Luis Miguel, Patrimonio Nacional de México
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Luis Miguel se está despidiendo de esta gira de la mejor manera, en su tierra y con un éxito arrasador como nos tiene acostumbrados. A pesar de que ya recorrió muchas de estas ciudades a comienzos de año, es una constante ver el cartel SOLD OUT en cada uno de los sitios donde se está presentando. Con él no se confirma la regla “Nadie es profeta en su tierra”, pues México no sólo reconoce su grandeza como artista sino que se siente orgulloso de contar con el mejor embajador que jamás haya podido tener. Definitivamente Luis Miguel es patrimonio nacional de este país.
No dejo de leer las maravillosas reseñas respecto a los conciertos del Auditorio Nacional y del Auditorio Banamex en Monterrey, y mucho de lo que ahí se expresa puedo verlo reflejado en las imágenes que se comparten en sus sitios oficiales. Quiero destacar algo que se va acentuando cada vez más: la comunicación recíproca que Luis Miguel está teniendo con su público.
Por muchos años fuimos testigos de un Luis Miguel sobre el escenario muy estructurado, que tenía medido y estudiado cada paso, cada movimiento, las pausas, sus palabras en el Speech y el momento preciso para saludar a sus fans. Reconozco que este proceder no es errado, pues todos conocemos la inigualable profesionalidad con la que trabaja, por lo que esto tenía un sentido: que todo saliera a la perfección y que nada estuviera librado al azar. Pero de un tiempo a esta parte hemos ido observando cómo de a poco se fue desestructurando hasta llegar al día de hoy en que se permite estar más relajado -aunque siempre atento a las cosas que sí merecen la supervisión de su parte. Personalmente disfruto el doble a Luis Miguel cuando lo veo gozar de lo que hace, abriendo su corazón para dejarse llevar por lo que está sintiendo en el momento. Esto de dejarse llevar lo ha hecho siempre con sus interpretaciones, instrumento con el que logró una comunicación íntima entre nuestras almas, pero en la actualidad se está dando permiso para expresar a viva voz sus sentimientos, deseos y pensamientos. Tampoco titubea a la hora de frenar el show dando una señal de alto a sus músicos con tal conversar con su público por diferentes motivos -en estos últimos conciertos la dinámica consiste en preguntarle al auditorio qué canción quieren escuchar luego de brindarles varias opciones. Juega en el escenario como un niño, se trepa a los parlantes con tal de llegar a sus fans, y se sienta sobre el piano tan cómodo como si estuviera en el living de su casa. Le tiene sin cuidado olvidarse la letra de una canción o entrar a destiempo, si la causa de tal contrariedad fue el contacto físico con su fans, algo que gracias a Miky sucede todo el tiempo, quedando en su pasado estructurado el momento estipulado para ello. Verlo enamorado, demostrándole su amor a la mujer que lo acompaña como queriendo compartirlo con sus fans -parte de su familia- es conmovedor. Si él es feliz, nosotros también lo somos.
Adoro a este Luis Miguel que ama sin medida lo que hace y que lo disfruta al máximo, de eso se trata la vida ¿no? ¡Bravo!
En otro orden de cosas, quiero compartirles la historia de una fan de Paraguay, a la que Miky le ha transmitido mucha fortaleza y ganas de vivir. Los dejo en su compañía:
Quiero compartirles mi historia con Luis Miguel, lo que el significa para mí, y lo que ha hecho en mi vida sin siquiera saberlo.
Miky es mi amigo y confidente desde que tengo uso de razón -aunque él tampoco lo sepa. No hay un sólo momento de mi vida en que mi “mini gran amor” no haya estado presente. Mientras voy narrándoles estas líneas el Rey me acompaña con “Nada es Igual”, disco que lo trajo a mi vida para iluminarla con esa luz y calidez que emana de nuestro Sol. “Sueña” fue la canción con la que esa voz única llegó a mi vida: “Sueña con un mañana, un mundo nuevo debe llegar. Ten fe, es muy posible si tú estás decidido. Sueña que no existen fronteras y amor sin barreras no mires atrás”. Les juro que esa canción me dio esperanzas de que todo podía ser diferente y mucho mejor. En ese entonces convivía con una poli lesión, que entre muchas cosas no me dejaba caminar, aunque me podía parar por cuestión de minutos sosteniéndome por la pared o lo que encontrara a mi paso. Muchas de las cosas que son cotidianas para una niña de 4 años eran impensadas para mí debido a mi condición; correr, jugar a las escondidas etc. era algo que no podía hacer. Pero siempre me divertía con mis amigas del barrio, mis muñecas, y luego con ese amigo inseparable de voz cristalina que me llenaba de quietud y esperanza. Así fue como el artista del momento se convirtió en el motor de muchos de mis sueños.
En todo el proceso de mi recuperación siempre estuvo mi ángel y con el tiempo, gracias a terapias y una cirugía, logré caminar. ¿Se imaginan lo primero que hice? Sí, es lo que están pensando… bailé una de mis canciones favoritas, “Qué nivel de mujer”, con la coreografía de esa época. Luego inconscientemente definí cual iba a ser mi profesión y se lo comuniqué a mis padres, quienes nunca olvidarán que durante una cena -mientras veíamos un noticiero- los interrumpí para decirles: “Cuando sea grande voy a ser periodista como ese señor y voy a tener un programa en la televisión” -ese señor no era otro que Carlos Montero- y todos se rieron como si hubieran escuchado el mejor de los chistes. La razón que me llevó a definir quién sería en el futuro fue Luís Miguel, y como si aquel momento hubiera sido premonitorio, al llegar a la universidad eso fue lo que estudié.
No imaginé que tiempo después dicha carrera me daría las herramientas para devolverle a Miky un poco de lo mucho que me ha dado, y ahora les voy a contar como descubrí un mundo donde el único protagonista es él. Miky y yo tenemos algo en común, no somos muy amigos de las redes sociales, pero a pesar de esto tuve que amigarme con ellas. Todavía recuerdo mi primer posteo en el video “Todo el amor del mundo”, y con el transcurso del tiempo mi mundo cibernético comenzó a girar en torno a Luis Miguel. ¡Qué grandiosa es la tecnología! no hay noticia entorno a él que no la encuentre ahí.
En la universidad todos conocían mi cariño por El Sol, tanto que en la facultad mi nombre fue reemplazado por el seudónimo “La fan de Luis Miguel”. Cuando surgía una noticia o un rumor en torno a Luismi, ellos preguntaban: “¿Vos sabes algo de esto?” Pregunta que siempre respondía con “Los incondicionales, aunque la gente no lo crea, no siempre estamos enterados de todos los pasos de nuestro artista, porque hay aspectos que nosotros respetamos”, y lo cerraba con una gran sonrisa. Tan famoso era mi fanatismo, a tal punto que fue ahí donde recibí una de las sorpresas más bonitas: Luis Miguel venía a Paraguay; noticia que me fue informada por un amigo, al que le respondí “Mira que si es una broma es de muy mal gusto”, él sonrió y agregó: “Prepárate, estas avisada, viene Luis Miguel”. Entré en estado de shock, pues hacia 14 años que Miky no venía a mi país, y si era verdad iba a concretar un sueño: vivir mi primer concierto. Pero eso ya estaba escrito, iba a disfrutar del show el sábado 6 de noviembre de 2010.
Tristemente, el dinero que ahorré para el boleto lo tuve que usar para una emergencia familiar, así que ese sueño se empezó a desvanecer en mis manos, por lo que semanas antes del concierto mis ilusiones de verlo se esfumaron por completo. Luego una empresa de telefonía anunció que sortearía entradas, así que decidí jugarme la última carta participando en dicha promoción. ¿Qué creen? Les dije que estaba escrito, ¿no?, así fue como logré ganar mi pasaporte al paraíso.
Cuando creí haber sorteado todos los obstáculos mis padres se opusieron a que fuera, pues no querían que asista sola. En ese momento comencé con una dura batalla, la que consistió en convencer a mi madre para que me acompañara, tarea nada fácil, pero lo conseguí. Así fue como alcancé uno de mis más anhelados sueños: disfrutar el concierto de mi amado Miky.
Mi primer hogar Luismiguelero fue mi querido Fan Club Venezuela Internacional, liderado por mi querida Peggy Conlin, a quien llegué a conocer gracias a una publicación que hizo en el Facebook oficial de Luis Miguel. Luego me hice miembro del Fan Club, y así conocí a mis primeros amigos con los que comparto esta pasión; Peggy, Lili, Paty Córdoba, y muchos de los miembros del grupo que adopté como mi casa Luismiguelera. Así fue como fui forjando lazos de cariño en esta gran familia que formamos todos los incondicionales. Cuando conocí a Euge me identifiqué mucho con ella porque creo que más que fans de Miky somos unas eternas enamoradas de él, y lo demostramos en la medida en que podemos -creo que a todas nos pasa.
Hace más o menos un año conocí a Paty Badilla e Isa Espinoza, sin saber que con el tiempo y con ellas encontraría la mejor manera de retribuirle a Luismi todo lo que me había dado: difundir su música. Las tres anhelábamos rendirle ese tributo y de una conversación entre amigas nació “Radio tú y yo LM”.
Montamos la radio en menos de un mes, ya que queríamos inaugurarla en el cumpleaños de Miky, y como cuando se trabaja en equipo las cosas se dan solas, aunque parecía imposible lo logramos. Nuestra primera transmisión se llevó a cabo el 19 de abril del año en curso, y luego pasamos a tener tres programas al aire y música de nuestro Sol las 24 horas.
Quiero hacer un paréntesis para agradecer a nuestra amiga Nora Cáceres, quien nos apoya tras bastidores, ya que en nuestras pruebas técnicas siempre estuvo para que nosotras tuviéramos un parámetro de cómo funcionaba la señal. Un inmenso gracias a ella por su apoyo.
Al poco tiempo se sumaron a este sueño otras amigas y fans, cada una llevando adelante un programa. Solo puedo decir que estoy orgullosa del equipo que hacemos y de la familia que formamos. Esta es nuestra manera de darte las gracias Miky. Quiero agradecerte, por sobre todas las cosas,
el seguir siendo mi mejor amigo y el haberme enseñado que para llegar a lo más alto hay que hacer cosas y no buscar excusas.
Desde siempre…. Tu Incondicional Carmen Velker