Nuestro amor es el mejor refugio

Euge Cabral
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La historia que tengo para presentarles me llevó al pasado, y me hizo recordar todos los momentos que hemos transitado junto a Luis Miguel en este camino en el que decidimos crecer a la par.

En estos 32 años juntos, toda una vida, nos hemos acompañado en momentos felices -mayoritariamente- y, como toda una familia, también lo hemos hecho en tiempos difíciles.

Si hay algo digno de destacar es la gran fortaleza que Luis Miguel ha demostrado tener a lo largo de su vida y cómo, ante situaciones adversas, ha sabido canalizarlas en un mero aprendizaje. Luis Miguel es un hombre sabio, y es esa sabiduría la que lo ha impulsado muchas veces a brindarnos un mensaje cargado de esperanza y positivismo ante las pruebas que nos pone la vida.    

El relato de hoy nos recuerda una de las situaciones más complicadas por las que atravesó en su vida, y cuánta fuerza le dio refugiarse en su público, pues esa vez nos tocó acompañarlo en el dolor y brindarle todo nuestro amor. Fue muy emotivo que desde ese lugar en el mundo que tanto ama, el escenario, nos dijera a viva voz que lo más importante en ese momento era contar con el cariño de sus fans, y se animara a abrir su corazón y a expresar lo que estaba sintiendo; he aquí sus palabras: “La vida es divertida y es bonita, y hay que disfrutarla el tiempo que la tengamos. Por eso quiero desearles a todos mucha felicidad, y que compartan todo lo que tengan con la gente que quieren, no mañana sino hoy, y que siempre tengan algo que dar a otra persona, porque lo más bonito que tenemos es el amor y el cariño de un ser humano”.

10 años después le tocó a Luis Miguel jugarse por nosotros. Imposible olvidar el difícil momento que pasó Argentina en el año 2002, cuando ningún artista se animaba a visitarnos ante la complicada situación económica que atravesaba el país… claro, no era redituable para ellos presentarse en concierto porque acá no se podían cubrir los costos de grandes espectáculos internacionales. Luis Miguel no lo dudó ni un instante, dejó de lado lo económico y pensó en sus fans, en el cariño recíproco que sentimos, y en las ganas que teníamos de disfrutar de su tour “Mis boleros favoritos” y eso fue lo que hizo, nos brindó un concierto inolvidable, gesto que valoramos y agradeceremos eternamente.

Piensen… ¿Cuántas veces lo hemos visto actuar enfermo? ¡Muchas! Pero como todo un profesional siempre ha estado ahí para sus fans, entregando lo mejor de sí, y nosotros también lo hemos acompañado cantando algunos fragmentos de las canciones, cuando veíamos que su garganta pedía un impasse ante tanto esfuerzo. Vuelvo a repetir, lo nuestro es un acompañamiento mutuo desde el primer instante en que nació este pacto de amor.

No sé si Luis Miguel sea consciente que siempre está acompañándonos y ayudándonos a sortear esos tiempos en los que la tempestad se empeña en desestabilizarnos. La vida no es fácil, siempre hay momentos que opacan la felicidad que sentimos y hasta a veces nos sumerge en un dolor imposible de tolerar, pero Dios nos ama tanto, que nos ha enviado un ángel a la tierra para que con su música alivie todo tipo de penas y nos inyecte esa energía que necesitamos para seguir adelante.

No quiero extenderme más, los dejo en muy buena compañía:

Mi  nombre es Mónica, soy de de Buenos Aires, Argentina, y fan de Luis Miguel desde niña. Un día de 1982 descubrí la voz de un hermoso niño que cantaba “1+1=2 enamorados” y desde ese instante quedé cautivada por completo.

No tardé en empezar a coleccionar todas sus fotos y los recortes de revistas donde tenía la oportunidad de disfrutar de sus encantos, como así también en pedirle a mi mamá que me comprara sus cassettes, los que escuchaba en un pequeño equipo reproductor de música que ella me había regalado.

La verdad es que me encanta escuchar toda clase de música, pero Luis Miguel es especial porque logró conquistarme absolutamente… lo amé y lo amo desde el primer día que lo vi.

Con el paso de los años logré tener varias carpetas tamaño oficio -las que aún conservo- con recortes de revistas, todos prolijamente archivados año por año. También tengo llaveros, remeras, pañuelos, prendedores, fotos, cuadros, todos sus CD’S y DVD’S, y muchos VHS con grabaciones de lo que veía en TV: entrevistas, programas y videoclips. Orgullosa puedo asegurarles que todo eso es mi mayor tesoro, junto a los tickets que conservo muy celosamente.

Cómo olvidar el primer concierto al que asistí en el emblemático estadio Luna Park en Buenos Aires, en diciembre de 1992, presentación que previamente se suspendió porque Luis Miguel viajó de improviso a España, a consecuencia de la enfermedad de su padre. Este concierto se llevó a cabo unos días después cuando regresó a Argentina para reencontrarse con sus fans, y si hay algo que jamás olvidaré es su cara de tristeza, el dolor en sus ojos, y el sufrimiento que esto nos causó, pues no pudimos contener las lágrimas al verlo tan apenado. Pero a pesar de todo, el show debía continuar, y como es un excelente profesional, hizo un espectacular concierto, inolvidable, único e incomparable.

En 1993 Luis Miguel volvió a Argentina a presentar su disco “Aries”, y fue el único concierto al cual no asistí porque no conseguí el tan ansiado ticket. Esta situación me causó mucha tristeza porque a pesar que pude disfrutar del espectáculo a través de la TV, no existe comparación alguna a la experiencia en vivo. Esa noche la euforia y el goce del público traspasaron la pantalla, y mi apenado corazón no dejó de reprocharme la ausencia en el concierto, por lo que le prometí que nunca más se repetiría.

Desde aquella fecha jamás falté a un solo concierto de Luis Miguel en mi país porque él es todo para mí, me ha acompañado desde siempre y así lo será toda la vida. No importa la ubicación que podamos conseguir, porque verlo desde platea alta o VIP es igual de maravilloso. Escucharlo cantar es un deleite para los oídos, ser testigo de su entrega, de sus interpretaciones magistrales, y de cómo disfruta de su público no tiene precio.

Gracias Luis Miguel por darme tanta felicidad, te amo con el alma y el corazón.

Mónica Musso

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