De nuevo al paraíso con Luis Miguel (Parte Final)

Euge Cabral
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Hola queridos lectores, les estoy debiendo la continuación de mis vivencias en Buenos Aires, por lo que me dispongo a contarles los acontecimientos siempre respetando la cronología de los hechos. En el capítulo anterior habíamos quedado en que estábamos a punto de comprar los tickets para ver a Luis Miguel en mi ciudad, Córdoba, el próximo 14 de marzo de 2024. Debo confesar que la compra nos generó más nervios de lo habitual, puesto que, al intentar comprar 2 tickets por tarjeta, la operación era rechazada. Es que cuando son montos tan elevados, la tarjeta suele rechazarlos por defecto porque los toma como una operación sospechosa. Hicimos varios intentos de compra, perdiendo en cada oportunidad las buenas ubicaciones que nos habían tocado, hasta que el genio de mi esposo, estando a 700 kilómetros de nosotras, logró completar la transacción exitosamente. Lo único malo fue que la página nunca informó la disposición de las ubicaciones (solo los sectores), y creo que terminamos comprando tan lateral, que tendremos la salida de emergencia y el baño a nuestro lado. Pero ahí vamos a estar, muy felices de recibirlo en mi Córdoba que lo ama tanto, aunque con un nudo en la garganta porque esa noche lo despediremos de Argentina. 

Ese domingo cenamos y nos fuimos a descansar, tan agotadas como si hubiésemos rendido un examen final para un doctorado, pero con la tranquilidad de haber conseguido nuestro pasaporte a la felicidad. El lunes desperté temprano porque tenía pactada una entrevista para una estudiante de periodismo, quien debía abordar el tema del fenómeno “Luis Miguel” para una de las materias que estaba cursando. Sobre el mediodía nos fuimos a almorzar con Elisa, la hija de Marthita Codó, con la que pasamos un momento muy ameno recordando siempre a su mamá. Elisa nos contó lo bien que la había pasado en el concierto de Luis Miguel días atrás, y algunas anécdotas referidas a su mamá, quien le dio señales muy concretas de que estaba presenciando el regreso tan esperado de Luis Miguel. Por la tarde nos reunimos con la directora del documental, pues le pedí encontrarnos porque necesitaba hablar con ella a solas, sin el gran equipo que la acompañaba en todo momento. En aquel café tuve el honor de contarle que habíamos conocido a Luis Miguel, cargada de una profunda emoción que apenas podía contener las lágrimas. Le dije que el momento había sido aún más perfecto de lo que siempre soñé, sin cámaras, que no necesité pedirle estar en sus brazos un ratito más como lo necesitaba, que todo se dio de forma natural, con el tiempo de poder expresarle mis sentimientos. Ella nos dijo que sospechaba algo desde el preciso instante en que pedimos hablar a solas con ella. Deseo destacar que, desde mi primera charla con Mariela, respecto a lo que íbamos a contar en el documental, le dejé en claro que si en algún momento se daba este encuentro, haciendo guardia en algún lado con ellos presentes, no iba a permitir que la cámara estuviera grabando. Ella siempre aceptó mis condiciones porque sabe de mi enorme cariño a Luis Miguel, que mi prioridad es respetarlo y cuidarlo, por lo que acordamos estar en cada detalle para que todo resultase en ese sentido. No saben lo que valoro que haya sido así, me hizo sentir segura y tranquila.

El martes teníamos pensado pasar por el Movistar Arena para intentar conseguir algún ticket de última hora, pero tuvimos que filmar para el documental prácticamente todo el día. Fue difícil tomar la decisión de rescindir aquel intento por conseguir un ticket, el que era casi imposible de lograr, pero la esperanza es lo último que se pierde. El miércoles teníamos nueva jornada de grabación y, aunque tampoco contábamos con nuestra entrada al paraíso, íbamos a visitar la taquilla para intentarlo, de paso saludábamos a los fans con los que pudiésemos coincidir en las afueras del recinto. Esa tarde aproveché para hacerle llegar al equipo de Luis Miguel una bandera que hice para difundir mi página web en diferentes eventos, con la ilusión de que Miky podría firmarla, pero terminó llevándosela junto a todos los regalos que le acercaron. Recuerdo la algarabía de los fans cantando a todo pulmón en las afueras del recinto y que, después de tantos días de frio, disfrutábamos de una hermosa noche primaveral.

Les cuento que había ido bastante arreglada por si lográbamos concretar el milagro de encontrar entradas a la venta, algo que por supuesto no pasó porque todo estaba agotado. Pero 40 minutos antes del comienzo del concierto sucedió algo inesperado, recibí una invitación que me llenó de una profunda alegría, emoción y eterno agradecimiento. No podía creer tener en mis manos el pase a una nueva oportunidad de verlo, de disfrutarlo al máximo, y solo atiné a correr para situarme al final de aquella larga fila para el ingreso. Esta vez mis co-equipers tuvieron la generosidad de quedarse afuera esperándome, y confieso que fue muy extraña la experiencia de vivir mi primer concierto sin ellas a mi lado. Estando sentada en un lugar maravilloso, fui testigo de cómo el equipo de Luis Miguel buscaba fans en la parte de atrás del recinto para cumplirles el sueño de traerlas a primera fila. Daba gusto ver sus caritas de felicidad, y la emoción que sentían de estar viviendo algo que realmente no se imaginaron nunca.

Mis cómplices de aventuras me hicieron mucha falta, no tenía con quien compartir cada detalle de lo que estaba viviendo, pero, como los fans somos una gran familia, no tardé en conectarme con la chica que estaba a mi lado. Tenía una gran expectativa de reencontrarme con Luis Miguel después de habernos abrazado 4 días atrás, y fui feliz cuando me señaló y sonrió al percatarse que estaba allí. Es tan dulce y amoroso con sus fans, que es imposible no agradecerle cada gesto que tiene para con nosotros. Esa noche bailé, canté y disfruté de un momento que Dios decidió concederme, y fue sorprendente descubrirme varias veces en la pantalla gigante del escenario. Mucha gente me escribió para decirme que allí me habían visto, y hasta una fan pudo captar el momento en que le digo que lo quiero y le lanzo un beso, pero esta vez en una de las pantallas laterales.

El otro día alguien me dijo que me veía en los videos muy guapa disfrutando a Luis Miguel, y la verdad es que el exterior refleja lo que uno está sintiendo en ese momento… la emoción, la alegría, el cariño desbordando el corazón, la energía que él te transmite y la magia a su alrededor. Les comparto uno de estos momentos en los que me encuentro con su mirada y le digo “Te quiero” y le lanzo un beso:

Salí del concierto en busca de mis amigas, inmensamente feliz por todo lo vivido porque fue un gran regalo inesperado, y al llegar a la puerta me encontré con un rotundo cambio de clima, el frío y la lluvia me esperaban. Pero nada iba a empañar lo feliz y afortunada que me sentía, estaba dispuesta a dejarme empapar por la lluvia para reencontrarme con mis compañeras de tour. Pero ¿Qué creen? entre la multitud de gente que intentaba esquivar el agua descubrí a mi salvadora, mi amiga Anita que venía con un paraguas para evitar que me empapara. ¡Cuánta generosidad! Adorarla es poco. Nos guarecimos bajo un techo mientras la sonidista volvía a colocarme el micrófono, ya saben que por aquellos días todo se grababa para el documental, y nos les puedo explicar lo que significó tener que pegarlo en mi piel, mientras un viento helado y húmedo calaba mis huesos.

Terminamos de grabar y nos fuimos directo a descansar, al otro día nos esperaba una nueva jornada de grabación y otro concierto en primera fila, el penúltimo de su visita por Argentina.

Aquel 17 de agosto llegamos temprano a las inmediaciones del Movistar Arena para grabar algunas escenas, y como se hizo la hora en que llegaba Luis Miguel al recinto, decidimos darle nuevamente la bienvenida al lugar, para después correr cual maratón para acomodarnos en nuestros asientos de privilegio. Había que entrar mi libro “Diario de una Fan” Edición 8, y esta vez no quería molestar a nadie del equipo de Luis Miguel, así que Anita se lo ocultó en la espalda, debajo de su abrigo, y con un poco de miedo pasamos el control de seguridad. Ya en el interior tuve el honor de conocer a algunas fans que me escriben en mis redes sociales, tomarnos algunas fotos al pie del escenario, y esperamos que llegara el momento de volver a verlo.

Es increíble lo que Luis Miguel nos hace sentir cuando irrumpe en el escenario, siempre lo vivimos como si fuera la primera vez, con la emoción a flor de piel, sintiendo mariposas en la panza. Fue conmovedor cuando en la primera canción se dirigió hacia nuestro sector, se percató de que allí estaba en primera fila, me señaló y sonrió, y de inmediato llevó su mirada hacia mi lado para descubrir a Anita y a mi hermana, a quienes también les regaló su más bella sonrisa. Su expresión de asombro fue muy clara, se dio cuenta de que estas 3 fans eran quienes lo habían abrazado días atrás. Les comparto el video de ese instante:

Esa noche intenté darle el libro sin éxito alguno, y yo soy muy respetuosa, ya lo saben, no quise insistirle demasiado. Disfrutamos mucho el concierto junto a una de mis amigas fans de Brasil, quien estaba acompañada por su numerosa familia. Al salir continuamos grabando escenas para el documental, y me encontré con un dilema, decidir qué hacer con el libro porque solo quedaba un concierto. Ustedes saben que mi prioridad es hacerle llegar las columnas impresas con mis vivencias y la de tantos fans, para que pueda leerlas más fácilmente y le queden de recuerdo. Por un momento no supe qué hacer, los del documental querían filmar la entrega en mano, pero… ¿Y si tampoco podía lograrlo en el último concierto? En lo personal no me hizo falta pensar demasiado, debía ser fiel al verdadero sentido que tienen estos libros, así que decidí entregarlo en manos al equipo, ya que era la única manera de asegurarme de que llegara a Luis Miguel.

Diario de una Fan “Edición 8”
Brasil y Argentina presentes
Conociendo personalmente personitas así de bellas

Aquel viernes 18 de agosto amanecí nostálgica, inmensamente feliz y agradecida por todo lo vivido, pero con la angustia de saber que todo estaba llegando a su fin. Los momentos más bellos se pasan en un abrir y cerrar de ojos, ¡No es justo!, pero así es la vida, así que había que arreglarse para disfrutar al máximo el último concierto.

Llegamos al Movistar Arena y lo primero que hice fue dejar en manos del equipo de Luis Miguel mi libro, el que llevaron directo a su camarín. Deseo destacar y agradecer a su gran equipo, por ser tan atentos y estar siempre para nosotros. Cuando llegamos a la puerta del lugar para el ingreso, una vez más, el camarógrafo del documental se convirtió en mi cómplice para entrar oculto en su ropa un cartel con un mensaje para Luis Miguel. Tuve nuevamente la dicha de pasarlo sin problemas por el cordón de seguridad, que Luis Miguel se tomara el tiempo de leerlo mientras lo señalaba y me regalaba una hermosa sonrisa, acompañada de una mirada tan dulce como seductora. El mensaje decía “Es imposible plasmar en palabras lo que tú me haces sentir. Euge”.

Esa noche teníamos previsto salir unos minutos antes del concierto para correr hacia el aeropuerto, ya que sabíamos que Luis Miguel saldría del recinto con ese destino. Queríamos despedirlo, pero también se hacía muy difícil sacrificar algunas canciones. Un par de clubes de fans, que estaban en primeras filas, optaron por irse 30 minutos después de iniciado el concierto, puesto que querían estar completamente seguras de poder llegar a tiempo al aeropuerto internacional, el que queda bastante retirado del Movistar Arena. Nosotras nos arriesgamos hasta la última canción, la que por cierto disfruté entre lágrimas ante la inminente despedida.

Corriendo hacia el estacionamiento mientras finalizaba el concierto

Salimos eyectadas del auditorio, y cuando encaramos hacia el estacionamiento nos encontramos con un gran problema, no podíamos ingresar hasta que el señor Luis Miguel dejara el recinto. Tuvimos que rodear la manzana, correr para intentar llegar al auto por otro ingreso, algo que logramos pero que nos hizo perder tiempo muy valioso. Cuando por fin salimos a la calle un embotellamiento de autos nos detuvo en la esquina, pues coincidimos con la salida de la comitiva de Luis Miguel, razón por la cual habían detenido el tráfico vehicular. Cuando por fin pudimos abrirnos paso, volamos hacia el aeropuerto sabiendo que íbamos varios pasos detrás de él, y sin permiso para cruzar semáforos en rojo. En uno de los cruces ferrocarriles nos topamos con el paso del tren, el que no fue uno solo sino dos, y eso nos retrasó aún más. No podíamos creer semejante mala suerte. Una vez que tomamos la autopista pudimos aumentar la velocidad, pero así y todo parecía que no llegábamos. Estando a 5 minutos del aeropuerto nos habló la directora del documental, para pedirnos que nos apuráramos porque ya había llegado Luis Miguel. Estábamos tan cerca, pero nos faltaban algunos minutos que se hicieron eternos. La próxima llamada fue para decirnos, “¿Dónde están?, Luis Miguel se bajó y está saludando de mano a cada una de las fans apostadas acá”. Parecía que no llegábamos nunca, y cuando por fin lo hicimos se cerró el portón, y con él nuestra posibilidad de despedirlo de Argentina. Yo me sentí mal por no haber estado ahí para decirle, aunque sea de lejos, “Adiós Miky, buen viaje, cuídate mucho, y gracias por tanto. ¡Te quiero!”. Pero escuchar los testimonios de las chicas que estaban allí, tan felices y emocionadas por el gran gesto que había tenido con ellas, me reconfortó el alma. Cuando pude ver los videos de ese momento no pude creerlo, fue realmente un momento precioso y muy emotivo, y de inmediato entendí todo. Yo había tenido mi momento soñado días atrás, y ahora les había tocado el turno a estas aguerridas fans que le habían demostrado tanto cariño y admiración durante su estadía.

Fans esperando la llegada de Luis Miguel al aeropuerto para despedirlo

Esa noche fue doblemente movilizadora, no solo por la despedida a Luis Miguel, la finalización de unos hermosos días con mis amigas, sino también porque allí grabamos las últimas escenas para el documental. Sentía que demasiadas cosas bellas habían llegado a su fin, y no era fácil gestionarlo. Pero respiré hondo, miré al cielo, y le agradecí a Dios la bendición de haber cumplido mi ansiado sueño, de tener la oportunidad de contarle al mundo, en pantalla grande, lo feliz y orgullosa que me siento como fan del artista latino más importante de la historia, y de haber pasado momentos tan lindos como inolvidables con mis amigas del alma y mi hermana.

Con el gran equipo del documental

Muy pronto les estaré compartiendo historias y vivencias de otras fans, mientras llega el momento de volver a relatarles las mías propias.

Euge Cabral

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