Luis Miguel, mi ilusión de vivir lo que me quiero llevar (Parte I)

Euge Cabral
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No puedo estar más de acuerdo con la siguiente frase: “El día que comprendí que lo único que me voy a llevar es lo que vivo, empecé a vivir lo que me quiero llevar”. Así que desde que tomé consciencia de esta gran verdad, comencé a ponerla en práctica sin sentir culpa por mis elecciones, las que quizá, serían juzgadas por algunos.

Durante el último trimestre del año 2023 se dieron a conocer las fechas del Tour 2024, gira con la que Luis Miguel regresaría a visitar Argentina, México, EEUU, España, Canadá, y varios países latinoamericanos. En el calendario de fechas había una especial que, en lo personal, se destacaba entre las otras. Para mi sorpresa, Luis Miguel iba a cantar por primera vez, en 42 años, el día de mi cumpleaños. Hasta ahí era un acontecimiento sin precedentes, algo que sin dudas lo hacía destacarse, pero si pensamos que en esa fecha yo iba a cumplir medio siglo, este momento se volvía un verdadero suceso. En un principio me ilusioné y lo pensé, pero cuando averigüé precios de pasajes de avión, para ir y volver en el lapso de un par de días, afrontar ese gasto era demasiado para mí. Luego se vendieron los tickets a precios exorbitantes gracias a Ticketmaster, que aumenta el costo de los mismos mientras mayor es la demanda. Eso me dio un poco de consuelo, ya que no solo era costoso el pasaje de avión sino también aquel pase al concierto de Luis Miguel.

Pero con el correr de los días, siguiendo la gira muy de cerca, esas ganas de festejar por lo alto mis 50 seguía dando vueltas en mi cabeza. Así que nuevamente comencé a ver precios de pasajes, los que seguían siendo muy costosos, pero en mí algo había cambiado desde aquel momento en que me dije, “Esto ocurre una vez en la vida, y si quiero celebrarlo de esta manera, tengo que animarme a vivir lo que me quiero llevar, sin importar lo que cueste”. Así fue como decidí viajar a Houston para mi cumpleaños, y me pasé días atenta a la fluctuación de precios, para poder comprar apenas surgiera uno conveniente. Aunque el fin valía con creces el costo del pasaje, era demasiado caro viajar y regresar en 3 días, por lo que decidí tomarme un tiempo más, y aprovechar esta oportunidad para visitar a mi hijo en Miami, a quien estaba extrañando demasiado. Allí tenía el mejor lugar y la compañía para pasar unos días maravillosos, y cuando mi hijo se enteró me sorprendió regalándome el pasaje de Miami a Houston.

Cuando llegó el día de comprar mi pasaje no podía creerlo, mi gran sueño empezaba a tomar forma y prácticamente era una realidad. Por supuesto que faltaba lo más importante, mi ticket para el concierto, pero tenía esperanzas de conseguirlo en la taquilla del recinto como lo hice en viajes anteriores, y a precios reales sin que la plataforma los manipule a su antojo.

Quienes me conocen saben que soy una persona que disfruta mucho de la familia y de los amigos, razón por la cual gozo de celebrar mis cumpleaños en su compañía. En mi familia amamos las tradiciones y somos muy estructurados, entonces cuesta pensar en hacer otra cosa que no sea lo que “debería”. Pero, así como he venido trabajando en priorizar y hacer lo que siento, sin miedo al qué dirán, parece que lo fui transmitiendo a mis seres queridos, quienes al saber que no celebraría mis 50 con una gran fiesta, sino que dispondría de ese dinero para viajar, lo aceptaron y me apoyaron sin interponer ninguna objeción.

No les voy a ocultar que fue un tema que conversé en terapia, y que le dije a mi psicólogo “Yo siempre estoy para todos, cada uno ha ido tras sus sueños y, estuviese o no de acuerdo con algunas decisiones, las acepté y las apoyé, por eso es hora de hacer lo que quiero sin cargar con la culpa”. Él me escuchó atento y no solo celebró mi postura, sino que compartió mi felicidad.

Respecto a mi viaje, aún me faltaba algo importante a resolver, dónde me hospedaría en Houston. Ustedes saben que, para un argentino que sufre devaluaciones a diario, salir del país se hace cuesta arriba. Todo se torna una verdadera fortuna cuando hacemos el indeseado cambio, pero, sin siquiera pedirlo, siempre hay personitas dispuestas a colaborar con un sueño. Así fue cómo un día me contactó Sandra Mercado, a través de Instagram, y sin conocerme me ofreció quedarme con ella y su hija durante su estadía para los conciertos en Houston, puesto que ellas viven en McAleen. Les voy a ser sincera, en un primer momento sentí un poco de miedo, pero de inmediato comenzamos a conversar vía WhatsApp, a conocernos a través de audios y videos, y me di cuenta de que estaba ante una gran persona, con una familia preciosa, y dispuesta a ayudarme en todo.

Los días previos me dediqué a organizar mi equipaje y, por supuesto, a realizar un cartel para que Miky pudiera saber que era mi cumpleaños esa noche de concierto. Cómo no pude abreviar la frase, decidí hacerlo un poquito más grande de lo habitual, y me compré un estuche especial para llevarlo protegido. La frase decía: “Hoy cumplo 50, viajé 8000 kms para que sea un momento único de celebración junto a ti. Te quiero”.

Había que pensar en un look especial para aquella noche de celebración, así que me compré un vestido, con el que me sentía muy a gusto y me fascinaba. Solo faltaban los accesorios, los que con el correr de los días los fui adquiriendo. El armado de mi maleta me tocó en una semana más que tranquila, así que por primera vez tuve todo el tiempo del mundo para acomodar cada cosa maximizando los espacios. Previamente hice una lista de lo que no podía faltar, la que no hizo falta tener en mano cuando empaqué, pero que revisé minutos antes de cerrar. Luego de dedicar tiempo a mi persona, unos masajes relajantes, un bonito diseño para mis uñas, y algunos tratamientos faciales, llegó la hora de despedirme de los míos para iniciar el trayecto hacia el aeropuerto de Córdoba. Antes de salir chequeé que estuviese el vestido en la maleta, el que iba dentro de un estuche plástico demasiado apretado con mis otras prendas, ya que a Houston solo iría con un pequeño equipaje de mano. Unos pocos centímetros de tela plateada asomándose entre los pliegues de color negro de los restantes looks, me dejó tranquila de que lo más importante estaba.

Mi vuelo salía entrada la madrugada, casi a las 2 de la mañana, así que después de un largo día estaba dispuesta a dormir el viaje entero. Pero me inquietaba un poco vivir esta experiencia nueva para mí, puesto que nunca había viajado sola tan lejos. Lo que más me preocupaba era no poder desenvolverme con mi inglés tan básico, sobre todo batallar con el bloqueo mental que me produce escuchar hablar tan rápido un idioma que me cuesta tanto. Pero bueno, Luis Miguel siempre ha sido mi gran motor para salir de mi zona de confort, y siempre me ha inspirado a superar obstáculos para conseguir mis sueños. Cuando pensé que en Miami la mayoría habla español y que me esperaba mi hijo, respiré hondo y vencí el miedo de viajar sin compañía. Cuando llegué a la sala de espera de preembarque, a mi lado había un mexicano hablando a los gritos en medio de una videollamada, escuchar ese acento que tanto amo me tranquilizó, y me hizo pensar que era una gran señal de que estaba en el lugar correcto. Debo confesarles que no pude evitar sentir nostalgia por no tener a mi lado a mis compañeras de aventuras, a mis amigas del alma, con las que he compartido tantos viajes inolvidables. Pero de alguna manera las llevaba conmigo, en mi corazón y en el dije de mi pulsera, el que tiene de un lado las iniciales de Luis Miguel (su famoso logo) y del otro sus nombres.

Dormí durante el viaje hacia mi primera escala, bajé y de inmediato me cambié de ropa porque salí de Córdoba con un frío insoportable y Panamá me recibió con un rico calorcito. Si estaba más tranquila por haber superado la mitad del viaje, esto duró demasiado poco, ya que en la puerta de mi siguiente sala de preembarque se me informó que iba a tener un trato diferencial al resto. Cuando el señor me dijo, “Usted ha sido seleccionada…”, de inmediato pensé, ¡qué suerte! Me llevarán a primera clase porque sobran lugares, ¡Qué ingenua! Pero cuando continuó diciendo “Por el gobierno de EEUU ha ser requisada junto a su equipaje”, mi sonrisa se desdibujó, puesto que no sabía que esto solía suceder, y se torna un tanto incómodo.

No tenía nada que ocultar, pero en mi haber tenía muchos capítulos de Alerta Aeropuerto, y siempre tuve miedo del manejo de mi equipaje una vez despachado. Lo único “sospechoso” que llevaba en mi mochila eran 2 kilos de yerba para el mate, artículo de primera necesidad si estás en el extranjero, pero sellado con su etiqueta. Así fue como adelante de todos me requisaron, tanto a mi persona como al equipaje. Terminó siendo más que una nueva experiencia, y aprendí algo, si tu ticket de avión lleva el código SSSS, significa que el sistema te eligió aleatoriamente para ser controlado y, por lo general, suele pasar con personas que viajan solas.

Al mediodía aterricé en Miami, y al pasar por las preguntas obligadas de migración referidas a las razones de mi visita, feliz y orgullosa dije: “Sí, vengo por turismo, pero principalmente a festejar mi cumpleaños en el concierto de Luis Miguel”. Retiré mi equipaje y corrí hacia la puerta en busca de mi hijo y mi nuera, a quienes abracé muy fuerte porque los extrañaba mucho. Como no había tiempo que perder, apenas salimos del aeropuerto fuimos por la primera recorrida por Miami, en un auto descapotable y con un calor que amenazaba con derretirnos. Pero todo era nuevo y emocionante para mí, puesto que era mi primera vez en esta hermosa y cosmopolita ciudad. Pasamos por el Hotel Faena, y por otro muy famoso en el que Luis Miguel se hospedó durante parte de la pandemia, y esto le sumó una cuota de emoción al trayecto. Luego de almorzar llevamos a mi nuera al trabajo, el que también comparte con mi hijo, a un bello restaurante en Miami Beach en la zona de la marina. Recorrimos con mi hijo el muelle, y al ver los lujosos yates amarrados no pude dejar de pensar en los de Luis Miguel, ¿Se acuerdan? El primero que tuvo se llamó “Margaux” y el que le siguió “Único”, por supuesto.

Luego de una reparadora siesta con aire acondicionado, si no, era imposible descansar, salimos a recorrer la noche de Miami, y a pasear por la icónica Ocean Drive. Pasar por la famosa mansión de Gianni Versace fue realmente movilizador, no solo porque perteneció a uno de los mejores diseñadores de moda del mundo, por cómo encontró la muerte en aquella gran puerta, sino también porque fue la locación elegida por Luis Miguel para presentar a nivel mundial su cuarto disco de boleros “Mis romances”. Todos sabemos acerca de la fascinación que Luis Miguel sentía por los diseños del italiano, y cómo lo demostró usando aquella icónica camisa de seda que estrenó en el año 1993 en el Festival de Acapulco, la de estampado barroco con la inconfundible Medusa, marca de la casa, y fascinantes colores. En fin, pasar por ahí me hizo viajar en el tiempo recordando no solo sus looks de Gianni Versace (recuerdo dos camisas) sino también fragmentos de la conferencia de prensa.

Casa de Gianni Versace

Al día siguiente seguimos paseando, esta vez íbamos hacia Fort Lauderdale, pero antes de partir quise mostrarle el vestido elegido para el día de mi cumpleaños a mi nuera. No quería desordenar la ropa que estaba en aquel estuche plástico, la que había entrado a presión para tratar de llevar a Houston el menor volumen posible en la mochila, así que de un fuerte tirón saqué la prenda, la que resultó ser otra con un aplique igual al género brilloso plateado del vestido. Con el alma en vilo y en un solo movimiento saqué las prendas del estuche, y me di con la sorpresa de que allí no estaba el vestido. Como en una escena de película, mi ropa empezó a volar por el aire expulsada de la maleta, y el vestido seguía sin aparecer. Desesperada llamé a mi esposo y le dije que revisara mi placard, el que activó su cámara para mayor precisión en la búsqueda y ¡Zaz!, se me bajó la presión cuando lo divisé allí colgado. Les juro que me arruinó el día, no dejaba de culparme por haber sido tan idiota, era lo primero que debí poner en mi equipaje. Pensé demasiado en qué pasó cuando chequeé que estuviese, y llegué a la conclusión de que aquella prenda con ese aplique tan igual a la tela del vestido me jugó una mala pasada. Por supuesto que tenía outfits de repuesto, ya que me gusta decidir en el momento, sobre todo, si el clima sorprende con una temperatura no esperada. Pero no daba lo mismo elegir cualquiera, ameritaba estrenar vestido para esa ocasión especial. En fin, económicamente no podía afrontar el gasto de comprar algo nuevo allá, así que no había otra solución más que elegir entre los looks que tenía.

El primer día de la semana me levanté súper emocionada porque por fin conocería a mi amigo y destacado periodista Alex Rodríguez, quien me había invitado a presenciar la grabación del programa en el que participa, “Siéntese quien pueda”, para Univisión. Les cuento que nos conocimos por las redes sociales hace algunos años, ya que es un ferviente admirador de Luis Miguel, lo quiere, apoya y respeta muchísimo, algo que sin dudas lo destaca entre sus pares. Cada semana busca la manera de hablar de Luis Miguel en el programa, siempre informando con la verdad y mostrándole al mundo por qué es el número uno. Jamás voy a olvidar cuando me hizo saltar de la cama el año pasado, cuando me llamó muy temprano y me dijo “Requiero de tu ayuda, necesito que te maquilles y estés lista porque en 15 minutos me enlazo contigo en vivo”. En esa oportunidad acá en Argentina se hablaba mucho de que Luis Miguel tenía un doble, y que éste era quien se estaba presentando en mi país. Esto llegó a los medios de todo el mundo, razón por la cual Alex intentaba demostrar que era imposible, y que el invento de este periodista solo tenía fines de lucro y raiting. Así que me llamó, y juntos desmentimos semejante injuria, y aprovechamos para repudiar las declaraciones de un periodista que no debería ocupar el puesto de presidente de APTRA (Asociación de Periodistas de la Televisión y la Radiofonía Argentinas). Coincidirán conmigo que es perverso que alguien así, sin escrúpulos a la hora de conseguir más raiting, ocupe un lugar tan importante que debería ser sinónimo de verdad, ética, profesionalismo, y servicio a la comunidad. Volviendo a mi visita al estudio, fue muy divertido presenciar la grabación del programa, y Alex se encargó de presentarme como una gran fan de Luis Miguel. Me hicieron sentir muy a gusto, y dejaron la puerta abierta para cuando desee regresar.

Luego fuimos a almorzar donde trabaja mi hijo, para aprovechar a pasar más tiempo con él, y entre bocadillo y plática me dijo: “¿Te acuerdas cuando Luis Miguel tenía aparcado su yate en la marina? ¿Cuándo muchos medios lo grababan entrando y saliendo de un muelle?”, “claro que sí”, le respondí, y agregué, “cabe aclarar que siempre me pregunté en qué parte sería porque en Miami Beach la marina es muy grande”. Siguiendo con el relato me dice, “Pues es justo aquí, en este muelle que da al restaurante donde trabaja tu hijo”. Wow, no podía creerlo, el mismo que había recorrido el día de mi llegada, ¡Qué increíble son las coincidencias de la vida!” Luego de un exquisito almuerzo, probando algunos manjares nuevos para mí, nos despedimos y me quedé esperando el final de la jornada laboral de mi hijo. Luego nos fuimos juntos, preparamos el mate y nos fuimos a compartirlos a la playa.

Esa noche preparé mi nuevo equipaje para viajar a Houston, el que me llevó una larga hora porque no sabía cómo simplificar lo que necesitaba llevar. No coincidía lo que estimaba necesario y prioritario, con la capacidad de la mochila, así que tuve que desistir de algunas cosas.

Me dormí pensando que el amanecer me traería una nueva experiencia de viaje en soledad, esta vez hacia un lugar cuya principal lengua es el inglés y sin demasiada gente que hable español, en el que conocería a Sandra y a su hija para convivir los próximos 3 días por delante. No sabía mucho acerca de ellas, su carácter, sus costumbres, y jamás había convivido con personas con las que tuviese contacto desde hace tan poco, pero si Dios me había llevado hasta allá, en él ponía toda mi confianza.

Continuará…

Euge Cabral

2 comentarios

  1. Wow, querida Euge, no sabes cómo esperaba este relato. Que mágico todo!! Es a partir de una decisión que el Universo empieza a acomodar todo para que encaje milimetricamente perfecto, cada detalle de tu viaje, aún los que parecieran desalentadores, estoy segura en retrospectiva habrán dado el toque a esta bella celebración de tu cumpleaños. Me alegra tanto este sueño hecho realidad!! Ya sabes lo que dicen, que las mujeres hay una edad donde dejamos de cumplir años y empezamos a cumplir sueños, pues nos permitimos así como lo hiciste, romper paradigmas familiares, sociales, enfrentar nuestros miedos e ir a por lo nuestro. Como siempre inspirador relato, me fascina que hayas tenido bellos momentos al lado de la familia y buenos amigos y espero con ansias el próximo capítulo para recorrer contigo esos momentos únicos que sigues escribiendo al lado de Luis Miguel. Te quiero y abrazo desde México

    Ana María Ortíz Pérez
    Xalapa Veracruz México

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