“Es por ti”

Euge Cabral
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A lo largo de estos años los fans hemos hecho muchísimas cosas por Luis Miguel, demostraciones de amor que fueron muy bien recompensadas, y  por consiguiente siempre estamos dispuestos a doblar la apuesta. Es que con Miky nuestro viaje al paraíso está asegurado, motivo más que suficiente para animarnos a superar continuamente desafíos impensados.

Por mi parte, no he conocido persona que tenga la virtud de transportarnos -en tan solo una hora y media- a un universo paralelo donde mora un Rey que nos hace sentir su Reina y, siendo Luis Miguel el único ser sobre la faz de la tierra capaz de lograrlo, suena lógico que estemos dispuestas a superar ampliamente, año tras año, los esfuerzos necesarios para dejarnos hechizar por sus encantos.

Por Luis Miguel

  • Optamos por quedarnos sin vacaciones en algún lugar paradisíaco del mundo para dedicárselas por completo.
  • Nos desvelamos y soportamos las inclemencias meteorológicas a la intemperie, durante largos e interminables días, a la espera de nuestro ticket a la felicidad.
  • Viajamos miles de kilómetros fuera de casa, algunas veces a bordo de un automóvil -conducido por nosotros mismos- y otras de un avión.
  • Ahorramos todo un año -a veces más- y nos privamos de otros placeres de la vida con tal de no perdernos ninguno de sus conciertos.
  • Hacemos terapia con otros fans para no extrañarlo tanto.
  • Contamos los meses, días, horas, minutos y segundos en que tendremos la bendición de volver a escucharlo -en concierto o en una nueva producción.
  • Sacamos la fiera que llevamos dentro con tal de defenderlo.
  • Nos sentimos orgullosos y dichosos.
  • Estamos dispuestos a darlo todo para conseguir su felicidad eterna y su bienestar.
  • Podríamos caminar hasta el otro lado del mundo con el único propósito de abrazarlo.

Podría continuar enumerando indefinidamente las muestras de amor hacia Luis Miguel porque así es nuestra historia, no tiene fin. ¡Ah! Qué bonito es sentir que nos pertenece a todos en alguna medida.

En otro orden de cosas, quiero presentarles a una fan que descubrió a ‘El Sol’ unos años más tarde de su lanzamiento, razón que no fue un impedimento para que pudiera disfrutarlo al máximo y se propusiera recuperar el tiempo perdido:

Mi nombre es Paloma Sánchez y soy de Saltillo, Coahuila, México… sí, de aquella ciudad que menciona nuestro Rey en la canción “México en la piel”, más precisamente en el fragmento que dice: “Como un sarape de Saltillo”. Imaginen mi emoción cada vez que la escucho, se me hincha el pecho al sentirme orgullosa de mi tierra, de mi México lindo y querido y, por supuesto, de mi Luismi.

Empezaré por el principio. Soy fan desde mis 6 añitos de edad, momento en que me sentí sorprendida por la película “Ya nunca más”, esa que pasaban tanto en televisión. Recuerdo claramente que lloré sin consuelo al ver a ese niño quedarse sin su pierna y quejarse amargamente por ello. Les cuento que daba por hecho que eso había pasado en realidad, sin poder comprender que era sólo una actuación, por lo que mis papás tardaron muchísimo tiempo en hacerme entender que Luis Miguel no había sufrido ninguna pérdida y que estaba sano y salvo. Desde ese instante se me quedó grabada la imagen de este niño hermoso, tierno, de voz angelical, y mi vida cambió. Sin saber por qué lo empecé a llamar ‘San Miguel’, y era muy frecuente que les pidiera a mis papás que me llevaran a la ciudad de México para conocerlo, es que ese era mi sueño.

Viví confundida un tiempo respecto a su edad y aspecto, hasta que de pronto un día viendo ‘Siempre en Domingo’ –en el año 1987 y no hacía muchas semanas que lo había visto por primera vez en la película- se apareció ante mí  la imagen de un joven con melena alborotada cantando “Cuando calienta el sol”, imaginen mi sorpresa al escuchar los comentarios de mis padres diciéndome “Mira, ya ves, es Luis Miguel con sus dos piernas”. Fue shockeante aceptar la realidad, ya no era un niño sino casi todo un adulto y, para colmo, muy lejano a mi edad por lo que me sentí desilusionada (me da risa ahora).

Más tarde caí en la cuenta que tenía 17 años y yo apenas 6, y esa desilusión dio paso a la admiración, la idolatría y el amor de una pequeñita hacía su artista preferido. En aquel entonces no existían los medios actuales para conocer santo y seña del trabajo pasado y presente que hace tal o cual artista, pero poco a poco me acerqué a revistas que me permitieron conocerlo un poco más, lo escuchaba muy frecuentemente en la radio y lo veía en televisión cuando llegaba a coincidir con algún programa.

 Mi primer tesoro fue un regalo de mis papás, “Soy como quiero ser” en cassette, el que hoy tuve que reemplazar por un CD debido al maltrato de la cinta. Me sentí tocada por Dios cuando descubrí en la canción “Palabra de honor”  la frase “Paloma perdida” (siento que me nombra), la que con los años cambió por la hermosa “Paloma querida” en su disco de rancheras… pero ¡Qué felicidad la mía!

Y así pasé los años viviendo de mis fantasías junto a él, entre tarareos de “Cuando calienta el Sol” con el escaso vocabulario de mi hermano de apenas 2 añitos y sus alucines inocentes con las chicas guapas del video, sintiéndome Lucerito en “Fiebre de amor”, descubriendo sus canciones viejitas por casualidad, y llenando mis cuadernos de recortes de revistas con su cara. No tuve el privilegio de crecer a su par ni de vivir las cosas que él vivía por su edad, y aunque conocí el amor después que él, siempre hubo una canción que me acompañó en esos momentos desesperados, alegres o de soledad adolescente. Puedo decir sin pena, que en el boom de esos años me atrajeron otros artistas que cantaban letras más acordes a mi edad, pero a pesar de ello siento un gran orgullo porque me doy cuenta que siempre ha estado presente en mi corazón mi San Miguel de la infancia-mi Miky aquí en confianza- con su hermosa sonrisa, su impecable porte y su extraordinaria voz. Desde siempre he sentido que llevo algo tatuado en mi alma que me impulsa a seguirlo, sin importar que pasen los años.

Aproximadamente a mis 20 años tuve la oportunidad de verlo por primera vez en vivo, estaba con la gira “Mis Romances” con la que se presentó en Monterrey, Nuevo León, ciudad que queda a escasos 40 minutos de donde vivo. Sin pensarlo, una amiga y yo, organizamos el sorteo de un pastel a fin de obtener recursos para comprar el tan anhelado boleto y lo conseguimos. Ese día lo recuerdo perfectamente, a pesar de que me encontraba en las últimas filas pude constatar la potencia de su voz y su majestuosa presencia. Me quedé atónita… no cantaba, no bailaba, no me movía, no decía nada, sólo atiné a verlo con mis binoculares, y es que simplemente la emoción me paralizó. De ahí en adelante no me he perdido ninguna presentación en la ciudad de Monterrey, y aún no he tenido oportunidad de viajar a otros lugares dentro o fuera de mi país, aunque la ilusión y las ganas de verlo en el Auditorio Nacional, y luego en las Vegas, siempre las tendré y viviré con ellas hasta que pueda concretarlo.                                                                                                               

El año 2013 marcó mi vida nuevamente como fan de Luismi, en todo este tiempo siempre he sido una fan solitaria, tenía escasas 2 o 3 amigas y conocidas que seguían su carrera y por alguna u otra razón nunca podían acompañarme a sus presentaciones, por lo que mi vida social Luismiguelera no existía; celebraba sus triunfos sola y creía -falsa y tristemente- que la luz del Sol se estaba apagando ya que, como es bien sabido por todos, la prensa escasamente habla de sus éxitos presentes y, cuando lo hace, es para lastimar nuestra inteligencia y cariño que como fans le profesamos. Ignoraba por completo que su carrera artística también había traspasado las fronteras de la tecnología y podía encontrar todo lo que necesitaba saber de él en Internet; eso, junto con un libro que salió a la venta recientemente, me abrió las puertas a un mundo fascinante. También conocí la labor de Euge Cabral, me empapé de historias de fans -las que como yo lo adoramos-, y encontré material inédito en la red, lo que me llevó poco a poco a descubrir que Luis Miguel seguía más vivo y presente que nunca. Encantada me bebí de un sorbo todo lo que en mucho tiempo no había hecho y le grité a todo el mundo que orgullosamente soy fan de la voz más excepcional que ha tenido México.

Finalmente, con esta su última gira viví momentos que nunca se me olvidarán, porque por primera vez asistí a más de una presentación en un año y tuve la suerte de estar en segunda fila. Les confieso que me quedé un rato paralizada observándolo y pensando en mis adentros “¡Wow!, tantos años de seguirlo y tantos recuerdos se resumen en esto, en tenerlo así tan cerca de mí”… y sí, quería llorar porque él es maravilloso, tiene una especie de ingrediente mágico que aún no logro comprender, es algo así como dice su canción “Es por ti que llego ahí, donde no hay dolor, en tu calor puedo viajar toda la vida en tu fantasía”…  Así es, puedo vivir toda la vida dentro de esa hermosa fantasía donde todo es perfecto con solo escucharlo y verlo. Lo único malo de ese ingrediente mágico que tiene Luis Miguel, es que hace que uno lo extrañe tanto y nos haga falta desde el mismo instante en que lo dejamos de ver.

En fin, quiero agradecer enormemente a Euge por darnos este espacio donde podemos expresarnos y por la disposición que siempre muestra para ayudarnos. Si algún día llegas a leernos Luismi, deseo que sepas que eres un ejemplo de superación para todos nosotros, porque independientemente de todos los problemas que has tenido que enfrentar desde pequeño, has salido adelante, has ignorado cuánta cosa negativa se ha dicho de ti, nos has respetado como tus seguidoras, y has puesto cuerpo y alma a una de las cosas que más te gusta y amas en la vida: tu carrera. Nos brindas armonía, felicidad y dicha cada vez que te vemos y escuchamos y eso, créeme, sólo puede hacerlo una persona con una luz tan especial como la tuya. Te quiero y deseo que en tu vida siempre recibas multiplicados esos frutos que a través de nosotros has sembrado.

Tu incondicional, Paloma. 

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