“Así te sabe México”

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Hola queridos lectores, aquí estoy nuevamente para continuar con mis aventuras por México. Habíamos quedado cuando regresamos al hotel después del hermoso encuentro con los fans de México, así que nos dormimos con el corazón llenito de amor y felicidad. Al día siguiente lo tomamos con calma, desayunamos nuestro cafecito de cada día, esta vez en un lugar diferente, luego regresamos al hotel para seguir descansando, mientas nos pusimos al día con las redes sociales, mails, etc. Luego hicimos almuerzo tardío en un sitio de comida china, en el que por primera vez abrí una galleta de la fortuna, cuyo mensaje en su interior me describió a la perfección, según Anita.
Después fuimos a prepararnos para ir hacia el suroeste de la Ciudad de México, al barrio San Jerónimo Aculco, donde tiene su oficina Vinos Diso. Imagino que se estarán preguntando ¡qué hacía yendo a un lugar especializado en bebidas alcohólicas, en un viaje dedicado a mi pasión por Luis Migue! Pues ya saben que todos los caminos conducen a Roma, y Vinos Diso ha sido el último distribuidor de “Único Luis Miguel” en México. Conocí a uno de los dueños, Carlos Noriega, a través de Alejandro Basteri, y con el tiempo nos hicimos buenos amigos, ya que descubrí a un excelente ser humano detrás del empresario. Recuerdo su generosidad, cuando donó un par de botellas de “Único Luis Miguel” para un sorteo que organicé, con el fin de ayudar a reunir dinero para un tratamiento costoso que debía afrontar una fan para salvar su vida. Jamás olvidaré que incluso se ofreció enviarlas a cualquier rincón de México, un gesto digno de valorar y agradecer. Como buenos amigos hemos estado en contacto, e incluso recibí su invitación especial al evento de presentación en sociedad de Fridu, un mezcal que lanzaron en honor a Frida Calo. En aquel evento estuvo la mera sobrina de Frida, junto a personas famosas e influyentes de México, artistas, empresarios y periodistas. Lamentablemente la distancia no me permitió estar en ese gran evento, pero me sentí dichosa de poder invitar a alguien en México que, según las palabras del organizador, iba a ir en representación mía.
En esa reunión conocí a sus socios y, mientras charlábamos temas super interesantes, como cuando Luis Miguel le ha hecho pedidos especiales que han sido todo un reto conseguir, degustamos diferentes vinos y algún que otro destilado. Por supuesto que solo fueron pequeñas cantidades, ya que no acostumbro a tomar bebidas alcohólicas más que ocasionalmente, pero sí disfruto de probar opciones que voy descubriendo.
Charlie me esperaba con dos grandes obsequios, un vino “Único Luis Miguel” que ya es de colección, de la última reserva que hubo en el mercado, y el famoso mezcal “Fridu”, el que pronto tendrá su versión tequila y ginebra. Aunque hubiésemos querido frenar el tiempo, por la entretenida y amena charla, tuvimos que despedirnos porque las horas volaron y se hizo tarde. Si bien nosotras estábamos de vacaciones, ellos debían trabajar temprano al día siguiente. Cerramos la conversación hablando de Único, cuando coincidimos en que nos encantaría que Luis Miguel volviese a lanzar un vino.

Regresamos al hotel felices, super consentidas con regalos y gestos que nos hicieron sentir unas verdaderas reinas. Dejamos los regalos en el hotel y salimos a cenar a un par de cuadras. De camino, Anita tuvo un pequeño accidente con el que me llevé flor de susto. Se tropezó con una baldosa que sobresalía en el piso, y cayó con todo el peso del cuerpo, quedando extendida en el piso boca abajo. Es que saben que Ciudad de México está construida sobre el antiguo lago de Texcoco, y aunque obviamente lo secaron, el terreno nunca fue totalmente firme, por lo que sufre movimientos y eso se traslada a las veredas. Gracias a Dios solo fue el susto y un par de golpes fuertes.
Ese jueves por la mañana teníamos una cita con Erika Roa, una gran periodista que quiere y admira a Luis Miguel, quien me ha invitado a participar de notas muy lindas y respetuosas dedicadas a ‘El Rey’, tanto para revista Caras como para revista Eres. En esta última, que fue una edición especial dedicada a Luis Miguel, me convocó para colaborar con material fotográfico y algunas opiniones con respecto a secciones. Esa mañana Anita se sentía muy dolorida fruto del porrazo que se dio la noche anterior, así que optó por quedarse en cama para descansar un poco más. Así que partí con destino a Polanco, hacia una pastelería francesa de lujo, que abrió sus puertas no hace mucho en este barrio tan distinguido de CDMX. Ladurée es un rincón parisino con gran historia, ya que es reconocida como embajadora del macaron parisino, inventora del salón de te francés, y heredera de una cultura y un arte de vivir, el del bien y la belleza en todas las cosas. Allí me esperaba Erika para desayunar juntas, me recibió con un hermoso ramo de lirios, y la revista Caras en la que había participado respondiendo una breve entrevista. Esta era la primera vez que nos veíamos cara a cara, y créanme que fue muy emocionante este encuentro. Escuché más que atenta las historias que tenía para compartirme, super interesantes ya que ha trabajado en muchos medios de comunicación, y hay información que manejó de primera mano. Me dio mucho gusto constatar cuánto quiere, admira y respeta a Luis Miguel, razón por la cual sé que todas sus notas siempre seguirán esa línea y se lo agradecí mucho. Las horas pasaron en un abrir y cerrar de ojos y, cuando quisimos darnos cuenta, era como la una de la tarde. Ella tenía otros compromisos y yo, necesitaba saber cómo se sentía Anita. Antes de despedirnos nos tomamos una foto para el recuerdo, y prometimos volver a vernos pronto porque la charla nos supo a poco.


Emprendí el camino de vuelta feliz con mis regalos y el encuentro, disfrutando a cada paso del camino los altares exhibidos con tanto amor y respeto, así como las diferentes ornamentaciones en cada lugar, todas referida al Dia de muertos. Me llamó gratamente la atención un restaurante llamado La Bikina, así que me detuve a tomarle fotos. Luego leí en una nota que Luis Miguel sería socio del lugar, algo que no tengo confirmado aún, pero… Podría ser, ¿no?

Al llegar al hotel encontré a Anita mucho mejor, le conté lo bonito que la había pasado y lo pintoresco que es Polanco. Le pregunté si se sentía en condiciones de caminar por aquella zona, ya que no quería que se perdiera la oportunidad de conocer. Así que se preparó y hacia allá partimos, con la idea de almorzar por esa zona. Efectivamente le encantó el paseo, y encontramos un bonito sitio para saciar el estómago. Al regresar para alistarnos para una nueva salida, caminamos entre niños junto a sus familias y mascotas, todos disfrazados pidiendo dulces en cada puerta, ya que era Halloween.
En la nochecita nos fuimos a un nuevo encuentro con fans, esta vez en un lugar que está de moda llamado “La dolida”. Este es un sitio donde van hombres y mujeres a volcar sus penas amorosas, cantando a viva voz canciones de despecho. Fue muy divertida la experiencia y, por supuesto, cuando le tocó el turno a Luis Miguel saltamos de la silla para cantar a todo pulmón mega orgullosas de mostrarle a todo el mundo que somos fans. Aquí les comparto un poquito de aquella inolvidable experiencia:
Regresamos a entregarnos a los brazos de Morfeo, y el viernes amanecimos más que esperanzadas al no tener noticias de suspensión del concierto de Puebla, que era al otro día, así que nos dedicamos a buscar hotel para quedarnos allá. Luego nos tocó volver a mudarnos, esta vez hacia un depa hermoso que administra la hija de Marthita, muy cerca de la casa de su mamá. Apenas llegamos nos instalamos, y luego partimos rumbo a un hotel cercano que tenía un mostrador donde comprar pasajes con destino a Puebla. El sueño de verlo iba tomando forma, y todo parecía que íbamos a regresar a nuestra tierra habiéndolo disfrutado en México. Con los pasajes en mano y la esperanza latente, decidimos hacer una parada de camino al departamento, para tomar un rico helado. Nos sorprendió ver sabores argentinos, y es que habíamos entrado casualmente a una heladería, cuyo dueño es un paisano nuestro. ¡Qué coincidencia!

Sobre la tarde nos preparamos para ir nuevamente hacia la zona sur de CDMX, esta vez para visitar a la familia de nuestra querida amiga Lizbeth, con quienes hemos compartido momentos inolvidables, en México como en Argentina. Con Liz nos conocimos siendo fans, allá por el año 2011, y esta amistad trascendió a nuestras familias, por lo que era más que importante visitar a su papá y a su hijo. A Diego lo hemos visto crecer y convertirse en un gran jovencito, que también disfruta de la música de Luis Miguel desde pequeño, ya que su mamá le transmitió este cariño y admiración.


Regresamos tarde, había mucho que platicar, pero con el corazón repleto de felicidad. Preparamos un pequeño equipaje para nuestros próximos dos días en Puebla, y dormimos tan solo unas pocas horas. No había amanecido cuando salimos hacia el punto de partida, pero nos esperaban dos horas y media de carretera, así que las aprovechamos para completar el sueño.
¡Lo que vivimos en Puebla fue perfecto! No solo con Luis Miguel, sino también con su hermano, con muchos fans, y amigos que conocimos en viajes pasados, estos últimos con alguna relación con Grupo Sexenio, el medio de comunicación donde empecé a escribir esta columna, y en el que tuve mi programa de radio.
En la próxima entrega les cuento, con lujo de detalles, lo que fue un fin de semana cargado de emoción, tradición, excelente compañía, reencuentros, risas, anécdotas y un gran susto que me dejó un aprendizaje.
Continuará…
Les dejo un bonus track, el momento en que compartí ‘Único Luis Miguel’ con fans de mi ciudad que jamás lo habían probado.
Euge Cabral