Luis Miguel, mi ilusión de vivir lo que me quiero llevar (Parte II)
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Hola queridos lectores, ¡Qué bonito reencontrarnos! Esta semana es muy emotiva para mí porque el 13 de agosto de 2023 cumplía mi tan ansiado sueño al conocer, abrazar muy fuerte y expresarle mi cariño y gratitud a Luis Miguel. Jamás dejaré de agradecer esa bendición, porque por más que mi mente jugó a recrear ese momento durante décadas, la realidad superó ampliamente mi fantasía. Si no tuvieron la oportunidad de conocer esa historia, aquí se las dejo https://diariodeunafan.com/2023/08/20/mi-encuentro-sonado-con-luis-miguel/
Ahora deseo centrarme en continuar con el relato que comencé a narrarles en la publicación anterior. Había quedado en que se aproximaba el momento de tomar mi avión con destino a la ciudad de Houston, así que amanecí muy ilusionada. No les voy a negar que también estaba un poco nerviosa, ante la incertidumbre de iniciar un viaje hacia un lugar en el que la mayoría no habla español, y también porque por fin conocería a Sandra y a su hija. Así fue como me encomendé a Dios, y salí con destino al aeropuerto. Llegué y corrí con la misma suerte del viaje anterior, le tocó requisa a mi equipaje. Mientras esperaba el momento en que el oficial de seguridad controlara mis pertenencias, pensaba en qué podía llevar sospechoso según ellos. De inmediato recordé aquel tubo transportador del cartel para Luis Miguel, puesto que quizá querían ver con más detalle qué había en su interior, pero resultó ser una simple botella de agua, la que olvidé que está terminantemente prohibida por seguridad nacional. En fin, después de ese pequeño susto, me dediqué a esperar un ratito para embarcar y, mientras lo hacía, miraba a mi alrededor, sin poder creer todavía que me había animado a cumplir este sueño.
Al llegar a Houston mi emoción escaló un nivel porque estaba más cerca de conocer a dos personas maravillosas, que harían de mi estadía unos de los mejores días de mi vida. Cuando vi a Sandra descender de su camioneta y correr hacia mí para darme la bienvenida con un efusivo abrazo, sentí que la conocía de toda la vida, y ni les cuento cuando me presentó a su hija. Baby (como le dice Sandra) es la dulzura personificada, miss simpatía, y dueña de una personalidad tan avasallante como encantadora, ya dicen que de tal palo tal astilla, ¡igualita a su mamá!
Desde el aeropuerto nos dirigimos al hotel, el que estaba apenas a 5 cuadras del Toyota Center, recinto en el que Luis Miguel se presentaría las dos noches subsiguientes. Allí me esperaba un gran obsequio de cumpleaños sobre la cama, y en su interior unas cosas increíblemente hermosas, las que fui descubriendo poco a poco. Después de darme un baño reconfortante salimos a cenar a un lugar muy distinguido de la ciudad de Houston. Allí hicimos la previa de mi cumpleaños que estaba a punto de comenzar, con una rica cena y una charla muy amena. Sandra y su hija me hicieron sentir un miembro más de la familia y eso no tiene precio, razón por la cual les estaré eternamente agradecida. También me sentí como en casa cuando antes de comer se tomaron de las manos y me invitaron a sumarme, momento en que dijeron una hermosa oración no solo para bendecir y agradecer los alimentos sino también mi presencia junto a ellas. Me sorprendió tan gratamente este hermoso gesto, porque en la actualidad no es común que se practique, y mucho menos en un lugar público.
Sobre las 12 de la noche de Argentina, lo aclaro porque en Houston había 2 horas menos, recibí una videollamada de mi familia, siendo los primeros en saludarme por subir al quinto piso. Luego del banquete que nos dimos, regresamos al hotel cerca de las 11:30 pm, y las 12 de la noche me encontró en mis aposentos junto a un coro de ángeles (Sandra y su hija) cantándome las mañanitas. Fue muy emocionante, realmente estoy muy agradecida por tantas atenciones y cariño.
El día de mi cumpleaños amaneció soleado, como no podía ser de otra manera, y con un agradable calorcito. Luego de alistarnos nos dirigimos a la taquilla del Toyota Center para ver qué ubicaciones disponibles tenían, y Sandra aprovechó para comprar para su hija. Me quedé asombrada cuando vi los precios reales sin pasar por el sistema de Ticketmaster, pero decidí esperar a consultar qué disponibilidad tenían más sobre la hora del concierto, ya que ahí es cuando a veces se liberan locaciones. Después de tomar fotos y grabar algunos videos, nos fuimos a desayunar y a seguir disfrutando de nuestra nueva amistad.
Luego del desayuno me llevaron a conocer parte de la ciudad de Houston, paseo en el que visitamos un shopping en el que puedes encontrar productos de los diseñadores más famosos del mundo. Fue una gran experiencia ya que, en Argentina, lamentablemente no los encontramos en ningún lado desde hace algunos años.
En la tarde regresamos al Toyota Center, y fue ahí donde sucedió el milagro, cuando esta servidora y algunos fans recibimos la invitación por parte del equipo de Luis Miguel, para presenciar el concierto en un lugar de privilegio. Estábamos más que felices, agradecidos y, en lo personal, sentía este gran gesto como el mejor regalo de cumpleaños que podía tener.
Les cuento que Sandra me hizo un makeup hollywoodense para tan especial ocasión, el que no dejó que descubriera antes de finalizado. Les juro que al mirarme al espejo me costó reconocerme, sin dudas hace magia un buen maquillaje. Cuando estuvimos listas nos dirigimos al lugar y, de camino, fuimos sorprendidas por unas sirenas de la policía. De inmediato me di cuenta y les dije: “Seguro que es Luis Miguel”. Así que sacamos nuestros móviles y pudimos filmar la comitiva. Ahí fue cuando se apoderó de nosotras una emoción mayor, y el apuro por llegar cuanto antes, ya que Luis Miguel estaba arribando antes que nosotras.
¿Recuerdan el cartel que le llevaba a Luis Miguel para que supiera que era mi cumpleaños? Pues lo pensaba contrabandear enrollado en el interior de un abrigo que llevaba en la mano. Cerca de la puerta, una persona de seguridad vio que llevaba en la mano mi pequeño aro de luz, el que uso con mi móvil para tomar selfies en la noche, y me dijo que no podía ingresar con este artículo. ¡Imagínense! ¿Qué hacía con eso? Además, ¿por qué no podía ingresar con él si no lo iba a usar apuntando a Luis Miguel? Lo único que se me ocurrió es dirigirme hacia un cesto de basura y simular que lo tiraba, mientras lo guardaba en mi cartera. Cuando tomé conciencia de lo que pasaba a mi alrededor, me di cuenta que había perdido a Sandra y a Baby, pero no pasaba nada, nos veríamos en el recinto. Dispuesta a ingresar percibo que la gente que no llevaba cartera pasaba los escáneres de seguridad rápidamente, en cambio quienes llevábamos un artículo personal debíamos pasar una inspección extra. Resultó que tuve que dejar el abrigo y la cartera en una mesa, y una de las personas de seguridad inspeccionó el interior de ambos. Me sentí literalmente una delincuente intentando contrabandear el cartel, y me dio mucha vergüenza cuando se percataron apenas palparon mi abrigo. En la cartera pasó inadvertida mi bandera de argentina la que, al ser de una tela tan fina y liviana, estaba estratégicamente doblada en muchas partes y apenas ocupaba lugar. El pequeño aro de luz estaba apagado y creo que eso la despistó, pero el cartel no corrió la misma suerte. Aquella persona de seguridad pidió que se presentara la supervisora, la que por suerte hablaba español, y de inmediato le mostró mi cartel. Ella lo abrió para ver el tamaño y me dijo: “No puedes ingresar con esto”. Le pedí que por favor hiciera una excepción, que no lo iba a tener en alto, que estaba en primera fila y que se lo mostraría sin interferir en la visual del resto de las personas. Que había viajado más de 8000 kms., que era mi cumpleaños número 50, y un largo etcétera de ruegos, pero no hubo nada por hacer, me dijo “Es que es muy grande, no puedo dejarte pasar con él”. Les juro que sentí mucha impotencia, ese cartel me había llevado un par de horas de trabajo, le había comprado un estuche para que no se estropeara en el viaje… ¡No era justo! Pero con todo el dolor en el alma le dije, “Ni modo, puedes tirarlo”. Abrió grandes los ojos y me dijo “¿Me autorizas a tirarlo al cesto de basura?”, y sí, ¿Qué pensaba que haría? ¿Quedarme afuera abrazada a mi cartel? En fin… nada iba a empañar la felicidad de estar cumpliendo el sueño de celebrar mi cumpleaños junto a Luis Miguel.
Cada paso que hacía hacia el interior del Toyota me acercaba más y más a uno de mis lugares en el mundo, el escenario. Además, por primera vez estaba en un estadio en el que juegan equipos de la NBA, y eso también me tenía extasiada porque amo el Basketball.
Mientras le contaba a Sandra lo que había pasado con mi cartel, recordé que había contemplado la posibilidad de que no me lo dejaran pasar, y que había escrito en una pequeña hoja A4 una breve frase que decía “Hoy cumplo 50”. Pero… ¿Lo había cargado en mi cartera estando en Miami?, rápidamente lo busqué en su interior. Y, ¿Qué creen?, ¡Estaba allí! Me felicité por ser tan precavida, aunque no era lo mismo que el cartel, algo es algo.
Estando en mi lugar se acercaron a saludarme algunos fans con los que tengo contacto a través de las redes sociales, algunos viven en Houston y otros, como yo, habían viajado. No encuentro otra palabra para no seguir repitiendo “emoción”, pero es que todo el tiempo la tenía a flor de piel, ante la bendición del momento que estaba viviendo. Abracé muy fuerte a cada uno, y nos tomamos foto para eternizar el momento, estaba feliz de verlos. De pronto escuché un grito que procedía de más atrás y resultó ser mi gran amiga Ana María Pérez, a quien conozco hace años, pero hasta ese momento no había tenido la oportunidad de conocer personalmente. Qué alegría más grande poder mirarnos a los ojos y fundirnos en un sentido abrazo. Ella me sorprendió con muchos detalles que pensó con mucho cariño, y los primeros fueron una coronita con luces que decía “Happy Birthday”, junto a una pulsera que me había hecho su pequeña hija que contenía las siguientes siglas: LM, HTX, HBD, separadas con pequeñas cuentas de colores. Tan linda mi amiga, había manejado muchas horas por la carretera con un intenso calor y allí estaba, feliz y dispuesta a vivir una noche especial. Pero no estaba sola, la acompañaba un personaje muy particular, un Miky muñeco que es su fiel compañero en cada concierto, a quien dice que Luis Miguel ya conoce.
El reloj ya había marcado el inicio del concierto y aún no sabía que estaba a punto de vivir una de las noches más especiales de mi vida.
Continuará…
Qué bonito relato. Me inspiras!
Que linda aventura, Euge!! Lo mas bello conocer gente bonita con la que compartir la admiración por la persona que es Micky y el gran artista que es, disfrutando un día tan especial. Por muchos encuentros más con fans de todo el mundo, siguiendo a LM.
Gracias por incluirme en tan bonita experiencia que tuviste en nuestra ciudad Houston.
Que no sea la última vez que nos visitas