Todo por su amor (Parte III)

Euge Cabral
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Llegó por fin la semana por la que llevo esperando desde aquel 27 de octubre de 2012, día en que mis ojos te admiraron por última vez. Ha sido muy difícil sobrellevar este tiempo sin ti, porque tienes la cualidad de hacerte necesitar muchísimo. Pero Dios me regala una nueva oportunidad de disfrutarte, y no puedo estar más agradecida y feliz.

Mi corazón se inquieta, no deja de latir velozmente, cuando pienso que me separan unas pocas horas de encontrarme con tu mirada, esa capaz de embriagar mis sentidos y arrancarme de este mundo.

Los fans de Argentina ya estamos viviendo en un universo paralelo, porque todo gira en torno a tu visita. Nos estamos preparando para dejar la cotidianeidad de lado, y dar paso a momentos intensos que involucran nuestros sentimientos más genuinos, esos que sólo tú generas. Estamos deseosos por dejarnos hechizar por tu voz, tus encantos, y tu virtuosismo que supera los límites de la razón. 

Ha sido fabuloso leer tantas críticas positivas, por parte de los medios de comunicación, en cuanto a tu regreso a Chile. El amor con tu público perdura y se afianza con el tiempo, así fue como cada noche de concierto se vivió a lleno total y con la euforia que se apoderó de los asistentes, quienes de pie corearon todos tus éxitos.

Un capítulo aparte es la posibilidad de admirar a tus seres queridos en primera fila acompañándote, sin dudas que la familia es un gran pilar en la vida de todo ser humano, y nosotros celebramos que te sientas amado y contenido.

Algo que no dejo de leer -en cada reseña de los fans- es lo feliz que te ven  en el escenario, y créeme que eso es todo lo que le pido a Dios cada día de mi vida, porque no hay nadie que se lo merezca más.

En otro orden de cosas, hace unas semanas que vengo compartiendo anécdotas de fans, que tienen que ver con las locuras que hemos sido capaces de cometer, motivados por esta pasión que nos alimenta el alma. Te invito, junto a mis lectores, a experimentar en carne propia, el amor que tus seguidores te profesan, a través de actos impensados: 

“Por la edad que tenía, creo que fue muy osado de mi parte ingresar antes de que comience el show. Tratando de ver si lo encontraba caminé por debajo del escenario donde quedaban los camarines, al ver que no había nadie seguí mis instintos, y proseguí por un pasillo largo, en el que al final había una puerta entreabierta, donde me asomé al escuchar voces con otro acento. Espié, estaba temblado muy nerviosa, y qué sorpresa fue verlo enfundado en un traje celeste y listo para salir. Caminó, se sentó justo en dirección a la puerta, y al verme se sonrió dejándome ver sus dientes hermosos, y yo… muerta de amor. En ese momento se acercó alguien a la puerta y la cerró, por lo que pasmada decidí salir. Estaba feliz por haber estado tan cerquita a Luis Miguel, y por confirmar que aquel hermoso niño que veía por TV, que me enamoraba con sus canciones, realmente existía.

La segunda locura la hice al otro día de ese mismo concierto. Me acerqué al hotel para ver si aún estaba Luis Miguel, y al llegar a la esquina vi un bus, por lo que corrí a preguntar y me dijeron que aún estaba. Nos quedamos a esperar para verlo salir pero, para alegría de todas, vino el conserje y nos invitó a pasar a saludarlo. ¡Nos iba a recibir! corrí tan rápido que fui la primera en llegar y al verlo le di un beso, un abrazo, y lo único que me nació decirle fue “Sos hermoso”. Él sonrió, preguntó si habíamos ido al show y que nos había parecido, respuesta que no pude darle porque no podía hablar, al estar muerta de amor y apreciando su belleza. Cuando salimos esperamos  para verlo partir, momento en que lanzó besos al aire y saludó desde el bus, pero no me conformé, decidí correr al lado del bus tirándole besos y saltando como una loca. Miky sonreía y me saludaba, situación que se repitió por cuatro cuadras cada vez que el autobús se detenía por el semáforo. En un momento él se acercó a la ventanilla, la abrió e hizo gestos como que me cantaba, luego me tiró un beso y yo… ¡Nada! Caí derretida y me desmayé, quedando tirada en la vereda y llorando. ¡Imagínense! Fue mi mayor recuerdo y esto sucedió en Posadas, Misiones” Gladys Brito- Misiones, Argentina 

“He aquí una de mis grandes locuras cometida en pos de Luis Miguel: Fui enviada por el colegio en donde trabajaba a un congreso de escuelas bilingües a Laguna Verde, Veracruz, y lo hice con una compañera que estaba muy lejana de conocer mi pasión Luismiguelera, y mucho menos mis alcances cuando de Miky se trata.

Al llegar fuimos a cenar y, para mi sorpresa, había un póster anunciando que el día 12 de octubre (faltaban dos días) había un concierto de Luis Miguel en el Centro de Convenciones. No pude dormir pensando en cómo iba a hacerle porque tenía que ir a ese concierto, lo que significaba escaparme del congreso y cómo decirle a mi compañera, que era toda seriedad y cumplimiento.

Al día siguiente, antes de marchar para Laguna Verde, por obra del Espíritu Santo ya tenía los boletos para el concierto y en primera fila. Compré para mi compañera porque la enredé para que me acompañara, ella nunca había visto a Luis Miguel y acabó emocionándole la idea, así que planeamos todo y sólo faltaríamos a la última sesión del congreso, que era en domingo. Todo iba de maravilla, pero el sábado mi compañera se enfermó del estómago sintiéndose fatal y por ello no pudo ir a la actividad del grupo -fuimos a una ruinas prehispánicas y luego regresaríamos a una sesión por la tarde. Cuando terminó la excursión, subimos al autobús, y el grupo decidió ir a comer a un lugar alejado. Estábamos en la selva y, al ver que cada vez nos internábamos más y más, pregunté a qué hora regresaríamos, y la respuesta fue que ya no habría sesión, que sería de noche el regreso. Me  acalambré toda, el taxi estaba contratado a las 6 de la tarde para llevarnos al puerto con destino al show, y me dio tal desesperación que decidí bajarme del bus. Por fortuna, una chica que tenía un bebé también quería regresar porque su marido le iba a llevar al niño a eso de las 4 pm. La animé para bajarnos y aunque todos nos dijeron que era una locura, lo hicimos.

Cuando arrancó el autobús y nos quedarnos solas, nos dimos cuenta de la magnitud de lo que estábamos haciendo, pues escuchamos animales y sentimos estar en una película de Tarzán, pero sin ningún héroe alrededor. Fuimos por el camino tomadas de la mano y sin hablar, dando brincos porque se nos atravesaba algún animalillo, por suerte, ninguno agresivo.

De repente escuchamos el ruido de un motor, proveniente de un camión cargado de caña -con unos tipos medio encuerados-, y en vez de pedir ayuda nos escondimos. Estábamos con lágrimas a flor de piel, ya que el miedo nos tenía totalmente dominadas. Al pasar una hora vino una camioneta con un joven ingeniero, era solo y se veía decente, así que nos sacó de ahí hasta la carretera en donde ya tomamos un taxi para llegar a nuestro hotel.

Mi amiga ya estaba en el  lobby con las maletas, por lo que no me bañé ni nada, y nos fuimos volando a Veracruz a ver a Luis Miguel. Mi amiga quedó alucinada y realmente la pasamos increíble, pero aún el corazón me late con fuerza cuando me acuerdo de mi aventura en la selva.

Todo sea por Luis Miguel”. Martha Codó –DF, México 

“Hice varias locuras por Luis Miguel, pero la más reciente y más loca fue vender mi pelo para llegar a juntar el dinero que me faltaba para las entradas de los shows, a los que deseaba ir en este tour. Hacía tiempo que quería cambiar de look y no me animaba por miedo a que no me quedase bien, y créanme que no sólo me gustó, sino que también la ocasión lo ameritaba, ya que esta locura me permitió terminar de juntar el dinero necesario para las entradas que adquirí en este 2014” Nancy Francescutti –Rosario, Argentina

“Mi mayor locura fue viajar sola y por primera vez a México para ver a Luis Miguel en Acapulco, Monterrey, Veracruz, Distrito Federal, Chihuahua y Villahermosa” Mariana Flavia -Buenos Aires, Argentina

“Locuras hice muchas, pero he aquí algunas. Estuve desde la mañana en un bar, en la esquina del estadio Vélez Sarsfield, hasta la hora del comienzo del show, tomando y comiendo continuamente para que no me echaran, ya que esa zona se cierra con vallas cuando pasa Luismi con su comitiva. Con este plan lo logré y, cuando pasó, me crucé por delante de su camioneta. En ese momento grité tan fuerte que hasta me saludaron sus guardaespaldas. 

En la última cena de gala en La Rural, Argentina, no pude encontrar entradas porque se agotaron rápidamente, así que me fui hacia el lugar y me instalé en una puerta que se encuentra detrás del escenario, y no pude evitar el empujarla desde afuera, hecho que hizo  sonar una alarma. El Rey ya había comenzado y estaba cantando en el interior del lugar, y nosotras -otras fans y yo- le respondíamos desde afuera. Mientras tanto la alarma no se detenía así que comencé  a correr y me metí en un pasillo para poder ingresar por otra puerta con un plan B, esta vez me hice pasar por cheff, y exigí que me dejaran pasar. Se terminó la historia cuando la seguridad me sacó de patitas a la calle” Rita Crescente –Buenos Aires, Argentina

“Mi mayor locura de adulta, porque cuando adolescente hice muchas y muy locas, fue en el año 2008 cuando esperaba a mi tercera hija, Constanza. Supe de la fecha de parto cuando ya tenia mi entrada para ver a Luis Miguel el 21 de noviembre, así que sin mucho pensar le dije al obstetra que tenía un compromiso importantísimo ese día y que por favor adelantara el parto -era cesárea. Así fue como mi hija menor nació un 14 de noviembre, y le compré leche en tarro, le dejé la mamadera y partí rumbo a Santiago. Obviamente que al recital fui con mis puntos, pero fue emocionante, así que valió la pena”  Loreto Bórquez –Quilpué, Chile

“Esta locura, que casi me cuesta la vida, fue cuando mi Rey vino a Perú a presentar su disco “Busca una mujer“. Esa fue la primera vez que lo vi en concierto, después de haberme pasado siete años enamorada de mi cantante favorito. No recuerdo haber sido tan feliz como esa noche cuando lo escuché cantar y lo vi bailar con esos pasos tan singulares que siempre me volvieron loca, incluso en la actualidad. Casi entré en shock cuando terminó el concierto, salí del coliseo y caminé de regreso a mi casa con mi hermana cantando sus canciones. De repente vi salir su limusina y comencé a correr en dirección a él, con la única intención de aventarme al frente, pero mi hermana me sujetó con las justas y atónita me preguntó: “¿Qué haces, estás loca?”, a lo que respondí: “Es que si me atropellan él bajará a ayudarme”. Definitivamente gracias a Dios mi hermana me sujetó, y así como a los 15 años podía estar tan loca por él lo sigo estando hoy a los 40, que estando casada y con dos hijos solo cuento los días para viajar a Chile y poder verlo otra vez” Noelia Otero Kruger –Lima, Perú

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