Luis Migue, un sol

Euge Cabral
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Bienvenido mes de abril, ¡Por fin llegaste! No sabes lo que te hemos esperado. Tú has tenido la dicha y el privilegio de ser testigo del nacimiento de un niño, aquel que cambaría la historia de la música y la vida de millones de fans alrededor del mundo, razón por la cual cada año te aguardamos deseosos de celebrarlo. Comienza la cuenta regresiva y sus fans nos estamos alistando para festejar este acontecimiento como ‘El Rey’ se lo merece.

Mientras tanto, Luis Miguel se está preparando con todo para volver a brillar sobre los escenarios, tanto es así que la gira por Sudamérica es un hecho concreto, y ya se está hablando sobre la vuelta a su “México lindo y querido” para finales de enero, país que lo cobijaría hasta los últimos días de marzo.

Sus fans estamos tan ávidos de que por fin llegue el momento de ese reencuentro, que estaríamos dispuestos a realizar un pacto con el reloj para que avanzara su camino más de prisa si estuviera a nuestro alcance.

Actualmente respiramos aire de felicidad, porque llevamos un período considerable de tiempo alimentando la esperanza de tener un nuevo trabajo discográfico en nuestras manos, y todo apunta a que este será el año en que concretaremos ese gran anhelo. En lo personal he soñado muchísimo con la idea de que Luis Miguel estrene canciones -les aseguro que ha sido y es mi mayor deseo de estos últimos años-, por lo que ante esta posibilidad, mi corazón se siente inquieto, expectante y sobresaltado, sin poder contener la emoción y las ansias de rendirse por completo a las caricias de su voz.

Qué bendición es ser fan de Luis Miguel y tener la oportunidad de elegir esta forma de vivir, ¿No creen? Y mientras aguardamos por novedades, ¿Qué les parece si amenizamos esta preciosa espera conociendo la historia de una gran fan? los dejo en su compañía:

Mi nombre es Nancy, soy argentina, y hoy quiero contarles mis vivencias junto a este excelente artista.

Todo comenzó en 1982 cuando una tarde regresé de mi escuela primaria y, al disponerme a realizar la tarea que la maestra nos había encomendado, de repente escuché en la radio una voz angelical cantando “Directo al corazón”. Enseguida sentí curiosidad por saber quién cantaba, pero sólo dijeron su nombre “Luis Miguel”.

Al poco tiempo anunciaron en ATC –antiguo canal de televisión de mi país- que iban a presentar a un niño que llegaba de México a visitarnos para promocionar su disco y, para mi sorpresa, cuando el conductor lo presentó dijo: “Con ustedes… Luis Miguel”, les juro que entré en shock en cuanto lo vi. Lo primero que recuerdo fueron sus hermosos ojos verdes, su pelo lacio rubio, y esa simpatía que me enamoró a primera vista y para siempre. “¡Qué lindo es! y canta como los dioses”, pensé, por lo que apenas terminó su actuación le dije a toda mi familia que quería ir a verlo cuando visite mi ciudad, Rosario.

Me quedé maravillada al ver a ‘El Sol’ en todas las revistas de la época y traté de coleccionar todo, costumbre que conservo hasta la actualidad.

Cuando llegó la oportunidad de asistir al primer recital me sentí súper emocionada, con mis 12 años iba a verlo por primera vez y lo disfruté muchísimo. Canté todas las canciones y al terminar el concierto ya lo estaba extrañando… pensaba todo el tiempo “¡Cuándo volverá!”

Así trascurrieron mis días entre fotos -que miraba incontables veces- y cassettes de audio que escuchaba a cada momento, porque esa voz tan dulce siempre me trasmitió paz y plena felicidad.

Algo que quisiera compartirles es que aún conservo una carta que le escribí en el año 1983, siendo una niña, en la que con toda mi inocencia le expresé mi cariño y mi sentir, y además lo felicité por los discos de Oro y de Platino que recientemente había ganado.

Con el correr de los años vinieron nuevos recitales a los cuales asistí -1983, 1984, 1985, 1986, 1989, entre otros- pero jamás olvidaré un día muy caluroso de marzo de 1985 en el que me encontraba en mi casa, y que impulsada por unos interminables gritos que se escuchaban desde lejos me asomé a la puerta para ver qué estaba pasando. Al observar constaté que aquellos alaridos provenían de un grupito de chicas que se encontraban a 100 metros, casualmente donde funcionaba un hotel, y curiosa me dirigí al lugar para saber qué ocurría; vaya sorpresa que me di cuando una de las chicas -con los ojos llorosos- me dijo “Aquí está Luis Miguel”. Inmediatamente y sin dudarlo me trasladé al lugar y acampé en la vereda por 3 días -algo que repetí en marzo de 1989 ya que Miky se alojó nuevamente en el lugar-, guardia que tuvo su recompensa cuando un domingo al mediodía por fin logré verlo salir en la camioneta que lo trasladaba. ¡Qué divino estaba! Lucía una camisa amarilla clara, lentes oscuros y ese bronceado que lo caracteriza, se lo vio muy simpático saludando con una amplia sonrisa a todos los que estábamos ahí y yo… nuevamente me quedé paralizada, porque no podía creer estar viéndolo tan cerquita.

En 1993 viví la maravillosa experiencia de viajar a Buenos Aires a ver a mi máximo ídolo en su primer show en el emblemático estadio Vélez Sarsfield, y apenas bajé del bus corrí en búsqueda de los vendedores de fotos, llaveros, remeras, posters, en fin, todo lo que veía de él iba a un bolso que llevaba vacío para guardar mis tesoros. Ese día me gasté todos mis ahorros en pocos minutos, ritual que mantengo en la actualidad, por lo que cuento con una amplia colección, la que incluye enormes biblioratos con recortes de revistas, gigantografías, discos de vinilo, láminas de todas sus producciones, CDs, DVDs, videos, y una pelota gigante que lanzó en el recital del 2008 en mi ciudad, entre muchísimas cosas más.

En 1994 con mi grupo de amigas se nos ocurrió formar un Club de Fans, y así fue como juntas compartimos viajes, reuniones y horas tras horas mirando videos de ‘El sol de México’. Hemos creado la primer bandera que dice ”Micky, Rosario te ama”, la cual tiene el nombre de cada una y es de color amarillo con letras negras con miles de lentejuelas para que brille, totalmente bordada a mano por mi mamá, quien es fan también porque le contagié mi fanatismo. El día 19 de abril del año 2000, con mucha alegría recibimos la oficialización del club, al que decidimos llamar ”Un Sol”.

Siempre he estado presente en todos los conciertos en los que se presentó mi amor, razón por la que llevo guardadas en mi mente y en mi corazón mil anécdotas y recuerdos de cada viaje, cada estadio y cada lugar.

En las dos últimas visitas a mi ciudad, el auto que lo trasladó del aeropuerto al hotel pasó por la puerta de mi casa, y es por ello que siento una profunda emoción cada vez que salgo a la calle. Nunca pensé, ese día en que lo vi por primera vez en aquel programa, que me cambiaría la vida, y realmente fue así, desde el primer momento que lo vi quise que formara parte de mi existir y de esto ya pasaron 32 años.

Luis Miguel es lo último que veo antes de dormir y lo primero al despertar, por eso le pido a Dios que lo bendiga siempre y que me dé la inmensa alegría de poder decirle algún día lo mucho que significa para mí.

Gracias Luis Miguel por acompañarme toda mi vida, te amo por siempre.

Nanci Giano González

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