“Tú has causado en mi existir, la más bella sensación sin la cual no sé vivir”
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El pasado viernes me levanté con ganas de hacer un viaje a través del tiempo, y para ello mi gran cómplice fue la tecnología, la que me facilitó los medios para ver conciertos de Luis Miguel de finales de la década del ‘80 y principios del ’90.
Comencé con “Un año de Conciertos”, producción que recopila presentaciones durante toda una gira en la que visitó diferentes ciudades y países, y en la que se muestra a un Luis Miguel interpretando como los dioses, con diferentes looks, desestructurado, permitiéndose innovar con diferentes pasos de baile, incursionando en la ejecución del piano, y por si esto fuera poco, aquí también pudimos verlo -en una especie de bonus track- pilotear un avión e interactuar con la naturaleza. Una vez que comenzó la reproducción, mi mente no tardó en buscar en el baúl de los recuerdos aquellas imágenes de esa época que atesora intactas, como si ayer las hubiera vivido. Me resultó imposible dejar de sonreír reviviendo las ocurrencias de Luis Miguel y la creatividad en sus movimientos al dejarse llevar por la música… ¡Cuánto se divertía en ese momento! Y no quiero decir con esto que ahora no lo haga, sólo que lo hace desde otro lugar, cuidando al detalle cada paso sobre el escenario.
Qué delicia escucharlo interpretar “Yesterday”, canción que tiene tantas versiones de grandes artistas, pero que en su voz suena totalmente exquisita. Y hablando de canciones… si hay una que dispara tantísimos recuerdos en mi persona, esa es “Cucurrucucú Paloma”, ya que fue una de las grandes protagonistas del repertorio desde sus comienzos hasta finales de la década del ‘80, por lo que mi pensamiento recrea varios escenarios donde tuve el privilegio de verlo y vivir momentos inolvidables en mis primeras experiencias como fan. Me pregunto si nos sorprenderá interpretándola nuevamente, y de sólo imaginarlo se me acelera el corazón.
Mi tarde de los recuerdos continuó con el concierto en vivo en el Auditorio Nacional del año 1992, para luego proseguir con su visita al Estadio Vélez Sarsfield en 1993. Luego de poner a disfrutar a pleno mis sentidos y de revolucionar mis emociones, la noche me sorprendió exaltada y con ganas de que la nueva gira comience de inmediato… ¡Te extraño Luis Miguel, ya no te demores!
Y a propósito, ya que traje a colación lo del nuevo Tour, se acaban de anunciar nuevas fechas para EEUU, más precisamente para la costa oeste. El público de Phoenix, San Diego, Oakland y Los Ángeles, podrá disfrutar del cantante latino más importante a nivel mundial, y ser testigo del tradicional grito de Independencia con motivo de la celebración de esta fecha patria en México.
Dicen que la espera desespera y un poco es así, pues en Argentina estamos deseosos de que por fin llegue la tan ansiada cita con el Rey. La fan que voy a presentarles a continuación aguarda ilusionada su próximo encuentro con Luis Miguel, momento que dará lugar a un nuevo capítulo en su interesante historia, la que aquí les comparto:
Mi nombre es Gabriela Pereyra -me dicen Gaby-, tengo 41 años y vivo en Buenos Aires, Argentina. Mi historia como fan de este incomparable artista comienza cuando era apenas una niña de 10 años y ese muchachito de pelo dorado se llevaba todos mis suspiros. En mi inocencia sabía que Luis Miguel iba a marcar mi vida y así fue, pues no tengo idea de cómo ese sentimiento se coló en mi vida, sólo sé que llegó para dejarme sin aliento y adueñarse de mi corazón.
Sus primeras canciones fueron las que me atraparon, despertando en mí un interés muy especial por tan dulce voz. Cómo olvidar sus álbumes “Un Sol, Directo al corazón y Decídete”, en los que pudimos descubrir la magia en su manera de interpretar y su alma de artista.
Recuerdos inolvidables surgen de mi corazón, como cuando mi madre me dijo: “Luis Miguel cantará en el Teatro Ópera, ¡Te voy a comprar la entrada!”. Amigos, sentí que tenía el cielo en mis manos porque fue lo más cerca que estuve de Luis Miguel. Pude verlo bajar del auto agradecido y con una hermosa sonrisa, saludándonos a todas esas niñas que al grito de “¡Miky, Miky!” queríamos decirle “A mis años ya te amo”.
El cine del barrio era mi salida preferida, pues allí iba una y otra vez para quedarme sin lágrimas viendo “Ya nunca más” y “Fiebre de amor”. Así transcurrió mi niñez y mi juventud, admirando la madurez, el sentido común y los ojitos verdes de ese ser maravilloso con alma y garganta de artista. Sabemos que el paso del tiempo modifica y anula muchos aspectos de nosotros mismos, pero conmigo no pudo, ya que ese amor incondicional seguirá inmaculado por el resto de mis días… y hoy, a mis 41 años, puedo dar Fe de eso y contar que lo vivo tan o más intenso que cuando era una niña.
Actualmente le sonrío a la vida porque ella lo hizo conmigo, sembrando en mi corazón este amor tan puro y único… un sentimiento que si no se siente, se torna difícil de comprender lo que pretendo expresar.
El amor de una fan a su ídolo es incomparable, ya que motiva a realizar cosas que una jamás pensó que haría. Eso lograste en mí mi querido Miky, y así te convertiste en parte de mi alma. Contigo grito, lloro, río, me emociono y olvido mis tristezas, también despiertas mis mejores sentimientos y me robas las más bellas sonrisas. No me alcanzan las palabras para expresarte mi agradecimiento por todo lo que nos brindas y lo que generas en nosotros, pasión que se comparte y que gracias a eso conocí gente maravillosa, algo que no tiene precio.
Luis Miguel, ¿Qué hago sin tus lindos ojos? ¿Qué hago si no escucho tu voz? No tengo dudas de que me muero de pena, pues la vida entera la llevo contigo.
Mi sueño de conocerte, tomarte la mano y tenerte frente a mí en un recital sigue latente.
Gracias, infinitas gracias por tanto mi Rey.
Gabriela