Luis Miguel, eres mi momento único (Parte I)
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Hola mis queridos lectores, he vivido tanto en tan pocos días, que parece que pasó mucho más tiempo desde mi última columna. Pero sí deseo hacer un mea culpa porque entre mi regreso al trabajo, después del receso por vacaciones de verano, y los preparativos para viajar a Buenos Aires no pude reencontrarme antes con ustedes. En fin, lo realmente importante es que acá estoy para compartir cada detalle de lo que vivimos con Luis Miguel en Argentina.
El lunes 4 de marzo amanecí con una luz especial en la mirada y una sonrisa incapaz de ocultar, pues en la noche tomaría un avión directo a la ciudad de la furia, mi Buenos Aires querido, para reunirme con mis compañeras de aventuras. Como se imaginarán, dar clases durante aquel día fue una verdadera hazaña a la hora de estar presente en el aula, ya que mi mente intentaba emprender el viaje anticipadamente, se negaba a esperar un minuto más. Por fin el timbre del recreo dio por finalizada mi larga jornada laboral, pero también inició un tiempo en el que solo me dedicaría a disfrutar de un hermoso viaje, gente muy querida, momentos inolvidables, y de ese artista que cambió mi vida para siempre.
Mientras me preparaba para tomar el avión, me llegó la noticia de que Luis Miguel estaba en el aeropuerto de Chile dispuesto a despegar en cualquier momento. Ustedes saben que las fans lo siguen a sol y sombra, especialmente en Chile, así que lo supe por una de ellas. De inmediato recordé que, en un principio, mi vuelo iba con destino al aeropuerto internacional de Ezeiza, pero con el tiempo reprogramaron la hora y el destino, motivo por el cual me tocaba aterrizar en Aeroparque. No dejaba de pensar que, si no hubiesen existido esos cambios, iba a tener la dicha de aterrizar en la misma pista y prácticamente a la misma hora que Miky. En el vuelo viajaba junto a mi hermana Carolina, y al llegar debíamos esperar a la tercera cordobesa, mi amiga Viviana. Reunidas las tres, procedimos a reencontrarnos con Anita, quien nos esperaba para recibirnos con el amor y la generosidad que la caracteriza. Después de cargar el equipaje en el auto nos hicimos la pregunta del millón, ¿Qué hacemos ahora? Sabiendo que Luis Miguel estaba a punto de llegar, resultaba imposible dirigirnos al que sería nuestro hogar por los próximos seis días. Además, nuestro lema es disfrutar al máximo cada instante, y estar siempre listas para vivir experiencias no premeditadas, en definitiva, estar dispuestas a que el destino nos sorprenda. Así que después de sacar cuentas referidas a distancias y tiempo de llegada, concluimos que lo mejor sería dirigirnos al hotel para darle la bienvenida.
De pasada por el hotel que acostumbra a visitar, nos llamó la atención que estaba con un evento importante, colapsado de gente y movimiento. Conociéndolo, era imposible que se hospedara allí esa noche, y mientras aún estábamos en el lugar recibí un mensaje que decía: “Euge, era cierto el rumor que resonaba tan fuerte, Luis Miguel cambió de hotel, anda directo al que te digo”. Así que hacia allá partimos, y al llegar nos encontramos con un grupo de fans que también deseaban recibirlo. Cerca de la medianoche, estando en una de las puertas del hotel, en la principal para ser más precisa, cuyo ingreso además estaba vallado, nos agarró un cambio de tiempo que nos heló hasta los huesos. Pero nada importaba, queríamos darle la bienvenida y ahí nos quedamos haciendo la guardia. En un momento vimos llegar la comitiva y, cuando pensamos que iban a ingresar por el vallado, el convoy nos sorprendió virando el rumbo para ingresar sobre una calle lateral. Como saben venía de un día largo de trabajo, en el que camino continuamente por el aula, me había levantado al alba, tenía una espera y un viaje en avión, y ya casi eran las 12 de la noche. Si quería llegar para verlo bajar debía emprender una corrida maratónica con un par de obstáculos, el cansancio y el trayecto en subida, ya que es una calle con pendiente. No sabía si mis piernas iban a obedecer las órdenes de mi cerebro, pero cuando se trata de Luis Miguel sacan energía de donde sea, así que empezaron a moverse en dirección a la comitiva que ya estaba ingresando al lugar. Cuando intentaron frenarse a mitad del trayecto, la hermosa voz de una fan que venía detrás de mí resonó en mis oídos con mucha fuerza: “Vamos Euge, vos podes”. Sus palabras fueron cruciales para retomar con esperanza aquella maratón, la que tendría su recompensa si llegaba a tiempo. Con poco aliento llegué a la meta, y al incorporar la mirada vi que la camioneta ya estaba vacía… ¡Qué desilusión! Pero cuando pensé que todo había sido en vano, el frío, la espera y la estampida, me doy cuenta que Luis Miguel estaba subiendo las escalinatas de la entrada muy bien escoltado. Coreamos a una sola voz “¡Bienvenido Luis Miguel!”, y logramos que se diera media vuelta para saludarnos.
La verdad que fue una gran emoción palpitar esta experiencia inesperada, ya que no pensé que coincidiría mi llegada con la suya, y es la primera vez que estoy en Buenos Aires para recibirlo. Luego nos quedamos un ratito conversando con fans, ya que parecía que él tenía intenciones de salir. Cuando el cansancio y el hambre ganó la pulseada, nos dirigimos a casa de Anita porque ahí nos esperaba la gran recompensa para este día mega largo, degustar una pizza fugazzetta rellena que, en mi opinión, es la más rica de Buenos Aires.
A la combinación de panza llena, corazón contento, le faltaba un condimento esencial, un reparador descanso que fui a buscar en los brazos de Morfeo. Amanecimos con la felicidad que caracteriza cada uno de estos días que pasamos juntas, riendo de nuestras ocurrencias, hablando de este gran artista que unió nuestros caminos, reviviendo momentos de ayer, ayudándonos mutuamente con los preparativos de cada jornada, en definitiva, compartiendo tiempo de calidad, ese que alimenta el alma. Por fin pudimos disfrutar de un desayuno sin cámaras, micrófonos ni interrupciones, puesto que en el tour anterior habíamos estado grabando un documental.
Durante la mañana me dediqué a embalar unos regalos especiales que había llevado, y uno sin dudas era para mi adorado Luis Miguel. Cada oportunidad que tengo de enviarle algo, va acompañado de unas breves líneas, puesto que es la ocasión perfecta para hacerle llegar mi cariño, admiración y agradecimiento en forma directa.
Luego nos preparamos para salir rumbo a La Rural, sitio donde se llevaría a cabo la esperada Cena de gala, a la que por cierto no teníamos pase por el alto costo de los tickets. Pero cada evento es una buena excusa para ir a esperarlo llegar, retirarse del lugar, reencontrarnos con fans y también conocer a muchas con las que hablamos virtualmente.
Caminando hacia las puertas de aquel elegante sitio, lo primero que divisé a la distancia fue una gran cantidad de chicas de celeste, la famosa marea celeste de los conciertos, el querido y admirado fan club oficial “Tengo todo excepto a ti”, el que siempre se destaca por su imponente presencia y hermoso trabajo dedicado a Luis Miguel. Les comparto una foto de esa noche con su presidenta, Jorgelina.
Luego de saludarlas escuché sirenas de policía y, estando en el lugar de los hechos, siempre es sinónimo de que vienen abriendo camino a “El Rey”. Dicho y hecho, me sorprendieron prácticamente en medio de la calle, y pasaron a mi lado ante la sorpresa de todos los que estábamos allí autoconvocados. Otra vez viví una experiencia que no estaba en mis planes, y créanme que una la transita con doble emoción.
Fue muy lindo reencontrarme con fans de otras ciudades, incluso con algunas que viven en otros países, para compartir la felicidad de estar palpitando este tour con Luis Miguel. Abrazos sentidos, risas, fotos, y la pregunta obligada, ¿qué día vas al Campo de Polo? Para saber si volveríamos a coincidir y quizá, si el destino se jugaba, nos tocaba compartir el mismo sector para poder encontrar nuestras miradas y cantar a todo pulmón las canciones de nuestro adorado Miky.
Un momento emocionante para mí fue conocer a Luz, una pequeña fan con una historia muy emotiva, la que supe compartir en este espacio. Ha crecido un montón, y el hecho de poder mirarla a los ojos y abrazarla me conmovió muchísimo. Estaba hecha una verdadera princesa digna del Rey que tanto quiere y admira, vestida para la ocasión con un precioso vestido con imágenes de Luis Miguel. Aquí les dejo su historia por si gustan descubrirla: Luz
Les comparto un video que hice en vivo para que puedan ser testigos de lo que se vivió esa noche:
Y aquí un resumen de ese evento especial:
Desde afuera pudimos oír los primeros acordes y el griterío generalizado para darle la bienvenida a la voz más romántica y dulce del mundo, momento en que decidimos saciar nuestro apetito yendo en busca de un lugar. Se nos ocurrió sentarnos en un restaurante que estaba estratégicamente muy bien ubicado, ya que por ahí iba a pasar la comitiva de Luis Miguel al momento de retirarse del lugar. Pedimos unas ricas pastas para cenar, no se olviden que las amamos porque en este país también tenemos descendencia italiana, y nos dispusimos a seguir el concierto a través de una persona que estaba haciendo un vivo ininterrumpido. Coloqué mi móvil en un lugar cómodo para que pudiésemos ver mientras cenábamos, y en un momento a mi amiga Anita se le ocurrió incursionar en su primer vivo espontaneo para hacer partícipe a quien estuviera del otro lado de la pantalla. No se imaginan el éxito que tuvo en los comentarios, todo el mundo se divirtió porque decíamos que estábamos en nuestra propia y selecta cena de gala junto a Luis Miguel. Nuestros momentos juntas son siempre así, de puras ocurrencias divertidas, razón por la cual en el documental me van a ver continuamente riéndome a carcajadas. Amo vivir estos días con ellas porque reír, dejar volar la imaginación para pergeñar traviesas aventuras, desconectarme de las responsabilidades y obligaciones cotidianas, en definitiva, respirar aires de libertad con el único propósito de ser feliz, me sana e inyecta de energía.
Cuando vimos que se acercaba la finalización del concierto, y las chicas empezaron a copar la calle, decidimos unirnos para esperar a Luis Miguel. Como acostumbra, salió saludando con la mano, y asomándose entre los asientos delanteros para regalarnos su más bella sonrisa.
Regresamos con la panza y el corazón contento a nuestro hogar transitorio, dispuestas a descansar porque al otro día sí teníamos una cita con Luis Miguel.
Continuará…
Euge Cabral
Me encantó, Euge. Gracias porque al narrarlo de la manera que lo haces, me parece estar ahí con ustedes, enmedio de toda esa aventura, viviéndola juntas. Me alegra tanto que hayan disfrutado de esa manera, me encanta su amistad y complicidad. Te abrazo con cariño desde México, emocionada esperando el siguiente capítulo de la historia.
Ana Maria
Xalapa,Ver. 🇲🇽