siempre conocen a Luis Miguel a través de mí.

No quiero extenderme más, porque los espera la segunda parte de un emotivo relato que prueba que con amor, esfuerzo, valor y convicción, todo se puede lograr:

En el año 2007 trabajé en una taquería por las mañanas, y por las tardes en la oficina. Tuve la posibilidad de rentar un departamento en la misma área, cerca de la Arena Monterrey, y cuando parecía que todo iba de maravillas cerraron de repente la taquería. No podía quedarme sin trabajo porque debía ahorrar para ver a mi Rey, así que inmediatamente me di a la tarea de conseguir otro trabajo. Supe que Luismi visitaría de nuevo Monterrey con su gira “Cómplices”, en el año 2009, pero tristemente no pude asistir por falta de dinero.

Con el tiempo recibí la llamada de un instituto, pues su intención era entrevistarme con el fin de que diera clases de mi profesión ¡Por fin se me hizo ejercer mi carrera! Esto contribuyó a que poco a poco fuera comprándome los CD’s de Miky para tenerlos todos.

Mi economía ya estaba mejor, y ahora sí podía comprar un boleto que me diera la oportunidad de verlo más cerca. Cuando Luis Miguel regresó, en el año 2011 con la gira “Grandes éxitos” al Auditorio Banamex, ya estaba lista para comprar mi boleto en buena zona.

El 26 de marzo salí hacia el Auditorio Banamex con una felicidad indescriptible. En los alrededores me encontré con vendedores que ofrecían playeras de ‘El Rey’, y ahora también me alcanzó para una de ellas, así que dichosa me vestí con su imagen. Esta vez iba bien preparada con cámara de fotos, pero en la revisión me la quitaron, así que no tuve otra opción que grabar con mi celular. Viví esa experiencia al máximo, con la emoción a flor de piel… y es que para mí él es un ángel caído del cielo, provisto de la mejor voz y un gran profesionalismo, ¡Es único!

Gracias a Dios ese año pude salir de vacaciones a Cancún, créanme que lo necesitaba después de una jornada laboral de 7:30 am a 10 pm. Allí conocí a un australiano que se hospedaba en el mismo hotel, y de inmediato me invitó a cenar. Salimos, aunque debo confesar que no fue nada fácil comunicarnos porque no hablo bien inglés, y tuve que acudir al traductor y al lenguaje de señas. Al terminar las vacaciones seguimos en contacto por MSN, y una noche que platicábamos me sorprendió pidiéndome que nos casáramos. Obviamente me costó creerle, se me hacía algo imposible pensando en que vivía en Sydney y yo en Monterrey. Pero él hablaba muy en serio, así que en pocos meses ya andábamos preparando la boda, que se programó para el 24 de marzo de 2012. En enero de ese mismo año se anunció que Luis Miguel regresaba nuevamente el 1 y 2 de marzo, ¡Imagínense! Unos días antes de mi boda. A pesar de ello me dije “Tengo que estar ahí, no puedo perderme ese concierto, porque quizás sea la última vez que pueda asistir”, pero era una decisión difícil de afrontar porque traía gastos de la boda. Cuando le comenté esto a mi prometido -él ya sabía que Luis Miguel es mi artista favorito- me dijo: “No te preocupes, vas a ir a verlo. Te voy a mandar el dinero para que puedas comprar tu ticket y ese será mi regalo de bodas”… la verdad, me dio el mejor regalo de mi vida. Conseguí uno en la zona VIP, así que consideré verlo como mi despedida de soltera.

Conforme pasaron los días estaba nerviosa porque vería cerquita por primera vez a mi Sol, y no precisamente por la boda. Cuando llegó el 1 de marzo me fui bien armada para que esta vez no me quitaran la cámara, descosí el forro de mi bolsa, metí la cámara y la volví a coser. También pensé en la batería y me llevé una extra por si acaso. En la Arena Monterrey me revisaron la bolsa y uf, me salvé, no se dieron cuenta de lo que escondía. Al acercarme al escenario me sentí súper emocionada, y cuando se apagaron las luces para dar paso a la introducción, junto a la espectacular entrada de Luis Miguel, pensé que estaba viviendo un sueño. Me quedé en shock por un ratito, sin poder pronunciar palabras. Fue algo muy hermoso poder mirarlo, contemplarlo, tomar su mano y hasta su pierna –ja ja-, y decir a mis adentros ¡Wow qué hombre!

Nos hizo cantar y bailar todo el concierto, fue espectacular como sólo él sabe hacerlo.

Al regresar a casa me acosté, y aún me costaba asimilar que mi anhelo se había concretado. Al día siguiente le hablé a mi mamá por teléfono y le dije: “Ya puedo morir en paz”, a lo que ella respondió “¿Por qué dices eso?”, y orgullosa le dije: “Porque vi a Luis Miguel muy cerca y pude tocarlo”. Ella explotó en una carcajada y me dijo que estaba loca. Si alguien me pregunta cuál fue el día más feliz de mi vida le respondería “El día en que Luis Miguel tomó mi mano”, respuesta no acorde a lo que seguramente piensa el común de la gente, pues quizás para ellos debiera decir “El día de mi boda”.

En el verano de 2012 me mudé a Sydney provista de mis playeras, boletos de los conciertos, y un póster que compré afuera del Auditorio Banamex. Los CD’s ocupaban mucho equipaje así que decidí no traerlos, aunque sí procuré copiarlos en mi Laptop.

No he vuelto a asistir a uno de sus conciertos, pero ahora existe Facebook, Twitter y otros medios de comunicación que me mantienen informada de los pasos de Luismi.

Acá no se habla español, solo inglés, pero vaya sorpresa que me di las veces que visité uno que otro restaurante de comida mexicana, cuando escuché las canciones de “México en la piel” amenizando la velada. ¡Cómo me gusta escucharlo! me hace sentir como en mi México.

No pierdo las esperanzas de volver a ver a Miky en unos de sus maravillosos y espectaculares conciertos, sé que ese día llegará, no sé cuándo pero así será. Por lo pronto seguiré siendo su fan, porque gracias a él he conocido muchas amigas de diferentes partes del mundo.

Aprovecho para invitarlos a visitar mi página en Facebook, dedicada a nuestro Rey, llamada Luis Mi Rey Monterrey

Saludos desde Sydney

Malu

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