Luis Miguel, el regreso más esperado

Euge Cabral
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Luego de haber presenciado seis conciertos de Luis Miguel en mi país, debo confesarles que me quedé con ganas de más, porque el tiempo compartido junto a él nunca es suficiente para un fan. Para algunas personas suena irracional que asistamos a los conciertos reiteradas veces, y nunca falta quien te pregunte cuál es el sentido, puesto que -según su apreciación- se repiten de principio a fin. Lo que no saben, y jamás lo descubrirán salvo que se den la oportunidad, es que ningún show se parece a otro, no sólo por la capacidad que tiene Miky de sentir y transmitir las historias narradas en cada canción, sino también por la especial manera de conectarse con su público, el que nunca responde de igual forma ante sus estímulos.

No quisiera explayarme demasiado en la introducción de esta columna, porque me encuentro inmersa en un profundo estado de melancolía y no deseo contagiarlos. Les he contado acerca de esta sensación pos conciertos, en la que luchamos por no bajar de esa nube que nos mantuvo ensimismados en la más hermosa de las realidades. Todo lo que se vive alrededor de Luis Migueles muy fuerte e importante para cada uno de nosotros, por eso creo que luego cuesta mucho más volver a la cotidianeidad.

Dos largos años esperamos por este reencuentro, tiempo en el que fuimos alimentando ilusiones y sueños, y cuando llega el momento todo sucede tan de prisa y tan intenso, que termina produciendo un shock a los sentidos y revolucionándolos de tal manera, que todo lo vivimos con la emoción a flor de piel. 

Qué difícil se hace aceptar que el sueño terminó -al menos por este año-, y que no puedo impedir su partida. Nueve horas –el total de estos seis conciertos- no han sido suficientes para recuperar el tiempo perdido, ese que no tuve la dicha de tenerlo conmigo y que me llevó a extrañarlo tanto. Qué impotencia siente uno al tenerlo tan cerca y no poder correr a abrazarlo al menos por un instante, impulso que nace de lo más profundo del corazón, y motivado por la especial manera en que se hace querer y necesitar.

Mientras me recupero un poquito de esta angustia que hoy se apoderó de mí, voy a presentarles una reseña de lo acontecido en Chile. Aprovecho para no perder el orden cronológico de los conciertos y a partir de la próxima semana voy a compartirles mis vivencias durante estos días que estuve de Tour junto a Luis Miguel y a mis amigas del alma, mis eternas e infaltables compañeras de aventuras. Han sido días inolvidables, desbordados de momentos emocionantes, divertidos, y ocurrentes… y es que, cuando de Luis Miguel y de sus fans se trata, la vida se encarga de dibujarte una sonrisa y de reconfortarte el alma.

Los dejo en compañía de una personita muy especial, gran fan de nuestro Rey:

Mi nombre es Amanda Plate, tengo 39 años, soy peruana -radicada en Chile- y actualmente presido el Fan Club Oficial “El Placer de Admirarte” Luis Miguel –Chile.

Mi historia como fan se remonta a la década de los ‘80, cuando vi por primera vez -en el desaparecido canal 33 de Perú-  a un jovencito de ojos verdes y dientes separados que cantaba “Palabra de Honor” en un video muy bien producido. Como le pasó a la mayoría de los fans que lo seguimos desde sus inicios, quedé simplemente enamorada a primera vista, hace poco más de 30 años. Lo he acompañado desde sus comienzos, siendo mi primer concierto en el año 1990, y a través de los años he asistido a muchas de sus presentaciones en varios países como Perú, Chile, Argentina, Brasil y México.

Pertenecí en los ‘90 a un club de fans de mi país, donde conocí a una gran amiga mía, con la cual hasta ahora mantengo una hermosa amistad, Lucy Gómez Sánchez. Desde mi primer viaje al extranjero –al Festival de Viña del Mar en 1994-, y gracias a Miky, he descubierto mucha gente con las que he entablado amistades que perduran con los años.

Obviamente no podía faltar a esta gira por Chile, la que me ha dado muchas satisfacciones sobre todo como fan. Como tantas, hace meses adquirí mis entradas para verlo en primera fila, con mucho esfuerzo por supuesto, ya que como es sabido, las entradas en Chile son muy costosas, pero eso no fue un impedimento para cumplir mi deseo de verlo cerquita.

Estos cuatro recitales han sido bellos para mí, no solamente por lo vivido, sino porque los compartí muy estrechamente con grandes amigas, como lo son Claudia Souto y Karin Arriagada – dos socias del club-, Paola Baghetti y Karen Novoa (del Club “El Rey Sol”), con las cual ratifiqué que la amistad verdadera entre chicas de diferentes clubes, sí se puede lograr cuando es sincera.

La primera noche en el Movistar fue simplemente espectacular, previa ida a la peluquería para estar bellas y a casi un año después de verlo la última vez en Lima, las ansias porque saliera al escenario fueron extremas. Vimos a un Luis Miguel con mucha energía, entregado, y con ese repertorio renovado que nos puso los pelos de punta.

Comenzando “¿Quién será?”, la alegría fue total, por fin lo tuvimos frente a nosotras y tan cerquita. Estar ahí fue lo máximo, pues además pudimos confirmar con nuestros propios ojitos lo guapo que está. Mis favoritas del concierto fueron: “Todo y NadaQue tú te vas y Por debajo de la Mesa”, mientras que de las moviditas morí con “Y sigo” y “Vuelve”.

Cuando llegó el momento de entregarle nuestras rosas rojas, las cuales recibió de Claudia con mucho agrado, nos saludó con un fuerte apretón de mano a las dos, mientras que yo sólo atiné a gritarle “Gracias”. Esa noche experimentamos una felicidad máxima porque cuando finalizó con “Labios de Miel” nos llevamos la pelota a casa.

Al día siguiente hicimos check–in en el mismo hotel donde se hospedaba, sí, la locura tiene que ser completa como escuché por ahí. Al guardar nuestro vehículo en el estacionamiento vimos su camioneta en el subterráneo, así que corrimos a abrazarla y a tomarnos fotos, porque pensar que él viajaba ahí fue muy emocionante.

Listas y preparadas para la segunda noche salimos camino a nuestro encuentro, esta vez llevando rosas amarillas. Puedo decir que fue el concierto que más me gustó de los cuatro a los que asistí, ya que bailé todas las canciones. Estábamos situadas sobre el lado derecho del escenario, y prácticamente fue el sitio donde más estuvo durante el show. Fotos, videos, gritos y aplausos, y nosotras en una nube seguimos disfrutando. ¡Qué lindo canta el nuevo Oldies Medley! Estuvimos emocionadas a morir con “Separados1 + 1 = 2 Enamorados y Directo al Corazón”, porque nos invaden tantos recuerdos que los sentimos a flor de piel.

Esta vez me tocó el turno de entregarle el ramo de rosas y, cuando las recibió de mis manos, me dio un fuerte apretón… ¿Existe algo mejor que eso? Claro que no. A la vuelta pasamos por el bar del hotel para celebrar todo lo vivido, total, se duerme poco esos días.

En la tercera noche, luego de pasar una buena tarde en la piscina del hotel, llegamos al Movistar con nuestro tercer ramo -esta vez eran rosas bicolores- y aunque el cansancio quiso apoderarse de nosotras no pudo, pues siempre estamos al pie del cañón y hasta el final, ya que cuando comienza el concierto el agotamiento desaparece para darle paso a la euforia.

Insisto, estoy maravillada con el nuevo repertorio de canciones. “Pupilas de gato”, ¡Qué canción más sensual!, me encanta, y qué decir de “Más”, sobre todo en el fragmento que dice “Más, eres todo y mucho más, que puedo ya decir… nada más”, porque es una canción que describe lo que sus fans sentimos por él.

Por supuesto que también logré entregarle el ramo, y me llevé el tercer apretón de manos, aunque no fue sólo uno sino dos. Nos fuimos felices de regreso al hotel y con ganas de más, pero aún nos quedaba una cita a la que asistir el sábado: la Quinta Vergara en Viña del Mar.

Se venía el último día de magia, así que salimos con destino a la Quinta Región, viaje en el que Miky nos acompañó con su música de fondo. Llegamos caminando al lugar, ya que nuestro hotel quedaba muy cerca, nos sentamos en nuestros respectivos asientos -otra vez lado derecho-, pero lamentablemente la forma del escenario deja un espacio muy grande entre él y su público en la parte lateral, así que esta vez no pudo recibir ningún ramo ni darnos la mano. Es que sinceramente era muy peligroso que intentara acercarse a nosotros, y finalmente eso era lo de menos, pues lo verdaderamente importante era escucharlo cantar y disfrutar nuestro último recital en Chile, y qué mejor que en Viña, escenario que lo vio crecer como artista.

Terminaron nuestros días de locura máxima, de disfrutar, reír, llorar, compartir, y fortalecer amistades que perdurarán, sin duda. Hay muchas más anécdotas, recuerdos y vivencias maravillosas, pero esas quedan grabadas solamente en nuestras retinas para siempre.  

Tu paso por este país ha sido maravilloso, pero nos dejaste con ganas de más, por eso es que una nueva locura me llevará hasta ti el próximo 8 de noviembre, cuando me tome un vuelo directo y sin escalas a Paraguay para disfrutarte una vez más.

Luis Miguel, eres un gran artista, sigues cantando como los dioses, razón por la cual te admiramos y te queremos.

Amanda Plate, Presidenta

Fans Club Oficial “El Placer de Admirarte” Luis Miguel – Chile.

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